l pasado 29 de junio 2 mil comuneros de la comunidad nahua de Santa María Ostula recuperaron cerca de mil hectáreas de un paraje conocido como La Canaguancera, en el litoral michoacano, municipio de Aquila. Se trató de una acción pacífica y legal que exige el reconocimiento de su territorio ancestral y de la policía comunitaria con la que están poniendo en práctica el derecho a la autodefensa de los pueblos, tribus y naciones indígenas del país.

El territorio recuperado, en el que en estos momentos se levanta el nuevo poblado de Xayacalan, forma parte de las 29 mil hectáreas que mantiene en posesión Ostula y sus 22 poblados anexos, medición actual realizada por la comunidad que contempla 10 mil hectáreas más de las dispuestas en una defectuosa resolución presidencial sobre confirmación y titulación de bienes comunales de fecha 27 de abril de 1964.

Se trata de un territorio nahua codiciado por las mineras trasnacionales, la delincuencia organizada, proyectos ecoturísticos y empresas inmobiliarias. Desde hace más de 40 años un grupo de supuestos pequeños propietarios de la comunidad vecina de La Placita inició la invasión de estas tierras comunales, no sólo para la siembra de papayas, mangos y tamarindos, sino para venderla al mejor postor. Desde los años 60 empezaron a enajenar las tierras y ya había venta sobre venta, a pesar de los amparos y medidas cautelares favorables a la comunidad.

El territorio nahua del litoral del Pacífico michoacano y la Sierra Madre del Sur representa unas 200 mil hectáreas pertenecientes a las comunidades indígenas de Ostula, Pómaro y Coire. Por el paraje hasta hace unos días invadido está contemplado que pase la ampliación de la carretera Coahuayan-Lázaro Cárdenas, y se habla también de la posible construcción de un puerto a granel para transportar a Manzanillo los materiales que la empresa minera Las Encinas, propiedad de la minera Ternium-Hylsa, extrae de la comunidad de Aquila.

En el nuevo poblado de Xayacalan entre los comuneros apostados en su recién recuperado territorio, se habla de los severos daños ambientales que la citada carretera tipo europeo, como la promociona el gobierno estatal, provocará en la zona costera.

Por lo pronto los nahuas de Ostula mantienen el control del territorio ancestral. Y de ahí, como dice Manuel, quien durante la recuperación resultó herido por los pistoleros de los supuestos pequeños propietarios, nadie nos saca. La comunidad ya rescató sus tierras y ahora tiene el derecho a defenderlas. No hay miedo, hay mucho coraje y decisión. Y pues en esto estamos todos juntos.

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