Transmitirán hoy documental del realizador Mauricio Acosta por The History Channel
México, igual que Colombia en los 80 en materia de secuestros
Los mexicanos están en un momento importante para darse cuenta de que ese delito es un arma de guerra, que si no se enfrenta como una sola unidad puede salirse de las manos, comenta
Lunes 9 de marzo de 2009, p. a16
En materia de secuestros, México enfrenta hoy una situación como la de Colombia en los años 80, expresó, en entrevista telefónica desde Bogotá, Mauricio Acosta, director del documental Secuestrados, que será transmitido en México este lunes por The History Channel, a las 21 horas.
En el documental se presentan los testimonios de muchas de las víctimas, entre ellos secuestrados que han sido liberados por las FARC o rescatados en acciones como la Operación Jaque.
Aparecen entrevistas con Juan Manuel Santos, ministro de Defensa de Colombia; Francisco Santos, vicepresidente; Andrés Pastrana Arango, presidente de 1998 a 2002; Óscar Tulio Lizcano, ex congresista; William Pérez, cabo del ejército; Luis Eladio Pérez, ex senador; Oscar Morales, Fundación Un Millón de Voces, y Jorge Eduardo Gechem, ex senador.
Otros entrevistados son Emperatriz Castro de Guevara, madre del capitán Guevara; Rafael Pardo, historiador; Jineth Bedoya, periodista; Myriam Torres, madre de Juan Camilo Mora; Rafael Mora, padre de este último, y Dorian Ospina, piloto comercial.
Acosta, quien recurrió a la recreación de escenas, añadió: “Yo diría que México está en un momento importante para darse cuenta de que el secuestro es un arma de guerra que si no se enfrenta como una sola unidad puede salirse de las manos, porque el dinero fácil, en grandes cantidades, corrompe todo. Los narcos no cuentan el dinero, sino que lo pesan”.
–¿Usted está por la aplicación de la pena de muerte a secuestradores?
–... Bueno... es difícil decirlo, pero sí merecen un castigo severo, porque algunos de ellos llegan a no tener escrúpulos; ven a las personas como mercancías; sólo como eso; las amarran de árboles, las meten en huecos, en chozas; las tienen en condiciones deplorables.
Lo que sí debe darse es la colaboración de la sociedad y el gobierno, porque siempre habrá gente que secuestre por dinero.
Los días y los números
Sólo de 1999 a 2001 hubo 17 mil secuestros en Colombia, pero los estudiosos remontan el fenómeno del plagio a principios de los años 70. Cada caso tiene su historia. Es imposible hablar de todos en un documental de una hora; por eso elegimos casos prototípicos.
En cautiverio o ya liberado, quien sufre o ha sufrido secuestro puede padecer locura, miedos, inseguridad, agresividad, rechazo, inestabilidad emocional o desesperación.
Acosta, quien ha filmado 53 documentales sobre los temas más diversos, comentó que el proyecto de Secuestrados nació en abril de 2007 a partir de una idea y propuesta de Miguel Brailovsky, vicepresidente de programación de The History Channel.
“La cara del secuestro en ese año era Ingrid Betancourt. Hicimos un trabajo de campo y liberaron a Ingrid y a otras personas que estaban en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Por esto, el enfoque del documental cambió por completo, pues no se trataba sólo de Ingrid, sino de un proceso más complejo, y decidimos filmar un documental en el que se contara la historia del secuestro en Colombia y por qué se ha mantenido.
“Nos dimos cuenta de que había que entender lo que le pasaba a la gente común. Nuestras fuentes fueron las muchas asociaciones de quienes han tenido o tienen familiares en cautiverio; algunas datan de los años 80. También platicamos con las personas que trabajan mucho con los secuestrados, con involucrados en programas de radio que colaboran con ellas y medios oficiales.
“Todo llevaba a la necesidad de contar historias humanas. Entre 1999 y 2001 llegó a haber más de 17 mil secuestrados. Una de las personas claves para entender la historia de ese fenómeno en Colombia es Francisco Santos, actual vicepresidente de la República, quien fue plagiado en los años 80 por Pablo Escobar, cuando era editor del periódico Tiempo, el más importante de aquí.
“En ese momento habían raptado a varios periodistas y nos dimos cuenta de que en esa década el narcotráfico profesionalizó el secuestro. (Santos) nos contó cómo fueron los ocho meses de su vida en el encierro. Otra persona importante es el presidente Pastrana, quien fue secuestrado por ser periodista y rescatado a la semana.
“Durante el gobierno de Pastrana aumentó el número de casos; fue en el proceso de paz. La guerrilla usó el secuestro para influir en el gobierno. Diferentes grupos armados, los paramilitares y los narcotraficantes también han utilizado ese delito para influir políticamente en los distintos gobiernos.
Pablo Escobar lo logró: al ser detenido, por un tiempo no fue extraditado gracias al secuestro.
Sobre el número de casos, precisó que no todos son o fueron reportados. Ahora, hoy, la cifra ha bajado. Hay un promedio de 500 a 3 mil secuestrados. De los que son canjeables, sobre todo militares, sólo quedan 46. Llegó a haber más de 3 mil en un año.
Sin control
–¿El secuestro está hoy controlado por el Estado?
–No, y es muy difícil de controlar. Este gobierno ha luchado, pero no ha podido, porque es muy fácil secuestrar. Por un tiempo los paramilitares también lo hacían y grupos de delincuencia común incurrían en ese delito para vender los cautivos a la guerrilla.
La sociedad se hartó de este problema porque se empezó a afectar a la gente común. El documental aborda la primera gran marcha organizada por muchachos a través de Internet, no por el gobierno, ni por grupos políticos ni ONG. Eso hizo que ya no hubiera secuestrados políticos; sólo militares y policías.
Añadió: “No podemos contar la historia de más de 17 mil secuestrados en un documental de una hora; por eso elegimos prototipos, como el del vicepresidente o de Emperatriz, madre de un capitán de la policía que falleció en cautiverio. Para ella su hijo sigue vivo porque las FARC no le han dado el cuerpo. La señora es mayor de edad, pero con un valor moral muy grande.
Hubo relatos difíciles de escuchar, emocionalmente. Sólo quien ha vivido esa experiencia lo puede entender. Quizá como documentalista o persona común tampoco lo pueda comprender. Es desgarrador. Este documental, me di cuenta, es personal, y lo tomé así por lo fuerte de las historias. ¡Qué difícil es hablar con alguien recién liberado! Hay cosas que no incluí por respeto.