ace un año dijimos que, entre la crisis económica y financiera y la situación en Irak, el nuevo presidente de Estados Unidos tendría un difícil, por no decir imposible, inicio de gestión. El artífice de la invasión de Irak ya no está en la Casa Blanca y su nuevo inquilino ha dado muestras de una hiperactividad en varios frentes.
La principal prioridad del presidente Barack Obama ha sido la desastrosa situación económica y financiera. Ha conseguido que el Congreso de Estados Unidos apruebe un enorme paquete de estímulos
encaminados a reactivar la economía de ese país y poner un poco de orden en sus instituciones financieras. Ese paquete, junto con un presupuesto sin precedente, contempla el mayor gasto que el gobierno jamás haya autorizado. Se habla de casi 800 mil millones de dólares. Por otro lado, Obama ha presentado al Congreso un proyecto de presupuesto de 3.6 billones de dólares. La deuda interna de Estados Unidos ha rebasado ya los 11 billones (11 millones de millones). Estas cifras son estratosféricas.
Afganistán y la precaria situación en Pakistán también han sido objeto de su atención inicial. Además, Obama ha intentado enderezar la relación con Rusia y está buscando la manera de rehacer los contactos con Irán. ¿Dónde quedó Irak?
Para muchos observadores el caso de Irak se está resolviendo solo. El candidato Obama había prometido un retiro inmediato de las tropas estadunidenses. Luego, tras platicar con los dirigentes militares, aceptó un calendario para el retiro escalonado de dichas tropas. Sin embargo, antes de que tomara posesión, el Parlamento iraquí había ordenado el retiro de las fuerzas extranjeras. Su calendario es parecido al que estaban considerando los militares estadunidenses. Por su parte, los británicos y los pequeños contingentes de varios otros países habrán salido de Irak a finales de julio. Los de Estados Unidos permanecerán otro año y algo más.
Bagdad ha decidido que las fuerzas estadunidenses abandonen todas las ciudades y poblados para junio de 2009 y que salgan definitivamente de Irak antes de diciembre de 2011. Hace un mes Obama anunció el retiro de las tropas de Irak antes del 31 de agosto de 2010. Pero no será exactamente así. Ese retiro será más lento de lo prometido pues unos 50 mil soldados (de los 140 mil estadunidenses presentes en Irak) permanecerán hasta finales de 2011 en misiones de apoyo.
Durante años la ocupación de Irak fue una pesadilla. Luego, a partir de 2007, empezó a funcionar una nueva estrategia, llamada el surge, u oleada
de tropas. Se autorizaron unos 20 mil efectivos adicionales para controlar mejor ciertas regiones y barrios de Bagdad y convencer a la población de la bondad de la presencia militar estadunidense. El plan fue ideado y llevado a la práctica por el general David Petraeus (aunque el senador John McCain insistió en que él había sido el padre del surge).
El plan de Petraeus ha tenido éxito (cuando menos desde el punto de vista de Washington). De ahí que la situación en Irak haya dejado de ser una de las principales preocupaciones de Obama ya presidente. Hay un calendario para sacar a las tropas de ese país, aunque no se sabe qué pasará una vez que los iraquíes se hagan cargo de su propia seguridad.
El juicio de la historia será muy severo con George W. Bush. Su invasión y ocupación de Irak quizás sea uno de los capítulos que más críticas le granjee en su ya de por sí desastrosa gestión como presidente. Parece increíble que Bush haya podido desafiar a la comunidad internacional y embarcar a su nación en una aventura semejante. Cabe recordar lo difícil que fue para Franklin D. Roosevelt convencer a su país de participar en la lucha contra Hitler. Bush, en cambio, pudo engañar a su electorado con cierta facilidad. Pero no podrá engañar a la historia.
¿Cuál es el saldo de la aventura de Washington en Irak? Le ha costado casi 900 mil millones de dólares. Las bajas estadunidenses han sido 4 mil 260. Unos dicen que han muerto más de 100 mil civiles iraquíes, mientras que otros hablan de más de un millón. ¿Qué piensan los iraquíes de la aventura estadunidense? Según una encuesta llevada a cabo en agosto pasado por todo el país entre más de 2 mil personas, por las emisoras BBC de Reino Unido, ABC de Estados Unidos y NHK de Japón, un 70 por ciento de la población cree que el surge no ha servido de nada y otro tanto considera justificados los ataques en contra de las fuerzas de ocupación. Los iraquíes piensan que su seguridad ha ido empeorando y una mitad pide que las tropas extranjeras salgan ya de su país.
El presidente Obama ahora habla de la importancia de ir reforzando las tropas en Afganistán. Ya ha autorizado un pequeño aumento del contingente estadunidense y les pide a los demás miembros de la OTAN que hagan lo mismo. La reacción de Londres y otras capitales europeas no ha sido muy positiva. Históricamente Afganistán ha sido la tumba de las fuerzas invasoras. Así les fue a los soviéticos, y antes a los británicos. ¿Cómo pacificar un país ingobernable y encontrar a los que perpetraron los ataques del 11 de septiembre de 2001 y luego en Londres y Madrid? Esos terroristas se esconden también en aquellas regiones del noroeste de Pakistán que son igualmente ingobernables.
En esa lucha contra el terrorismo internacional Obama quiere evitar los excesos que autorizó Bush (y sobre todo Dick Cheney) en contra de supuestos sospechosos. La cárcel de Guantánamo se cerrará, pero aún no hay respuesta a la pregunta de dónde está Osama bin Laden.