Lunes 13 de julio de 2009, p. a45
Mañana, un alto funcionario del Gobierno del Distrito Federal se reunirá con el empresario de la monumental Plaza México, el doctor Rafael Herrerías Olea, veterinario, para despejar algunos asuntos que se quedaron pendientes desde el domingo de la semana antepasada, entre ellos la suspensión de la temporada 2009, debido a que el juez Ricardo Balderas se opuso a concederle una oreja a un novillero hace dos domingos.
Como se recordará, el magnate del embudo de Insurgentes sufrió tal ataque de irascibilidad ante la desobediencia del juez, que subió desde el callejón de la plaza hasta la fila 23 del segundo tendido de sombra para increpar al anciano seguidor Ricardo Balderas de viva voz, antes de arrancar el trapito que ostenta el escudo del Distrito Federal, aventarlo al suelo y pisotearlo con los relucientes tacones de sus puntiagudas botas en una demostración de jarabe tapatío, que pocos cronistas especializados registraron en las crónicas del día siguiente.
Una vez desahogada su furia, el doctor Herrerías suspendió indefinidamente la temporada de novilladas correspondiente al verano en curso, desafiando de tal manera el reglamento que le permite mantener abierta la Plaza México, mientras cumpla con la obligación de dar ocho novilladas y 12 corridas de toros al año.
Antes de poner en marcha este ridículo sainete, Rafael Herrerías se había comprometido a dar ocho novilladas y cuatro corridas de selección para aspirantes deseosos y hambrientos de la gloria, antes de iniciar en el otoño la temporada grande con las figuras internacionales que todo mundo quiere ver.
Sin embargo, en cuanto inauguró el serial veraniego salió con la novedad de que los tendidos de sol y sombra generales habían sido clausurados, impidiendo el acceso de los aficionados de menores recursos, con lo que inauguró una temporada del apartheid, misma que condimentó con la presencia de cadeneros de discoteca en las líneas divisorias de los tendidos numerados de sol y sombra, para evitar que los aficionados más inteligentes adquirieran los boletos más baratos para sentarse en las localidades más caras.
Hoy, Herrerías se reunirá con un señor de apellido Ávila, secretario de Gobierno del GDF y, dicen muy aficionado al dinero, con el cual arreglará sus diferencias para que el domingo entrante la México vuelva a lucir esplendorosamente vacía, como siempre desde hace 16 años, desde que la regentea.