La presión debe venir de los aficionados, no de la autoridad, indica Julio Téllez
Riesgo de que el Gobierno del DF no autorice a la empresa la temporada grande, advierte
Lunes 17 de agosto de 2009, p. a42
La sesión extraordinaria de café, chisme y vino a la que convocó la semana pasada en el restorán Tío Luis el promotor cultural taurino Jaime Rojas Palacios versaba sobre La fiesta en España, hoy, pero el coloquio inevitablemente terminó reflexionando en voz alta acerca de la improcedente suspensión de la temporada novilleril en la Plaza México por parte del empresario.
Participaron Julio Téllez, creador y director del programa Toros y Toreros, que desde hace 37 años transmite cada semana el Canal Once; el cosmopolita y entusiasta aficionado José Inocencio Rodríguez y el propio Rojas Palacios.
De entrada, el octogenario anfitrión y moderador recordó que hace 50 años en España abundaba la miseria y que por medio dólar, 6.25 pesos de entonces, se podía tener hospedaje y tres comidas. Que era tal el hambre del pueblo que en la plaza de Carabanchel, detrás de los tres no- villeros anunciados, partieron plaza ¡otros 30!, sin más satisfacción que pisar un ruedo vestidos de luces, pues había miles de novilleros con carnet. Transcurrido medio siglo, España ya no exporta figuras con hambre, sino figurines más o menos especuladores, sobre todo por la creciente disparidad entre el euro y el peso.
José Inocencio, conocido en el medio taurino como Chencho, quien acudió a la reciente encerrona de José Tomás en Barcelona y tiene varios años de asistir a las principales ferias en la península, observó: Allá la fiesta sigue siendo incluyente e intensa, incluso suntuosa. Prevalece el profesionalismo, el orden y la autoridad en todo. Se ve al público, a la empresa y a los medios antes, durante y después de cada festejo. Abundan los coloquios, hay muchos programas taurinos de televisión y una gran afluencia de turistas, como en el México de los años 70, editoriales con centenares de títulos cada año y un público emocionado más que relajiento
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“Es una fiesta –enfatizó Rodríguez– regulada por la tradición bien entendida, no por antojo de la autoridad o de las empresas, por eso prevalece el toro con edad y trapío. El presidente o juez de plaza es, tiene y ejerce autoridad, incluso sobre la policía, dentro del coso. Es un representante cuyas decisiones son respetadas.”
En contraste, Julio Téllez fue contundente: Siempre me he sentido incómodo o a disgusto en España con respecto a su fiesta, quizá porque en México he podido ver a grandes toreros hacer grandes faenas. En Madrid es un martirio soportar a los sabios del tendido. Por otra parte, nunca había visto un público tan entregado como con Morante de la Puebla este año. Público solemne más que sensible, apoya al valiente, al artista y al rejoneo, pero no acepta lo malo, así sean consagrados
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Sugirió Téllez que peñas y aficionados le organicen a la empresa una corrida con carretilla frente a la plaza, como en tiempos de Manuel Camacho Solís, que acabó por ordenar que ésta se reabriera con un patronato al frente. “Pero la presión tiene que venir de los aficionados, de las peñas, de los bibliófilos, no de la autoridad. Si se unen, Toros y Toreros está a su disposición. Yo hago la convocatoria en el programa el próximo lunes”.
Antes que presionar estamos haciéndole un favor a la empresa forzándola a reanudar la temporada de novilladas, si no la autoridad puede negarle el permiso para dar la próxima temporada grande. Es un movimiento de aficionados, no de gremios taurinos
, concluyó Julio Téllez.
Para encabezar ese movimiento de protesta los asistentes propusieron al Héctor Acevedo, presidente de la Porra Libre, quien aceptó.