Todos, en el algún punto de la vida, tomamos una postura frente a Dios, asegura el director
La película ha participado en 20 festivales internacionales y ha cosechado nueve premios
Decidimos cambiar el marco original, protestante y danés, por uno mexicano y católico
Domingo 15 de marzo de 2009, p. 8
El pasado viernes se estrenó la película Desierto adentro, dirigida por Rodrigo Plá y protagonizada por Mario Zaragoza, Jimena Ayala, Dolores Heredia, Luis Fernando Peña y Diego Cataño; la cinta narra la historia de Elías, quien ha cometido un gran pecado contra Dios y está convencido de que sobre sus hijos caerá la condena de una muerte prematura.
Queriendo detener el temible castigo, dedicará su vida a construir una iglesia para obtener el perdón de Dios. La historia es narrada a través de la mirada de Aureliano, el hijo más joven y vulnerable, quien retratará la saga familiar en retablos religiosos. Una vista a la época de la Guerra Cristera en México.
Desierto dentro ha participado en más de 20 festivales internacionales, donde ha cosechado nueve premios, entre ellos el Mayahuel, por mejor película, en el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara, y el Coral, por mejor fotografía, en el recién Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba; es la película más nominada al Ariel, en 11 categorías.
La ayuda de Kierkegaard
En las notas de producción Rodrigo Plá menciona el origen de la historia y el desarrollo del guión: “La idea primaria se genera a partir de la lectura del filósofo Soreen Kierkegaard, en particular los diarios donde da cuenta de su vida. El padre de Kierkegaard vivió con la convicción de que Dios habría de castigarlo arrebatándole a sus hijos de forma prematura por un pecado que él había cometido.
La existencia de Kierkegaard estuvo marcada por esa culpa y la imagen de un Dios vengativo e iracundo. Esa esencia se conserva en la película, aunque decidimos cambiar del contexto original, protestante y danés, por uno mexicano y católico. La realización del guión fue un proceso muy largo, donde hubo restructuras muy severas, una de ellas ocurrió al contextualizar la historia en México, y otra muy importante fue la definición de la estructura en capítulos. Naturalmente investigamos sobre la Cristiada, un periodo muy interesante y seductor, pero con la cabeza clara en que ése no era nuestro tema, que nuestra historia era la de esa familia, esa culpa, ese castigo, esa locura.
Específicamente sobre la época en que se desarrolla la película, Plá dice: La Guerra Cristera funciona dentro de la película más como contexto que como tema en sí mismo. Sabíamos lo que queríamos contar y por las características que revistió ese conflicto religioso nos era propicio para justificar ciertos sucesos que eran la sustancia de nuestra trama: la ausencia de los curas en el campo y por tanto de una guía espiritual clara, la prohibición del culto público y el cierre de los templos, la exacerbación religiosa, todo esto daba credibilidad a ciertos aspectos necesarios en nuestra historia. La religión, o más específicamente el fanatismo religioso, sí es uno de los temas de la película. Ateos o creyentes, todos en el algún punto de la vida tomamos una postura frente a Dios, a la existencia de Dios. Por otro lado, la religión es un determinante cultural que también nos atraviesa, nos guste o no, vivimos en una sociedad judeo-cristiana y nuestra moral está en gran medida estructurada a partir de ello. Las nociones del pecado y la culpa nos tocan a todos en mayor o menor medida. La religión es un tema polémico y difícil, justamente porque es profundamente humano, y esa es la razón por la cual nos pareció interesante cuestionarnos acerca de eso
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Interpretación múltiple
El director de El ojo en la nuca define su nuevo trabajo: “Para nosotros Desierto adentro es una película sobre los hombres, no sobre Dios, y son los hombres los que construyen en gran medida su suerte o su desgracia, como en este caso. Si Dios castiga o perdona deja de ser relevante, es Elías, el personaje central, quien no puede perdonarse a sí mismo, y es esa culpa enferma, esa determinación autoritaria y asfixiante de dedicar la vida, la suya y de sus hijos, a buscar la redención, lo que va destruyendo a la familia. Puede haber otras interpretaciones, ojalá las haya, si hay diversas lecturas será que la película da para entretenerse un buen rato.
“Nos gusta pensar que Desierto adentro no habla exclusivamente del fanatismo religioso, sino que podría ser un espejo de otros tipos de fanatismo, de la capacidad de destrucción que está latente detrás de cualquier idea o pensamiento que se erige de forma totalitaria, que no respeta la posibilidad de disentir y en última instancia se impone desde de la fuerza, sea física o sicológica. Incluso cuando esa idea se esgrime como algo supuestamente positivo para todos. Eso es lo que finalmente le ocurre a Elías, es incapaz de cuestionarse, la verdad, su verdad, es inapelable y es así que, en nombre de toda la familia, elige una forma de vida, una forma de muerte y una forma de Dios, sin tomar en cuenta el deseo de los hijos. Si esto es así, si de alguna manera puede verse como metáfora, entonces creemos que aún siendo una película de época, Desierto adentro puede tener un eco en cuestiones contemporáneas.”