En el 34 aniversario de que capturaron a Jesús Piedra, exigen liberar a todos; es un dolor lacerante
Con Echeverría, la mayoría de secuestros políticos, pero siguieron, y ahora ocurren con Fox y Calderón
gobierno legítimoen Oaxaca, ocurrido el pasado día 6Foto José Antonio López
Sábado 18 de abril de 2009, p. 8
Hace 34 años, Jesús Piedra Ibarra fue detenido y desaparecido en Monterrey. Desde entonces, su madre, la senadora Rosario Ibarra, se dedicó a luchar por recuperarlo, a él y a cientos de líderes y luchadores sociales secuestrados desde el poder, en los 60 y hasta la fecha.
En entrevista, relata que a pesar de que es un dolor lacerante
, que siempre está presente, sigue en la batalla en contra de la represión gubernamental y la violación de derechos humanos, y junto con otras madres y familiares de desaparecidos políticos, ha logrado rescatar vivos a 148 desaparecidos.
A más de tres décadas de distancia, su hijo Jesús está siempre presente, no sólo en el medallón con su foto que siempre lleva al pecho, sino en la decisión de seguir buscándolo. Relata que fue en el sexenio de Luis Echeverría cuando se dio el mayor número de desapariciones políticas, y cita de memoria los nombres de los que han logrado recuperar.
Este mediodía, afuera de la Catedral Metropolitana, Rosario Ibarra encabezará un acto junto con las demás integrantes del Comité Eureka, para repetir una vez más el grito ya emblemático: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
La senadora Ibarra recordó que el 18 de abril de 1975, en una calle céntrica de Monterrey secuestraron a su hijo, Jesús Piedra Ibarra, de donde se lo llevó la policía para golpearlo y torturarlo.
“Después lo trajeron aquí, a México, al Campo Militar Número Uno; ahí lo vieron vivo.
“Han sido –explica– 34 años de luchar, de sufrir primero muchísimo, porque aunque toda la gente cree que a una se le olvida, no es así; es un dolor lacerante, incesante, que siempre está presente, pero aparte me he dedicado a luchar no sólo por la libertad de él, sino por la de todos los desaparecidos que ha habido en los gobiernos del PRI y del PAN”.
El primer desaparecido político –rememora– fue el profesor Epifanio Rojas, en Guerrero, durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. “Lo secuestraron dos militares –aunque luego dicen que el Ejército no se involucró–: el general Miguel Bracamontes y el mayor Antonio López Rivera, en 1969.
Delante de todo el pueblo, el general Bracamontes dijo: llévenselo al Campo Militar Número Uno; así que está clarísimo que era la cárcel no sólo de Díaz Ordaz, sino también de Echeverría, quien ahí mandaba a todos los luchadores sociales
.
Doña Rosario, como casi todos la llaman, fue fundadora del Frente Nacional contra la Represión, del Comité Prodefensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, conocido hoy como Comité Eureka; llevó a cabo dos huelgas de hambre, cientos de marchas y plantones, y logró que en septiembre de 1978 el entonces presidente José López Portillo anunciara una ley de amnistía, por la que fueron liberados mil 500 presos políticos; el regreso de 57 mexicanos que estaban fuera del país y el desistimiento de 2 mil órdenes de aprehensión, entre otras cosas.
De una lista de 700 desaparecidos, ella y el Comité Eureka han logrado recuperar a 148 luchadores, quienes “nos dieron testimonio de que vieron a muchos otros con vida. A veces no sabían los nombres, pero les poníamos las fotos y los reconocían. ‘Ahí está éste; ahí está esta muchacha que estaba embarazada’, señalaban”.
Detalla: “a Cristina Rocha Herrera se la llevaron embarazada, junto con su esposo; también a Teresa Torres de Mena, y nunca aparecieron ni los padres ni los niños.
“Me quedan 557 secuestrados políticos de todos los sexenios priístas, casi todos desaparecidos por Echeverría. Cada sexenio fuimos recuperando algunos; generalmente no menciono sus nombres porque se involucraron ya en sus trabajos cotidianos, excepto los que sigueron en la vida pública, como el ahora diputado Humberto Zazueta.
“Pero también recientemente, con Vicente Fox y con Calderón hay desaparecidos, y por eso vamos a realizar este sábado un acto frente a la Catedral, no sólo en recuerdo de la desaparición de mi hijo, sino por la perenne exigencia de libertad para todos los que siguieron después y los secuestrados políticos de antes, durante la guerra sucia de los 60 y 70, y los nuevos”.