Dirigentes magisteriales de 15 entidades del país denunciaron que ante el embate de la crisis económica se han incrementado las tasas de deserción y abandono escolar, en particular en las comunidades rurales, donde los niños dejan el aula para sumarse a las labores del campo como jornaleros.

En las regiones de montaña, afirmaron, las condiciones de pobreza han golpeado muy duro a las familias, lo que ha hecho disminuir el número de alumnos que llegan a clase, pues para muchos es un esfuerzo que se ha hecho incosteable. Los grupos llegan a tener tan sólo 10 o 15 alumnos, porque la mayoría debe sumarse a las tareas agrícolas de la familia para garantizar un sustento.

En el primer Pleno Nacional de Representantes Sindicales Democráticos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), convocado por el magisterio disidente del oficialismo, aseguraron que a la falta de recursos en los centros escolares, donde se carece de material didáctico para talleres y laboratorios, se suman condiciones de precariedad en el empleo para miles de docentes, lo que ha generado un incremento considerable de las consultas médicas de los maestros a fin de combatir el estrés.

En el encuentro, donde se presentó un avance del programa nacional alternativo de educación y cultura, así como las propuestas para elaborar un nuevo plan de acción hacia una jornada nacional de lucha, que incluirá un pliego petitorio nacional del magisterio, en el que se garanticen no sólo condiciones dignas de trabajo para el docente, sino también el acceso a un salario decente.

Por ello, llamaron a fortalecer la unidad del magisterio democrático y a hacer de la educación un tema de la agenda nacional, pues reiteraron su rechazo a las reformas al artículo tercero constitucional, así como a la imposición de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE).

Sergio Espinal, secretario general del Comité Ejecutivo Nacional Democrático del SNTE, afirmó que en las próximas semanas se consolidará toda una estructura de participación y de toma de decisión de la base magisterial, a fin de impulsar en todo el país un esfuerzo colectivo no sólo por el rescate de la escuela pública y por la democratización del gremio, también para establecer un nuevo proyecto educativo.

Los docentes también aseguraron que la ACE no sólo atenta contra sus derechos laborales, sino contra la propia formación de los alumnos, pues afirmaron que “se deteriora aún más la calidad pedagógica, lo que es evidente en los cursos de capacitación docente, donde se nos pide que como parte de los experimentos en el aula enseñemos las diferencias de peso y volumen utilizando un refresco de cola light y uno normal”.

Profesores de Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Baja California Sur, Quintana Roo, Guerrero, valle de México, Distrito Federal, Morelos, Querétaro, Veracruz y Campeche, señalaron que prevalece además un clima de represión sistemática contra el docente, a quien también se le ha incrementado la carga laboral ante la enorme cantidad de evaluaciones y reportes administrativos con los que debe cumplir.

José Luis Figueroa, dirigente del magisterio disidente en Zacatecas, afirmó que las autoridades educativas locales emitieron una circular para avisar a las escuelas que no exijan a los alumnos el requisito de traer uniforme de forma obligatoria, ya que los padres de familia no pueden costearlo. Dirigentes sindicales de Querétaro, Puebla y San Luis Potosí insistieron en que la desintegración familiar ocasionada por la migración, así como las condiciones de empleo precario en las regiones rurales, han favorecido una creciente deserción escolar, que comienza a ser muy preocupante.