En las farmacias de los establecimientos lo más solicitado fueron cubrebocas y antivirales
La ANTAD informó a consumidores que sus negocios permanecerán abiertos de forma habitual
Martes 28 de abril de 2009, p. 16
La ciudad de México comenzó a vivir ayer compras de pánico en los supermercados. En horas, miles de capitalinos compraron agua embotellada, verduras, frutas –principalmente cítricos–, pan de caja, carne de res, pollo y pescado, enlatados, leche, sopas… y dejaron vacíos los anaqueles. Anoche, las filas en las cajas eran interminables.
Inútilmente, la gente preguntaba por tapabocas y antivirales que, según los rumores, permitirían evitar el contagio. La respuesta en las farmacias era la misma: no hay
.
Mientras los adultos buscaban anticipar las compras de su despensa, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales, que integra a más de 17 mil comercios, exhortó a los clientes a evitar las compras de pánico y aseguró que sus tiendas permanecerán abiertas en los horarios acostumbrados, en tanto no haya una orden expresa en contrario del gobierno federal.
Durante todo el día, en distintos supermercados de la ciudad se vivió una inusitada jornada de compras para anticipar la contingencia, especialmente después de que la Organización Mundial de la Salud decretó la fase cuatro de su alerta por influenza.
En Wal-Mart y Superama de las Águilas los consumidores optaron por las carnes de res, pollo y pescado, y en los refrigeradores se quedaron los paquetes de cortes de cerdo. Se agotaron las naranjas y en la farmacia lo más requerido era el Redoxon y complejos vitamínicos.
También en el Costco y la Mega Comercial Mexicana de Tepepan se formaron grandes filas en las cajas, con carritos donde abundaban agua embotellada, harinas, granos. Casi todos han adoptado como medida de protección usar tapabocas, pero el estado de preocupación ha llegado a tal grado que cuando alguien estornudaba, de inmediato era observado como si cometiera una falta.
Las compras de pánico se acentuaron conforme la gente salió de sus trabajos. Los estacionamientos estaban llenos y había que esperar a encontrar un lugar para dejar el auto y la desesperación se reflejaba en los claxonazos. Y después, encontrar un carrito.
En el Superama de Río Churubusco y Eje Central la tienda ofrecía de primera mano concentrados de jugo de naranja, sopas instantáneas y detergentes. Muchos que llegaron antes tuvieron la suerte de encontrar carne de res, pollo y pescado en los refrigeradores. En éstos apenas quedaban menudencias y paquetes de cerdo y sus derivados.
Decenas de manos se llevaron toda la reserva de leche en polvo y en tetrapack, y lo mismo pasó en el área del pan de caja, en los enlatados, en frutas y verduras, y hasta en el anaquel de los refrescos.
Ayer se había dicho que la farmacia contaría con tapabocas, pero tampoco hubo y algunos preguntaron por un medicamento conocido como Tamiflu, que dicen que antes de la contingencia tenía un precio de 500 pesos y ni aun así hay en existencia.
Poco antes del cierre, las filas en el Sam’s de avenida Universidad llegaban al fondo de la tienda. Los clientes de esa tienda mayorista llenaron sus carritos con toda clase de abarrotes, pero para entonces las de leche de todas las marcas y presentaciones se habían acabado. Y apenas fue lunes.