Jovencitas de las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal, que por carencias económicas no pudieron celebrar sus 15 años, ayer vieron realizado el tan anhelado sueño al recibir su tradicional vestido de fiesta donado por comerciantes de la Lagunilla y el Centro Histórico.

Para algunas menores era impensable la celebración, que en la ciudad de México se ha convertido en una tradición familiar, ya sea por falta de recursos económicos, problemas de salud, incapacidad o conflicto social.

Johana Magaña, madre de Ángel, un pequeño de apenas dos meses, ni siquiera pensó en la posibilidad de festejar su cumpleaños, ya que por ahora su proyecto de vida es tener un trabajo y continuar con sus estudios.

Pero los planes prioritarios de la pequeña madre son mejorar la calidad de vida de su hijo; sin embargo, Johana es quien verá por el futuro del bebé, porque su novio y padre de su hijo se alejó de ellos desde hace cuatro meses.

La fiesta, comentó, le entusiasma, por lo cual se registró en diciembre y actualmente forma parte del grupo de 323 quinceañeras que el próximo 4 de abril serán festejadas en el Zócalo por empresarios y autoridades del Gobierno del Distrito Federal. Los preparativos se han hecho con donaciones y la organización está a cargo del Instituto de la Juventud local.

Pese a las bajas ventas, registradas a consecuencia de la crisis económica, 400 comerciantes del Centro Histórico y la Lagunilla donaron 204 vestidos para las participantes. El resto utilizará los de algún familiar o simplemente será prestado.

Los problemas económicos han afectado al sector, reconocieron los comerciantes. Las tradicionales calles del Centro Histórico y Lagunilla, que se distinguían por la ventas de vestidos de fiesta –bodas, 15 años, comuniones, bautizo– lucen vacías porque ha habido una baja de hasta 70 por ciento, a quien bien le va es porque logra subsistir, expuso José Luis Santiago, representante de ceremonias del Centro Histórico.

De las tiendas donde los clientes eran recibidos por mujeres jóvenes envueltas en atuendos color pastel a toda hora del día, ya poco se conoce, porque desde hace ocho meses la gente ya no gasta en ropa; “muchos han tenido que cerrar, otros convirtieron sus negocios en baños públicos y hay gente que está casi quebrada, como los negocios de la calle Honduras”.

Santiago indicó que en dicha calle, los locales que antes se cotizaban son ahora cortinas cerradas, por lo cual comentó que con la fiesta de las quinceañeras queremos que el Centro Histórico se convierta una vez más en la primera opción de compra de la gente, aquí damos mucho más barato, aquí nació la primera casa de novias en México, por ello, aseguró, quieren que regrese la clientela.

En tanto, los comerciantes de Lagunilla dijeron resentir la situación difícil, y señalaron que en la zona se pueden encontrar buenos vestidos; hay una gran gama de telas y sobre todo se apuesta a la creatividad de los diseñadores, indicó Sergio Ramírez, representante de Ceremonias Lagunilla.

En la zona hay una tradición comercial, los negocios han pasado de padres a hijos, son cadenas de familias y somos gente especializada con reconocimiento internacional. Los diseñadores tienen cursos a nivel mundial, se van Estados Unidos y Europa a conocer la moda en telas, en la Lagunilla hay ropa de calidad”.

Ramírez aseguró que luchan porque la gente regrese, tenemos precios para los mexicanos. Tenemos de todos los precios, en las tiendas nos ajustamos al presupuesto del cliente.