Veracruz, Ver., 21 de abril. Con las elecciones en puerta y frente al gobernador priísta, Fidel Herrera Beltrán, el presidente Felipe Calderón llamó a ejercer los recursos públicos con probidad y sin color partidista.

De gira por tres municipios de Veracruz, el Presidente resaltó que los mexicanos no quieren dádivas ni regalos, y fue cuando anunció que desde hoy aumentan en 12 por ciento los recursos del Programa de apoyos directos al campo (Procampo), es decir, en 240 pesos por hectárea, por lo que quienes siembran cinco hectáreas recibirán mil 200 pesos extras.

Luego de entregar chequetones, como denominaron aquí a los apoyos por más de 500 millones de pesos destinados a productores agrícolas, el michoacano enfatizó que estos fondos no son nuestros, sino de todos los mexicanos.

Por ello llamó a ejercer esos recursos con probidad, con eficacia, con transparencia, rindiendo cuenta puntual de los mismos, sobre todo ejerciéndolos sin condicionamiento político alguno para nadie. Son recursos que no pueden ni deberán tener color partidista.

En democracia los bienes públicos son para el bien público. En democracia se deben ejercer los recursos y programas con imparcialidad, insistió, y se comprometió a trabajar con todos los gobiernos estatales y municipales sin importar filiación partidista.

Obras de modernización y partidismos

Pero, en contraste con este llamado, en el tercero y último punto de la gira presidencial, aparecieron los colores partidistas en las expresiones y en la ropa de los asistentes a la ceremonia de inicio de obras de modernización del entronque La Luz.

En un sector, varias personas con gorras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes gritaban arriba el PAN y encendidas porras en favor de Felipe Calderón.

En otra zona, veracruzanos vestidos con las características camisas rojas priístas lanzaban consignas de ¡Fidel, Fidel!, quien fue abucheado en varias ocasiones.

En ese contexto, Fidel Herrera Beltrán pareció aludir al discurso de su huésped panista y demandó identificar a los adversarios comunes de los mexicanos: la injusticia, la falta de oportunidades y la pobreza, ya que las otras cuestiones, las de la democracia, tocará discernirlas a los ciudadanos.

Caracolillo y planchuela

De visita en estas tierras cafetaleras, el Presidente aprovechó para resaltar su afición a este grano: “no lo perdono diariamente –refirió que consume cinco o seis kilogramos al año–, aunque ya me lo andan queriendo quitar”, se quejó.

Y recordó que cuando era niño compraba café en un molino del centro de Morelia, Michoacán. Iba por mi caracolillo y planchuela, molido mediano, que hasta la fecha se sigue tomando en Los Pinos. Puro café mexicano, señores.

De ahí que instruyó a Alberto Cárdenas, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, a crear una norma que obligue a las dependencias a comprar café mexicano y si es orgánico, mejor. Pero alguien en el público exigió que fuera veracruzano, y la respuesta fue que ahí nos vamos emparejando con todos.