Chimalhuacán, Méx., 11 de julio. Desesperados porque sus hijos no tienen un espacios dónde realizar actividades físicas y artísticas, padres de familia de la escuela secundaria 5 de Febrero, a la que asisten unos 600 alumnos, cercaron con malla ciclónica la vía pública y allí, entre montículos de tierra, los adolescentes desarrollan sus actividades deportivas y artísticas, asignaturas obligatorias, además de recreativas.

Con más de dos décadas de funcionamiento, el colegio cuenta con registro de la Secretaría de Educación del estado de México, pero no tiene inmueble propio, sólo seis aulas que le presta la escuela primaria 5 de Febrero.

El plantel tiene un patio de menos de cien metros cuadradoss, apenas 32 centímetros cuadrados por persona, cuando la norma indica que debe haber 10 metros para cada alumno.

Félix Cigarroa Áreas, director de la primaria, aseguró que la secundaria pronto tendrá que desocupar los salones prestados debido a que la matrícula de los alumnos del colegio primario crece en cada ciclo.

Ante el riesgo de quedarse sin instalaciones, padres y profesores ocuparon hace 40 días la calle Mariano Rivapalacio, entre la avenida Organización Popular y la calle Acóatl, para exigir al gobierno municipal la donación de un predio.

El profesor Rogelio Miguel López, que participa en la protesta, explicó que la Secretaría de Educación no otorga terrenos y aunque el gobierno municipal sí tiene esa facultad, desde hace 20 años se ha negado a proporcionar uno y prefirió donar un predio de 10 mil metros cuadrados en el barrio Alfareros a una escuela preparatoria, que ni siquiera tiene registro oficial.

El ayuntamiento, en cambio, presentó una denuncia por la invasión de la vía pública, luego que los padres cercaron la vía Mariano Rivapalacio y allí, entre montículos de tierra, los adolescentes realizan ahora sus actividades físicas

Ese lugar, dicen, era un basurero, donde la delincuencia abandonó cuatro cadáveres en distintos hechos y se ultrajó a mujeres. Sobre esa área pública echaron más de 50 camiones de tierra para emparejar la calle, donde los estudiantes desarrollan ahora sus actividades.

Para la profesora Leticia Avendaño, la secundaria es tan pequeña que tampoco cuenta con laboratorios y los experimentos se tienen que hacer al aire libre. Se imparten los talleres de mecanografía y dibujo técnico, pero las máquinas están en malas condiciones y los jóvenes ni siquiera tienen restiradores para llevar a cabo prácticas, se queja. Amalia Martínez asegura que tres generaciones han pasado por esta escuela, una de sus hijas, de tercer grado, ha tenido conflictos con otras alumnas por el reducido espacio.

Claudia Canales cursa el tercer año y asegura sentirse un poco frustrada porque en la escuela prestada somos muchos, no se puede correr, jugar o bailar.