La clase
arís, distrito 20, una escuela secundaria, época actual. Un salón de clase en un barrio proletario es, para el realizador francés Laurent Cantet, el microcosmos ideal para describir la creciente composición multirracial de la Francia contemporánea, sus conflictos y sus acomodos y para analizar en un falso documental la relación de un maestro y sus alumnos adolescentes, y de todos ellos con el cuerpo docente y administrativo de la escuela, a través de una dinámica de poderes enfrentados que sacude los cimientos de la pedagogía tradicional, atenta siempre a la conservación del orden social y a la negación sistemática de sus contradicciones.
La clase (Entre les murs) está basada en la exitosa novela homónima de un profesor, François Bégaudeau, quien no sólo colabora en el guión, sino que también interpreta el papel protagónico. El también director de Recursos humanos y Tiempo de mentir, agudo observador de conflictos laborales y la espiral de abuso moral y simulaciones en que sucumbe un hombre desempleado, elabora en su primer acercamiento documental al ámbito escolar urbano un excelente trabajo de coordinación de jóvenes, en su mayoría hijos de inmigrantes, quienes interpretan sus propios papeles y expresan, en directo, el malestar de haber nacido y vivir en un país que los sigue considerando extranjeros. Una de las alumnas, Sandra afirma no sentirse orgullosa de ser francesa, al no tener un lugar digno en la sociedad en que ha nacido. Algo similar sucede con otros jóvenes protagonistas. La inadaptación genera en algunos comportamientos rebeldes, de agresividad a primera vista, gratuita, que paulatinamente los convierten en sujetos indeseables, casi irreductibles, a punto siempre de ser expulsados de la escuela, como es el caso de Souleimane, un adolescente seductor, hosco y muy vulnerable. El consejo de maestros, en su mayoría franceses de origen, debe lidiar con esta realidad compleja, cada uno desde sus muy arraigadas trincheras ideológicas. El profesor François busca imponer con dificultad su visión de un trato democrático con los alumnos, soportando su incomprensión frecuente y del resto de sus colegas. Un episodio elocuente, una salida suya del tono verbal adecuado, juzgada injuriosa por una alumna, lo coloca en una situación delicada. La cinta relata los esfuerzos del profesor por no naufragar en el desánimo y por no desistir de su creencia en una pedagogía de corte igualitario.
El proceso de filmación es fascinante: se inicia con la organización de talleres de actuación con alumnos y maestros, sigue la transformación del aula en un espacio rectangular capturado simultáneamente por tres cámaras digitales, todo en un frenético registro de voces y movimientos. La experiencia interactiva rescata la esencia del libro testimonial. Con manejo astuto de diálogos de confrontación y equilibrio de posiciones, el director amplía la perspectiva de la parábola social: el hexágono francés y sus contradicciones sociales contenido en un salón de clases. Ambicioso el cometido; el resultado, notable. Palma de Oro el año pasado y nominación al Oscar como mejor película extranjera.
Se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 12, 16, 18:15 y 20:30 horas y mañana a las 13, 16:30, 18:45 y 21 horas.