Bagdad, 25 de junio. Cientos de indignados iraquíes se reunieron hoy alrededor de los escombros de un mercado de Bagdad donde el pasado miércoles explotó una bomba que causó la muerte de 74 personas, para demandar una mejor protección por parte del gobierno después de que las tropas de Estados Unidos se replieguen a sus bases, el 30 de junio.

Los iraquíes, que se reunieron en Ciudad Sadr, distrito chiíta de esta capital, donde estalló la bomba que, además, dejó 150 heridos, se abrazaban unos a otros y muchos maldecían a las autoridades.

La explosión ocurrió cuatro días después de que los soldados estadunidenses entregaron el control de la zona a fuerzas iraquíes.

Más de 200 personas han muerto en lo que va del mes en actos de violencia. Uno de los atentados más mortíferos, además del Ciudad Sadr, fue el que se produjo el sábado en la provincia de Kirkuk y que dejó 72 muertos, mientras este día se registraron nuevas explosiones de bombas.

Una de ellas tuvo lugar en la ciudad occidental de Falluja, en la provincia de Anbar, que causó la muerte de cinco soldados iraquíes y heridas a nueve militares estadunidenses, y otra frente a una terminal de autobuses en Bagdad en que perecieron cuatro civiles.

El primer ministro iraquí, Nuri Maliki, intentó tranquilizar a la población al afirmar que las fuerzas de seguridad de Irak están listas para protegerlos, y pidió que informaran al ejército y a la policía de cualquier ataque eventual. Le aseguramos que el país es más estable y seguro, manifestó.

Maliki también instó al mundo a denunciar el baño de sangre. Llamamos a la comunidad internacional, especialmente a los países árabes e islámicos, a tomar una posición clara y decisiva contra este crimen, dijo.

Las ceremonias de retirada tendrán lugar el lunes y el martes y será la fecha oficial del retiro de las ciudades iraquíes, cuya seguridad pasará totalmente a manos de las fuerzas de este país, un paso crucial hacia el desalojo total de los estadunidense de sus bases militares en Irak.

No obstante, las fuerzas estadunidenses estiman que habrá más violencia en Irak de cara al repliegue de las principales ciudades del país, señaló en Washington Geoff Morrell, portavoz del Pentágono, por lo que se mantendrán algunas tropas complementarias en algunas ciudades del país para cumplir un rol de asesoramiento y asistencia.