Querétaro, Qro., 28 de febrero. Policías estatales y agentes de la Secretaría de Gobierno golpearon al poeta Julio Figueroa por increpar al gobernador Francisco Garrido Patrón durante su sexto informe.

El escritor interpeló al mandatario panista cuando leía el documento y le demandó aclarar el asesinato de Marco Antonio Hernández Galván, cometido el 27 de noviembre de 2004 e imputado al empresario Federico Ruiz Lomelí, a quien la Procuraduría General de Justicia exoneró por falta de pruebas.

En 2005 el poeta se desnudó frente al edificio de gobierno para exigir que el caso no quede impune, y en el anterior sexenio de Ignacio Loyola se pronunció públicamente contra la represión al ciudadano Eustacio Yáñez, acusado de atentar contra el entonces mandatario en lo que fue un accidente.

Este sábado la policía estatal cerró las calles aledañas al recinto oficial, y en Juárez y 16 de septiembre interceptó a Figueroa, quien recibió auxilio de Marco Antonio León Hernández, diputado local de Convergencia, y juntos ingresaron al Teatro de la República.

Los agentes fueron detrás de ambos y cuando Garrido Patrón agradecía el apoyo militar en materia de seguridad, Figueroa gritó desde un balcón: Crimen e impunidad. Caso BMW, 51 meses. De inmediato tres elementos de seguridad lo sujetaron.

El gobernador suspendió su discurso por un momento, mientras el presidente de la mesa directiva, el también panista Miguel Martínez Peñaloza, pedía respeto al poeta, quien ya no los alcanzó a escuchar pues fue expulsado del recinto.

Las diputadas Consolación González Loyola, del PRD, y María de Jesús Ibarra Silva, del PVEM, abandonaron el acto y pidieron a los elementos soltar a Figueroa. Luego les permitieron volver a la ceremonia al saber que el inconforme permanecería en la calle.

Se me echaron encima los tres que me vigilaban, uno de ellos adscrito a la Secretaría de Gobierno estatal, y sentí tres golpes en el estómago y uno en la cara, explicó el poeta, quien esperó a que Garrido Patrón saliera del recinto para volver a increparlo.

Antes, cuando aún no llegaba el gobernador, los oradores de PRD, Convergencia y PVEM –al emitir sus posturas– coincidieron en que el sexenio que concluye se caracterizó por el incremento de la represión y la opacidad.

Marco León Hernández, de Convergencia, dijo que quien se atreve a señalar errores o decir lo evidente, lo real, es denostado, ofendido, amenazado y reprimido.

La perredista Consolación González caracterizó al gobierno de Garrido por su obsesión de controlar todo e intervenir en organizaciones sindicales, partidos políticos, organismos autónomos y medios, rebasando las esferas de su competencia.

La verdecologista Ibarra Silva consideró que faltaron políticas públicas para solucionar las necesidades básicas de la población.