Divisas
Martes 7 de abril de 2009, p. 27
La idea de una divisa supersoberana de reserva, independiente de cualquier moneda nacional, ha atraído el interés luego de las declaraciones de Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco del Pueblo de China (BPC). Un panel de economistas de la ONU se unió a la refriega al abogar por una idea similar, y países como Rusia están también interesados. Sin embargo, sustituir el dólar estadunidense como moneda dominante de la reserva es poco realista.
Los obstáculos a la creación de una moneda supersoberana de reserva son formidables. Aunque un sistema así sea mucho más simple de instaurar y hacer cumplir que una unión monetaria global –una especie de euro para el mundo es algo imposible–, la afiliación tendría que ser voluntaria. Esto conlleva el riesgo de que el uso de la nueva moneda fuera muy restringido. (Una excepción sería si los países exportadores de petróleo y las pequeñas naciones comerciales, que podrían beneficiarse de la disminución del riesgo de volatilidad del dólar, adoptaran la moneda para sus transacciones petroleras y de otro tipo.)
Es posible, aunque poco probable, que una parte creciente del comercio global pueda llevarse a cabo en una moneda internacional, ya que ayudaría a contener la volatilidad de la tasa de cambio, pero usar la nueva moneda como valor de reserva para instrumentos como bonos sería mucho más problemático. Los gobiernos prefieren emitir deuda en sus propias divisas, a no ser que la desconfianza del mercado les impida hacerlo.
Una moneda de reserva requiere también credibilidad y amplio apoyo. Un observador ha comparado los DEG del FMI con el esperanto, la lengua universal artificial que sólo algunos excéntricos utilizan. Las divisas de reserva necesitan tener liquidez y el apoyo de los principales mercados de capital, y los DEG no puede competir con el dólar en esto. Administrar una moneda supersoberana implica también crear un banco central supranacional. Aunque la existencia de la zona euro confirma que, en ciertas circunstancias, algunos países podrían ceder el control de su moneda (que muchos perciben como parte de su soberanía económica), esto no significa que la política o la mecánica para hacerlo sean fáciles. Al menos, el predominio de EU en el FMI hace que no pueda cumplir el papel neutro que implican las ideas de Zhou.
De la misma manera, adoptar alguna de las principales divisas como alternativas al dólar no resulta buena opción. La credibilidad de la libra esterlina está bajo sospecha, luego de la severidad de la crisis económica del Reino Unido y el dramático deterioro de la posición fiscal del país. Y los miembros de la zona euro podrían sentir náuseas ante las cargas que acompañan al estatus de reserva (lo cual dificulta aun más el control de los inventarios de dinero). En cualquier caso, las crecientes preocupaciones por el impacto de la crisis sobre la estabilidad de la zona euro podrían socavar la candidatura de una sola moneda sola para tal papel.
Si una nueva divisa global de reserva es irrealizable, ¿por qué lo propuso entonces el ministro chino? Sus motivos podrían tener dos lecturas. China quiso enviar un mensaje sobre sus aspiraciones de influir más en las finanzas globales, en especial ante la cumbre del G-20 que se celebró en Londres el 2 de abril. También pretendería reiterar las preocupaciones que comparten muchos países por el posible impacto de la política económica estadunidense sobre la estabilidad del dólar. Los chinos, como muchos otros, temen que EU pretenda salir de sus deudas debilitando el dólar de manera dramática.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya