Vigilado por un grupo de policías, el diputado local del PRD Tomás Pliego hizo un recorrido para mostrar la ocupación ilegal de las calles Río Danubio y Río Papaloapan, en la delegación Cuauhtémoc, por la embajada de Estados Unidos; los uniformados en todo momento le cerraban el paso cuando intentaba acercarse a la acera aledaña a la sede diplomática.

El legislador pedirá a sus homólogos de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que se cite a comparecer a las autoridades delegacionales y del gobierno central, para que expliquen el estado de excepción en que se ha convertido esta zona, que paulatinamente se ha convertido en una extensión de la misión estadunidense.

Cuando un restaurante ocupa parte de la banqueta tiene que pedir permiso y pagar los impuestos correspondientes; en este caso no se hace ni uno ni lo otro, expresó.

Ante el asombro y curiosidad de las persinas que hacían fila para tramitar su visa y el acecho de quienes resguardan el inmueble, Pliego constató cómo se impide el paso al peatón no sólo por la acera sino, incluso, por la calle que, acordonada con vallas, no sólo sirve de primer retén para los usuarios, sino también de bodega.

En una esquina del inmueble, sobre Río Danubio, puede observarse un conjunto de contenedores. Más adelante se encuentran las instalaciones techadas de uno de los accesos laterales, rematado, ya al final de la calle, por un estacionamiento que, todo parece indicar, está reservado para ciudadanos estadunidenses, el cual bloquea el acceso de la arteria. Espacio limitado a dos horas, advierte una leyenda en inglés.

La presencia del personal de resguardo fue inmediata y lo custodió durante todo el recorrido, lo que motivó un intercambio de palabras. No pueden pasar por acá, se van para el otro lado, le espetó uno de los uniformados. Estamos en la vía pública, respondía el legislador sin detenerse.

En el otro extremo lateral mostró cómo otra vialidad se convirtió en calle cerrada para colocar una caseta de vigilancia. A este ritmo, si se los permitimos, van a ocupar todas las calles, por lo que ya hay que ponerle un freno, apuntó.

Pliego se sumó al reclamo de la comunidad vecinal que, mediante una página de Internet, ha hecho pública la batalla legal y política que ha seguido para restablecer el estado de derecho y el respeto a sus garantías individuales.

La desaparición de estas calles es un asunto de interés público. La delegación Cuauhtémoc es la principal responsable de este atentado en contra del patrimonio del Distrito Federal, denuncian los vecinos, quienes, además, señalan que existe el temor fundado de que siga la invasión de más calles la embajada estadunidense.

Ante el nulo interés de las autoridades, los vecinos señalan que sólo queda sospechar que subyacen actos de corrupción de los funcionarios de la delegación para tolerar un daño tan grave al patrimonio y bienes del dominio público de la ciudad.

Más indignante resulta reconocer que esta tolerancia de actos repugnantes ha sido en beneficio de un gobierno extranjero frente al cual nuestra patria hace 150 años perdió más de la mitad de su territorio, apuntan.