El montaje de Don Giovanni, ópera de Wolgang Amadeus Mozart, marcará este jueves 12 el comienzo de la versión 25 del Festival de México en el Centro Histórico.

A partir de lo que el compositor austriaco apuntó en la partitura¸ considerando a su obra un dramma giocoso, los directores musical y de escena, Philip Picket, notable especialista en música antigua, y Mauricio García Lozano, uno de los más reconocidos creadores escénicos mexicanos, basan su propuesta sobre dicha ópera.

Según García Lozano, quien por primera vez dirige una pieza operística, la tipificación de dramma jiocoso es una muy buena pista de lo que está claramente en la partitura, pero también en el aspecto dramático de la historia.

Es una obra “en constante cambio, que va de lo simpático a lo terrible, de lo épico a lo frívolo. Por ello –continúa el creador escénico–, decidimos verla como una creación integrada por muchas partes contrastadas”.

Camas para un laberinto

Con escenografía de Jorge Ballina, sobre el espacio escénico se distinguen tres elementos, explica García Lozano.

Una plataforma sobre la cual se desarrolla la ficción, mientras que fuera de ella no la hay.

Otro elemento es una cama, “la cual se multiplicará conforme se desarrolla la historia. Cada una se irá encimando para generar una especie de laberinto simbólico que sirve para construir otros espacios.

“Estas camas se ven antiguas, tienen tres tonos de color y también son tres distintos estilos.

Un tercer elemento es un gigantesco espejo (cuyo peso es de aproximadamente dos toneladas) que gira, sube y baja por encima del espacio escénico.

La elección de los tres elementos básicos se debe a la interpretación que García Lozano hace de Don Giovanni.

“La idea es que Don Juan es un narciso, es el personaje que se busca a sí mismo y que finalmente se ahoga en su propia imagen.

Escena del ensayo general de la ópera de Wolfgang Amadeus Mozart, ayer, en el Teatro de la CiudadFoto María Luisa Severiano

La búsqueda de verse reflejado en tantas y tantas mujeres, al fin y al cabo es una exploración de verse reflejado él mismo. Por ello nos pareció que el elemento rector tendría que ser un espejo, explicó el director de escena.

El espacio que aquí se propone “no es el de reproducir un tiempo específico ni reproducir la ciudad de Sevilla, donde transcurre la historia.

“Se busca dar la sensación de que se trata de ‘otra época’, con un juego de interiores y exteriores, con una serie de ocultamientos, de espacios que a veces se abren o se cierran. Eso se quiere lograr con el elemento de las camas: presentar una visión moderna, arriesgada, cargada de simbolismo y sensualidad en lo que respecta a la puesta en escena.”

Prioridad a la inflexión musical

Respecto de la parte musical, el foso de la orquesta se levantó 80 centímetros, para ofrecer mejor acústica.

Philip Pickett, fundador del New London Consort y de Musicians of the Globe, da prioridad a la inflexión, a la articulación de las frases musicales. Su afán es que todo se entienda, imprimiéndole su propio estilo, comentó García Lozano.

Con un elenco integrado por Christopher Schaldenbrand (barítono), Catarina Coresi (soprano), Kimy McLarenm (soprano), Mikhail Kolelishvili (bajo), Raúl Hernández (tenor), Lucía Salas (soprano), Jesús Ibarra (bajo-barítono), Luis-Ottavio Faria (bajo); iluminación de Víctor Zapatero y vestuario de Jerildy Bosch, Don Giovanni, de Mozart, ópera en dos actos con una duración de tres horas y con intermedio, se presentará los días jueves 12 y 19 de marzo a las 20 horas, domingos 15 y 22, a las 17 horas, en el Teatro de la Ciudad. (calle Donceles número 36, Centro Histórico).