Oaxaca, Oax., 16 de abril. Andrés Manuel López Obrador anunció que este viernes se reunirá con el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, para hablar sobre el asesinato de Beatriz López Leyva, quien era representante del gobierno legítimo en esta ciudad –perpetrado hace una semana– y, de ser necesario, presentar formalmente la queja correspondiente.

La cita la concertó de manera personal con el ombudsman nacional, con quien habló por teléfono antes de arribar a la capital de este estado, donde encabezó una asamblea en defensa de la economía popular. Ante el cuestionamiento del ex candidato presidencial por la impunidad que prevalece en la entidad, la gente coreó ¡asesino, asesino!, en referencia al gobernador Ulises Ruiz.

López Obrador empezó su intervención en la Alameda de León, donde la tarde de este jueves se concentraron miles de personas para escucharlo, con la condena al crimen de López Leyva. Ese es el propósito de la visita, dijo. ¡Justicia, justicia!, pidió la gente.

“Fue un asesinato vil y cobarde –definió el dirigente–, y quiero manifestarles a ustedes que el gobierno legítimo de México va a luchar y buscará que se esclarezca y encarcele a los autores intelectuales y materiales de este crimen”.

Cuando venía para acá –señaló– pensaba en lo difícil que está la situación en Oaxaca para dirigentes sociales y de oposición. Ha habido muchos asesinatos –y también vendidos, gritó alguien del público– y reina la impunidad porque ninguno de esos crímenes ha sido aclarado.

Por eso tenemos que decir: ¡ya basta!, y luchar entre todos para que termine la violencia en este estado, con un gobierno represor. Es tan difícil la impartición de justicia que no hay a dónde acudir. Ni modo que pedir aquí en Oaxaca que se aplique.

Recordó que la Procuraduría General de la República atrajo el caso de Beatriz López, pero ¿qué confianza podemos tener en esa institución que se ha dedicado nada más a proteger a delincuentes?, preguntó el tabasqueño.

“Venía reflexionando sobre ésto –continuó–, a quién acudir para exigir justicia, y lo único que pensé y llevé a la práctica fue acudir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No veo, se los digo sinceramente, otra instancia. Pedí ya una audiencia con el doctor Soberanes; me va a recibir. Lo voy a ver mañana (viernes) a las 10 para tratar este asunto del asesinato de la compañera Beatriz López Leyva”.

El público aplaudió la decisión, mientras el presidente legítimo les recomendaba mantener la exigencia de que haya justicia no sólo en este caso, sino en otros asesinatos que han ocurrido aquí en Oaxaca y que han quedado impunes.

Por eso –resaltó– tenemos que seguir con nuestro movimiento. No es posible aceptar este régimen de opresión, de corrupción y de privilegios que tanto ha dañado a Oaxaca y a todo el país. Si después del fraude electoral de 2006 no hubiéramos seguido con esta lucha, a estas alturas no habría ninguna esperanza para la mayoría de los mexicanos, sostuvo.

Citó como logros que el año pasado se impidió la privatización del petróleo y se logró la aprobación en la Cámara de Diputados de la Ley de Salarios Máximos, como un primer paso para que los altos funcionarios reduzcan a la mitad sus percepciones.

López Obrador arribó a Oaxaca cerca de las 5 de la tarde, después de que el vuelo que lo trasladaría de la ciudad de México a esta capital se retrasó una hora por la suspensión de operaciones aéreas que provocó la llegada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

De inmediato se dirigió a la Alameda de León, donde se llevó a cabo la asamblea, a la cual acudieron –en su mayoría– personas que no mostraron ninguna filiación partidista, aunque sí había militantes de PT, Convergencia y PRD.

Antes de que el ex candidato presidencial llegara al templete, ubicado de frente a la catedral de Oaxaca, los perredistas provocaron un pequeño altercado cuando el presidente del comité directivo estatal, Amador Jara, se subió a éste e integrantes de su mismo partido –colocados de cara al podio, con distintivos del PRD– le gritaron: ¡bájate! Uno que otro dijo: ¡fuera Ulises Ruiz!

Un joven subió al templete decidido a encarar al diputado local con licencia, pero el equipo de seguridad y logística de la asamblea lo detuvo, y él lanzó un golpe, lo que derivó en algunos empujones y jaloneos. El asunto no pasó a mayores, pero Amador Jara nunca se bajó del templete.

Tras su discurso, en el que López Obrador reiteró su solidaridad con los mineros de Cananea en huelga y expresó beneplácito porque obtuvieron un amparo, regresó al aeropuerto de Oaxaca a esperar el vuelo que lo llevó de nuevo a la capital del país, el cual tuvo un retraso de casi dos horas.

Ese momento fue aprovechado por integrantes de los partidos del Trabajo, Convergencia y PRD para tratar diversos asuntos con él, incluidas sesiones fotográficas con candidatos.