Opinión
Ver día anteriorDomingo 15 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Migración a la baja
E

n un informe reciente del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos (HLSD) se afirma que el número (total) de indocumentados se redujo, al pasar de 11.8 millones a 11.6. En otras palabras, no sólo ha cambiado la tendencia general, que era de incremento constante, sino que incluso ha bajado el monto total de indocumentados. Sin embargo, un periódico local que retoma el informe destaca en la cabeza del artículo que el Flujo de paisanos a EU se elevó 50% en 8 años.

Estamos tan acostumbrados a la noticia de la que la migración mexicana crece y crece sin parar, que no le damos importancia a la verdadera noticia, de primera página: que la migración mexicana hacia Estados Unidos ha empezado a bajar por primera vez en más de 50 años. Lo curioso del asunto es que ni si quiera los que redactaron el informe se la creen, porque en el mismo documento sostienen que puede deberse a un error de muestreo. Aunque en los párrafos siguientes reconocen que el Pew Hispanic Center ya había informado al respecto. Y que Jeff Passel, el más reconocido especialista estadunidense en contar indocumentados, había afirmado que en 2007 se detectó una baja en el número global de indocumentados.

Según las estimaciones del censo estadunidense, en 2008 pasaron aproximadamente unos 290 mil mexicanos. Lo que sin duda constituye una muy buena noticia. En años anteriores las fuentes mexicanas afirmaban que se iban anualmente entre 400 mil y 500 mil connacionales. El 9 de julio de 2005, el Conapo, encargado de monitorear el flujo migratorio mexicano, informaba en La Jornada que se esperaba un flujo anual de 400 mil migrantes por año. Dos años después, el 25 de noviembre de 2005, La Jornada publica otra nota donde se informa que el Conapo estima en 500 mil personas el flujo anual de la migración mexicana. Cifra que, por cierto, fue muy criticada. Finalmente, en diciembre de 2007 el titular del Conapo informó que ese año pasaron la frontera 387 mil mexicanos, y explica que esta baja se debe a la recesión económica y la política de controles migratorios.

Es difícil sacar conclusiones certeras con esta danza de cifras, pero al menos se puede afirmar que las fuentes disponibles coinciden en señalar que hay una tendencia a la baja. Como quiera, llama la atención la diferencia de cerca de 100 mil personas entre la cifra del censo estadunidense y la del Conapo.

Por otra parte, de acuerdo con otros indicadores, se percibe una tendencia a la baja de la migración en tránsito y en el volumen total de las deportaciones, tanto mexicanas como estadunidenses. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Migración informa que fueron deportados 240 mil 264 extranjeros en 2005. Ese año se llegó al tope máximo, pero luego la tendencia empezó a bajar de manera muy pronunciada. En 2008 sólo se reportaron 94 mil 891 casos de deportación, sin haber cambiado sustancialmente las políticas de control migratorio mexicano. Al parecer, la migración centroamericana y sudamericana que pasa por México rumbo a Estados Unidos ha decrecido de manera muy significativa.

Lo mismo se reporta en el otro lado. En 2005 fueron deportados un millón 93 mil 382 mexicanos, y en 2008, 854 mil 261, lo que significa una disminución de 20 por ciento en ese periodo. Las cifras sobre deportaciones son una papa caliente, porque pueden influir muchos factores, además de que no se trata de personas, sino de eventos. Como quiera, es uno de los indicadores que pueden señalar tendencias generales y con esta información se suelen definir políticas.

Todavía es difícil afirmar que se trata de una tendencia establecida, pero ciertamente hay varios indicios de que ésta se va a mantener a la baja. En primer lugar, por la crisis y el desempleo, que ha llegado a 10 por ciento para el caso de los latinos. En segundo término, por el éxito relativo de la política disuasiva llevada a cabo por Estados Unidos; los migrantes pagan 10 veces más para poder cruzar la frontera y el número de muertos se ha triplicado. En tercer lugar, porque los que financiaban a los nuevos migrantes eran los familiares que vivían y trabajaban en Estados Unidos y ahora están en situación difícil. Un cuarto elemento es el cambio en el patrón migratorio. La migración mexicana desde hace más de una década dejó de ser circular y se convirtió en definitiva. Este cambio es resultado directo de la política migratoria estadunidense, de incrementar los costos y los riesgos del cruce subrepticio, lo que desincentiva y pone trabas a cualquier proyecto de retorno. De ahí que el volumen total de la migración indocumentada se haya incrementado año con año hasta llegar a un nivel de saturación.

A pesar de las diferencias, las cifras de ambos países parecen confirmar que se ha llegado al tope máximo, tanto en el volumen general de migrantes como en el flujo de salida. Todavía está por definirse si se trata de un asunto coyuntural o estructural. Sin embargo, llama la atención que la retórica oficial no se atreva a afirmar y utilizar políticamente esta nueva coyuntura. Si la migración va a la baja, hay que difundirlo a los cuatro vientos y quitarle presión a un tema que se ha estado sobrecalentado por varios años. Es alarmante que sean los organismos estadunidenses los que llamen la atención sobre el asunto, y que en México destaquemos la información contraria.