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Dejó de ser un factor de vulnerabilidad de las finanzas y la economía familiar, afirma

Hacienda: la deuda pública ya no debe causar angustia a mexicanos

El débito total pasó de representar 28.8% del PIB en 1995 a 2.6% en 2008, expone

 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de abril de 2009, p. 23

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) afirmó que, a diferencia del pasado, la deuda del sector público ya no es un factor de vulnerabilidad para las finanzas públicas y la economía familiar y dejó de ser un factor de angustia para los mexicanos.

La posición de Hacienda fue difundida a través del informe semanal del vocero de la dependencia, fechado el mismo día en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) autorizaba la línea de crédito flexible a México por 47 mil millones de dólares. El comentario sobre el endeudamiento también se emitió a pesar del acuerdo con la Reserva Federal de Estados Unidos para utilizar una línea de intercambio de divisas por 30 mil millones de dólares adicionales, y de que en la presente administración los empréstitos al sector público registraron un aumento de casi un billón de pesos.

La dependencia afirmó que la deuda pública total pasó de representar 28.8 por ciento del PIB en 1995, a 2.6 por ciento en 2008. A diferencia del pasado, cuando la deuda pública crecía exponencialmente y los prestamistas se alejaban de México, nuestro país está hoy sólidamente posicionado como un destino seguro para el capital, y la deuda ya no es un factor de vulnerabilidad para las finanzas públicas y la economía familiar, afirmó.

Para sustentar sus aseveraciones del menor peso de la deuda en la economía mexicana, la dependencia utiliza en su análisis un método comparativo entre el endeudamiento del sector público y el producto interno bruto (PIB), al cual define como la capacidad de pago de la economía, además de considerarlo un método para apreciar mejor “el ‘peso’ del endeudamiento”.

“A partir de 1996 la deuda pública total como proporción del PIB inició una marcada tendencia a la baja, principalmente por una sensible reducción de la deuda externa –que a partir de 2001 se ha mantenido por debajo de la proporción de deuda interna–, la cual pasó de representar el 28.8 por ciento del PIB en 1995, a 2.6 por ciento en 2008; una sorprendente reducción del 91 por ciento en términos relativos. Tal desendeudamiento externo ha estado acompañado de un crecimiento gradual del endeudamiento interno (como resultado de la exitosa política de migración de deuda externa a interna), que pasó de ser el 7.2 por ciento del PIB en 1995, al 15.9 por ciento el año pasado sin considerar el costo de la reforma al sistema de pensiones del ISSSTE y 18 por ciento, considerándolo”, puntualiza.

En el documento se insiste en que el total de la deuda pública pasó de representar 36 por ciento del PIB en 1995, a 20.6 por ciento en 2008, lo que significa que ésta disminuyó casi a la mitad en términos relativos durante los últimos 13 años. Incluso comenta: ya se ha explicado suficientemente que el aumento de la deuda interna de 2008 con respecto a la de 2007 fue resultado de (1) el reconocimiento de las obligaciones del gobierno federal asociadas a la reforma de la Ley del ISSSTE; (2) un endeudamiento adicional interno; (3) ajustes contables derivados del efecto inflacionario sobre pasivos indizados a esta variable y (4) una variación negativa en los activos internos del sector público federal. Dicho incremento no es motivo de preocupación para el control de la deuda ni constituye una posición en la que se ponga en riesgo la estabilidad económica.

Incomprendidos

En el informe del vocero, Hacienda aprovecha para aclarar informaciones publicadas la semana pasada respecto de que la evolución del riesgo país de México es un indicador de que aumentaban las probabilidades de caer en una moratoria de pagos.

El indicador, puntualizó la SHCP, no constituye una señal o medida sobre el riesgo de caer en moratoria de pagos (una moratoria de pagos, sea unilateral o negociada con los acreedores, siempre es una decisión soberana del país de referencia y no necesariamente guarda relación con el diferencial de tasas de interés de la deuda del país en cuestión respecto de las tasas de interés de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que es lo que mide dicho indicador).