El concepto de niños de la calle ya esta rebasado y ahora se debe de hablar de población callejera, pues dicho fenómeno social ha evolucionado en los últimos años y hoy en día coexisten en el mismo espacio niños, niñas, jóvenes, mujeres, familias y personas adultas, consideró la organización civil El Caracol.

En el contexto del Día Mundial de la Población, el grupo de activistas que se constituyeron como asociación civil en 1994, alertaron sobre la falta de políticas públicas para atender de manera integral a este sector de la sociedad.

Es pertinente el desarrollo de políticas sociales focalizadas a prevenir y atender a este creciente grupo poblacional, que demanda el reconocimiento de su ciudadanía, la lucha contra la discriminación, mayor inversión en sus problemáticas de salud reproductiva, programas de vivienda digna, alternativas de capacitación laboral e inserción productiva.

Los integrantes de la asociación civil señalaron que la situación que enfrentan mujeres y niñas en situación de calle es doblemente compleja, pues son víctimas de prácticas sexuales de riesgo: es frecuente que se embaracen por abuso o violación sexual. La decisión sobre el producto del embarazo suele quedar fuera de su voluntad y en manos de las instituciones y programas encargadas de ayudarles. Su maternidad cuenta con muy pocos espacios de atención profesional y existe una negación inmediata al ser madre en la calle.

A decir de los integrantes de la asociación, esta profunda exclusión social por género es ignorada a tal grado que se carece de datos sobre su verdadera dimensión.

El Caracol cuenta con tres programas de apoyo: SOS, trabajo que se realiza en las calles y consiste en ofrecer a la población callejera alternativas educativas que le permitan reflexionar sobre la marginalidad y conductas de alto riesgo que enfrentan; Casa Transitoria y el proyecto Padres y Amigos, que busca fortalecer el apego familiar.

Por último, El Caracol advirtió que el número de embarazos en las calles, y por tanto la cifra de menores de cinco años, ha aumentado de manera exponencial, por lo que resulta necesario superar la idea de niños de la calle, pues ahora la población callejera comparte una misma red social de sobrevivencia y en conjunto ha gestado una cultura que le permite la transmisión de saberes y facilitan la supervivencia en un medio hostil.