Republicanos buscan ocultar a involucrados durante el gobierno de Bush, dice la lideresa
enemigos combatientes
Admite la representante demócrata haberse enterado de vejaciones en Guantánamo y Abu Ghraib
Viernes 15 de mayo de 2009, p. 27
Washington, 14 de mayo. La lideresa de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, negó hoy ser cómplice de las torturas que aplicó la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a los enemigos combatientes
capturados por agentes y militares estadunidenses tras las invasiones de Afganistán e Irak, pero reconoció haberse enterado de las vejaciones a las que fueron sometidos los reos en Guantánamo y Abu Ghraib un año antes de que se hicieran públicas en la prensa de Nueva York.
Pelosi se vio forzada a responder a las revelaciones hechas la semana pasada por opositores republicanos, en el sentido de que la entonces presidenta demócrata del Comité de Inteligencia de la Cámara baja supo desde septiembre de 2002 que la CIA utilizaba la técnica de simulación de ahogamiento, conocida en inglés como “waterboarding”.
Las revelaciones hechas con base en información desclasificada de la CIA provocaron la irritación de compañeros de Pelosi en el Partido Demócrata, pero según la lideresa la versión busca desviar la atención de quienes realmente estuvieron involucrados en la autorización de las torturas durante la presidencia de George W. Bush.
El tema de las torturas ha generado un ambiente de controversias desde que prohibió su práctica el presidente Barack Obama, quien sin embargo se opone a la publicación de más fotografías que muestran los abusos cometidos contra presuntos terroristas
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En defensa de la tortura ha salido el ex vicepresidente Dick Cheney, quien afirma que la CIA tiene documentos que confirman que esa práctica sirvió para detener ataques contra Washington.
Pelosi dijo que en la reunión de septiembre de 2002 con funcionarios de la CIA y el representante republicano Porter Goss, le aseguraron que no estaba incluida la simulación de ahogamiento y que fue hasta febrero de 2003 cuando le confirmaron su aplicación.
Admitió no haber firmado una carta de protesta promovida por legisladores correligionarios, con el argumento de que eso no garantizaría la erradicación de la práctica. En 2004, la revista New Yorker publicó las primeras fotos con las vejaciones en Abu Ghraib.