El órgano administrativo desconcentrado de Prevención y Readaptación Social sólo es responsable de garantizar el orden en los seis penales federales del país, de los cuales tres son de máxima seguridad, uno de mediana, otro para reos que no enfrenten penas por delincuencia organizada o violación, y uno más para personas con desequilibrios mentales, informó ayer a La Jornada un alto funcionario de esa instancia dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal.

Aclaró que los penales estatales y municipales, como el de Ciudad Juárez –donde el pasado miércoles hubo una riña con resultado de 21 muertos–, dependen de las direcciones de prevención y readaptación social locales.

Sólo cuando ocurren motines o rencillas entre reos o procesados de cárceles locales, se envía, a petición de las autoridades estatales, policías federales y/o militares para restablecer el orden.

Una vez recuperado el control de la prisión que enfrente problemas de seguridad, los agentes federales se retiran y los custodios contratados por autoridades estatales vuelven a hacerse cargo de la vigilancia.

Sobresaturación carcelaria

El problema de las cárceles locales es que la mayoría están sobresaturadas, mientras las federales tienen ocupación de 75 por ciento, destacó.

A escala federal, los penales con más vigilancia son el del Altiplano (antes Almoloya), en el estado de México; el de Occidente (conocido como Puente Grande), en Jalisco, y el número tres, en Matamoros, Tamaulipas. En la zona perimetral de cada reclusorio están apostados cada día entre 140 y 200 agentes de la PFP.

La cárcel de mediana seguridad, conocida como El Rincón, se ubica en Tepic, Nayarit, tiene capacidad para más de 3 mil reos y la ocupan 2 mil 300.

La colonia penal de las Islas Marías está habitada por 2 mil 550 reos sentenciados por delitos comunes, y se ubica a casi 140 kilómetros del puerto de San Blas, Nayarit. El Centro Federal de Rehabilitación Sicosocial, ubicado en el estado de Morelos, tiene 270 presos que padecen algún desequilibrio mental.

Cada penal de máxima seguridad tiene 724 celdas, con una cámara que funciona 24 horas, y 750 que giran 360 grados. Nunca se apaga la luz que ilumina las celdas. En ningún caso se confina a más de tres reos. Cuando se trata de delincuentes de alta peligrosidad (capos de la droga, sicarios, sicópatas, asesinos en serie, secuestradores o violadores) permanecen solos, vigilados por un guardia todo el día.