Demanda no certificar al país en el respeto a los derechos humanos dentro de la lucha antinarco
Jueves 6 de agosto de 2009, p. 12
Nueva York, 5 de agosto. Al Departamento de Estado le fue negado emitir un informe en el que aprueba el respeto del gobierno mexicano a los derechos humanos en su lucha antinarcóticos –lo cual deseaba hacer antes del encuentro de Barack Obama y Felipe Calderón el próximo fin de semana– por decisión de un influyente senador demócrata, quien señaló la continua impunidad en las violaciones a las garantías individuales por las fuerzas de seguridad en el país vecino.
La acción podría congelar millones de dólares en fondos de la Iniciativa Mérida para México, y complicar la imagen pública que los presidentes de ambos países esperaban proyectar en la cumbre –programada en Guadalajara– de los mandatarios de los tres países de América del Norte.
El senador Patrick Leahy, presidente del subcomité que aprueba fondos para programas en el extranjero del Comité de Apropiaciones, explicó hoy que la ley aparta 15 por ciento de los fondos para la Iniciativa Mérida hasta que la secretaria de Estado reporte al Congreso que el gobierno mexicano está cumpliendo con varios requisitos de derechos humanos, incluyendo la fiscalización de oficiales militares y policiacos que violan esos derechos. Estos requisitos no se han cumplido, por tanto es prematuro enviar el informe al Congreso
, afirmó.
Al subrayar que él y un amplio segmento de este país apoyan las metas de la Iniciativa Mérida y se desea su éxito, Leahy advirtió que “la estrategia militar por sí sola no es una solución a largo plazo ni es aún claro qué es lo que puede lograr en el corto plazo. México requiere de fuerzas policiacas efectivas y un sistema judicial que funcione. En tanto perdure a estos niveles la demanda de drogas en Estados Unidos y el flujo de armas a México, será difícil neutralizar a los cárteles”.
El martes por la noche, el Washington Post reportó que Leahy había rechazado el plan del Departamento de Estado de emitir el informe aprobando el desempeño del gobierno de México en torno a los derechos humanos en la lucha antinarcóticos, requerido por la ley sobre la Iniciativa Mérida. Según funcionarios estadunidenses citados por el rotativo, el plan era emitir el informe favorable previo al viaje de Obama a Guadalajara para la cumbre de mandatarios de América del Norte, pero ese plan fue anulado después de que asesores de la oficina de Leahy informaron su desacuerdo sobre las conclusiones de la evaluación, citando en particular violaciones como tortura y desapariciones por militares y policías en la lucha antinarcóticos en México.
Ahora algunos funcionarios informaron al Post que están considerando elaborar una nueva versión del informe antes de presentarlo formalmente al Congreso, pero que eso podría ser postergado hasta principios de septiembre.
Con ello, México podría perder millones de dólares (están en juego un total de 100 millones sujetos al condicionamiento de la ley sobre la Iniciativa Mérida, o sea, 15 por ciento del total aprobado hasta ahora) si es que no se puede entregar esos fondos antes del fin del año fiscal, el 30 de septiembre.
Varias organizaciones de derechos humanos de ambos países habían presionado al gobierno de Obama a no emitir un informe favorable y congelar ese 15 por ciento de los fondos señalando los numerosos incidentes de violaciones de garantías por parte de fuerzas de seguridad pública –sobre todo militares– en la lucha antinarcóticos, ampliamente documentados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y organizaciones no gubernamentales en México.
Hace tres semanas, Human Rights Watch escribió a la secretaria Clinton solicitando no certificar que México ha cumplido con los requisitos sobre derechos humanos de la Iniciativa Mérida, y sobre todo no hasta que someta a militares a procesos judiciales civiles en estos casos.
Señaló la creciente cantidad de abusos graves
de militares durante operativos contra el narcotráfico y de seguridad pública, entre ellos violaciones sexuales, asesinatos, torturas y detenciones arbitrarias, como su preocupación, porque los autores de tales delitos no son debidamente investigados ni juzgados
.
Otras organizaciones, como la Washington Office on Latin America y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro también se sumaron a la oposición de una certificación favorable de los esfuerzos del gobierno de Calderón en abordar los abusos de derechos humanos por las fuerzas armadas de México en operaciones antinarcóticos.
Para contrarrestar estas denuncias, y reportajes sobre estas violaciones de derechos humanos en algunos de los principales medios (sobre todo uno en el Washington Post), oficiales de ambos gobiernos intensificaron labores en las semanas recientes para demostrar que México ameritaba una calificación favorable en ese rubro, incluyendo negociaciones entre funcionarios del Departamento de Estado y algunos legisladores claves, entre ellos Leahy, quienes habían expresado su preocupación sobre el asunto.
Pero al parecer no lograron convencer a por lo menos un legislador clave, Leahy, quien junto con otros empiezan no sólo a cuestionar el asunto de los derechos humanos, sino hasta la viabilidad de las premisas estratégicas de la actual lucha antinarcóticos dentro y fuera de este país.