e va a gustar su pintura, me anunció hace años Raúl Ponce de León, un torero de expresión excepcional que por aquel entonces tenía a la afición en un puño, luego de sus memorables tardes de novillero en la Plaza México, las cuales inspiraron a no pocos artistas plásticos, propiciando una admiración recíproca entre el coleta y el pintor.

Y es que en Reynaldo Torres la fiesta brava no es tema, sino sentido de vida y de vista, al grado de que, entre muchas otras de sus obras, se me quedó en la retina el mejor óleo de Luis Procuna que he visto, con unas resonancias postimpresionistas maravillosas, así como un dramático retrato de Juan Belmonte, pensativo y ausente.

Luego comprobaría que, como todo creador genuino, Reynaldo vuelca su emoción en el lienzo y a la vez habla con matizada elocuencia, con un sentido de la conversación hoy en desuso, lleno de planteamientos, interrogaciones, dudas, certezas y asombros, con unos tonos, un ritmo y una vitalidad, como la riqueza plástica de sus cuadros.

Espíritu intemporal de niño con sabiduría acumulada, este artista tijuanense seduce y envuelve, ya con su risa o su emoción, ya con sus conocimientos y sus hallazgos y, desde luego, con la energía que surge de una vida vivida como sólo la pueden vivir aquéllos que se asumen emperadores de su propia existencia.

Sin embargo, este hombre de gozoso compromiso estético y de inalterable vocación para celebrar y enaltecer la incomprendida y manoseada fiesta de los toros, hoy se encuentra postrado en una cama del Hospital Rubén Leñero, en las calles de Salvador Díaz Mirón y Plan de San Luis, a pocas cuadras de la estación del Metro Colegio Militar, luego de haber estado al borde de la muerte, tras reventársele una úlcera y perder mucha sangre.

Y aunque por las venas de Reynaldo Salvador Torres Urrutia corre más bien sangre de extraterrestre, su estado de salud requiere con urgencia sangre ARH positivo; para tal efecto no importa el tipo que se done, sino la disposición a ayudar, tener entre 18 y 65 años de edad, medir 1.55 metros de estatura como mínimo y no estar tomando medicamentos ni tener tatuajes en la piel.

Un hada, todavía existen, de nombre Claudia Cortés, puede proporcionar mayor información en el 04455 253 96270, e incluso hacer fila por usted, para obtener ficha de donador. La vida, lo mejor de la fiesta de los toros y el corazón generoso de Reynaldo Torres se lo agradecerán.