Roma, 8 de abril. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, volvió a hacer gala hoy de su particular sentido del humor durante un intento por alentar a los damnificados del terremoto que afectó el lunes el centro del país.

Al proponerles que no retornen a sus casas y permanezcan en los centros de asistencia, les dijo: “Aunque es absolutamente provisional... hay que tomárselo como un fin de semana de camping”, señaló al canal n-tv.

Según Berlusconi, quien visitó por tercer día los Abruzos, a cuyos residentes la catástrofe dejó sin techo y están refugiados en tiendas de campaña, no les falta de nada: hay medicinas, comida caliente y mantas para las noches.

El pasado martes, cuando visitó L’Aquila, capital de la región más afectada por el terremoto del lunes, Berlusconi recomendó una pausa laboral en las playas del mar Adriático a costa del Estado, mientras el gobierno realiza una lista de las viviendas dañadas.

Hasta ahora, unas 3 mil víctimas han sido trasladadas a hoteles y pensiones de la costa adriática.

El diario izquierdista L’Unità resumió así las palabras del multimillonario jefe del gobierno: Vayan a la playa, yo lo pago todo.

La cifra de muertos por el devastador sismo que sacudió el centro de Italia continúa aumentando, y ya son 272 los cadáveres sacados de entre los escombros.

El ministro del Interior, Roberto Maroni, había anunciado que los rescatistas seguirían buscando hasta Semana Santa y en torno a la capital de la región, L’Aquila.

En su visita a esa ciudad, el martes anterior, el primer ministro italiano habló de un plazo de búsqueda hasta el próximo jueves.

La Iglesia católica ha propuesto la celebración de un funeral estatal en L’Aquila el Viernes Santo, opción que están barajando las autoridades, según anunciaron.

En tanto, unos mil 500 ingenieros y técnicos inspeccionan los miles de edificios dañados, en prevención de posibles derrumbes ante una serie sucesiva de réplicas del devastador terremoto.

Desde el sismo del lunes, que alcanzó una magnitud de entre 5.8 y 6.2 grados en la escala Richter, se produjeron cientos de réplicas que desataron el pánico entre la población, movimientos que terminaron de derribar edificios y dificultaron las tareas de rescate.

En la tarde de ayer, una réplica en L’Aquila alcanzó 5.3 grados.

Berlusconi anunció en rueda de prensa que Italia rechazó diversas ofertas de ayuda humanitaria inmediata para las víctimas.

Sin embargo, el jefe de gobierno dijo haber hablado con algunos líderes extranjeros sobre un plan para que sus gobiernos financien de manera individual la restauración de una iglesia específica o un sitio de patrimonio cultural que ha sido dañado o destruido.

El primer ministro confirmó que los funerales previstos para el Viernes Santo serán oficiados por el obispo de L’Aquila, Giuseppe Molinari, quien se salvó milagrosamente del derrumbe de la sede histórica del arzobispado.

Además, las ceremonias serán presididas por el secretario de Estado y número dos del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. El Viernes Santo será declarado día de luto nacional en Italia.

Ante los miles de peregrinos italianos y extranjeros que hoy asistían a la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI anunció este miércoles que apenas sea posible visitará la región del sismo.

Mientras tanto, los socorristas continúan su extenuante labor de rescatar cuerpos de los escombros en la zona afectada por el terremoto, sobre todo en el casco histórico de L’Aquila.

La esperanza es la última en morir, pero es difícil mantenerla; el edificio se desplomó completamente, admitió angustiado el tío de uno de los jóvenes desaparecidos en la Casa del Estudiante, en tanto que otros parientes lloraban y una mujer se desmayó tras horas de ansiosa espera.