Veinticinco días antes de que Édgar Sosa defienda por octava ocasión su título minimosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la báscula marcó 53.700 kilogramos, por lo que el 4 de abril deberá estar en 48.987, tope máximo permitido en su división para enfrentar al tailandés Pornsawan Porpramook, en Ciudad Victoria.

Entre cámaras de televisión y reporteros de la lente que ansiaban captar el pesaje, el monarca mostró una amplia sonrisa cuando José Sulamián, presidente del CMB, anunció que pudo haber llegado hasta 54 kilogramos un mes antes del pleito, como marca la reglamento del organismo.

Sosa comentó que vienen los días más difíciles de la preparación, no sólo para dar el peso, que eso nunca ha sido problema, sino para meterse de nuevo en el ritmo de boxeo y trabajar sobre el cuadrilátero por lo menos unos cinco asaltos cada día para llegar a punto a la cita.

El más serio aspirante a ser nombrado pugilista del año por la Comisión de Boxeo Profesional del Distrito Federal pone especial atención en el recorrido por todos los aparatos del gimnasio y sobre el encordado afina la velocidad en su golpes, ya que no piensa dar al asiático la más mínima ventaja.

En su oportunidad, Sulaimán comentó que los ex monarcas mundiales retirados que ahora buscan regresar al pugilismo lo hacen, seguramente, no sólo porque extrañan los reflectores que brinda la fama; les hace falta la gente que siempre los rodea, además del dinero que se ganan, pero el CMB sólo autorizará contiendas en las que no se ponga en peligro su integridad física, sentenció.