Por Rocío Sánchez
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Manifestación a favor de la despenalización del aborto en el Zócalo capitalino en la víspera de la decisión de la SCJN.
Foto: Archivo La Jornada |
El camino es largo y pasmosamente
silencioso. Atravesar el Panteón Civil de
Dolores en una mañana lluviosa de septiembre
no es un paseo atractivo, a menos que
se busque la reflexión en el “santuario para las
víctimas del aborto”. Es difícil imaginar a una
mujer que se someta a la interrupción legal del
embarazo en la ciudad de México, yendo días
después a “llorar la muerte de su hijo”, como
consigna una de las placas instaladas en este
pequeño lote, situado en los confines del lugar.
Quien quiera acudir a este lugar deberá
pasar primero por las miradas hurgonas de los
encargados y cuidadores, a quienes de tanto en
tanto hay que pedir orientación al sentir que la
caminata es interminable.
Al llegar al sitio, construido por organizaciones
de inspiración cristiana, la mujer se encontrará con
lo que parece una capilla al aire libre. A pesar de
que la delegación Miguel Hidalgo, administradora
del cementerio, aclaró que el santuario se encuentra
en un “lote particular, cuyos familiares dispusieron
hacer un área de oración”, por lo que no
violenta ningún aspecto de la Ley de Asociaciones
Religiosas y Culto Público, la escena no puede ser
más parecida a un templo católico.
El rector de la Antigua Basílica de Guadalupe,
Pedro Agustín Rivera, anunció que en el futuro
habrá un lugar donde los no nacidos recibirán
“cristiana sepultura”. Por ahora, no hay espacio
para ello. Algunas bancas, un altar, dos discursos
inquisidores, una imagen de Jesús crucificado y
una de la Virgen de Guadalupe fueron el último
golpe mediático que la Iglesia Católica y sus
grupos laicos pudieron dar contra la resolución
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
que declaró constitucional la despenalización
del aborto en la capital mexicana.
El camino a seguir
Si bien la resolución de la Corte allanó el camino
para ampliar el derecho a interrumpir el
embarazo a todo el país, en la mayoría de los
estados se antoja difícil que se alcance pronto
la despenalización. No obstante, existen varias
estrategias que pueden seguirse.
Dado que la decisión del máximo tribunal
sentó jurisprudencia en el tema, ésta puede ser
empleada como recurso para impulsar reformas
similares. “Uno de los mecanismos sería
impugnar, cuando se den las condiciones para
ello, las legislaciones de los estados”, explica el
abogado Pedro Morales Aché, entrevistado por
Letra S. Esto podría hacerse en el momento en
que se reformara lo referente al aborto en algún
Código Penal estatal, donde podría interponerse
una acción de inconstitucionalidad.
Otra oportunidad sería en caso de que se
imputara el delito de aborto a una mujer concreta,
quien debería interponer un juicio de
amparo. Sin embargo, el triunfo en esta situación
únicamente protegería a la persona que
interponga el recurso, explica el especialista.
Aún cuando se acumularan los cinco casos
suficientes para sentar jurisprudencia en cuanto
a una ley específica, ésta sólo es de observancia
obligatoria para los tribunales, por lo
que desencadenaría a su vez la necesidad de
más amparos si las mujeres o el personal de
salud siguieran siendo acusados por aborto.
Es decir, “la jurisprudencia obliga a los tribunales,
no a los legisladores, aunque aquí
sí es posible hablar de una obligación de
carácter ético de los legisladores de ajustar la
legislación a la jurisprudencia, pero no es una
obligación legal”, dice Morales Aché.
Lo más práctico entonces, sería que las
legislaturas de cada estado modificaran
sus Códigos Penales y así asegurar el acceso
generalizado a este derecho, aunque no
son vías excluyentes, según considera el abogado.
En esto coincide su colega, Fernanda
Díaz de León, del Grupo de Información en
Reproducción Elegida (GIRE), quien también
reconoce que la vía del amparo sería más
compleja porque “se necesita mucho más de
experiencia, de técnica jurídica; en ese sentido
puede ser una estrategia que aplique alguna
organización civil”.
Consultada sobre si se puede dar la despenalización
del aborto a nivel federal, Díaz de
León detalló que, si bien hay varias iniciativas
en este sentido en las Cámaras de Diputados y
Senadores, de ser aprobadas no tendrían gran
impacto en la salud pública o en la vida cotidiana
de las mujeres. “El aborto no es de competencia
federal. Aunque la figura del aborto sí
está contemplada en el Código Penal Federal,
aplica solamente para cuando el sujeto activo
del delito, en este caso la mujer, es servidora
pública federal o el aborto se lleva a cabo en
territorio federal que puede ser un avión o una
embarcación con bandera mexicana, es decir,
en situaciones límite”.
La mejor estrategia que puede seguir la
sociedad civil organizada que apoya el derecho
a decidir, consideró Díaz de León, es
dar a conocer en las legislaturas locales los
argumentos de la Corte o los argumentos con
los que los ministros sustentaron su veredicto,
haciendo conciencia en la ciudadanía, pero
también en las y los legisladores.
Crece la demanda en todo el país
Luego de la histórica decisión del máximo
tribunal el 28 de agosto pasado, el Partido
Socialdemócrata (PSD) anunció que promovería
leyes para despenalizar la interrupción legal
del embarazo en varios estados de la República;
el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
hizo lo propio en otras entidades y hasta el
Revolucionario Institucional (PRI) se sumó a en
algunas más.
Hasta el momento se han presentado iniciativas
en los estados de México, Veracruz,
Guerrero y Colima —prácticamente iguales
a la ley del Distrito Federal—, mientras que
algunos legisladores del PSD y PRD han anunciado
que propondrán las propias en Nuevo
León y Aguascalientes. En el debate público,
los grupos conservadores de Guanajuato y
Jalisco consideran a sus estados “protegidos”
ante intentos de legalizar esta práctica debido
a que, argumentan, sus habitantes “sí respetan
la vida”. Lo cierto es que su principal escudo es
el marcado catolicismo de sus gobernadores y
grupos en el poder.
En la entidad gobernada por Emilio
González Márquez se intentó, incluso, una
reforma a la Constitución estatal para “blindar”
al estado contra el aborto, promovida por
organizaciones civiles ligadas a la jerarquía
católica a fines de 2007. En enero pasado, la
propuesta fue rechazada por la Comisión de
Participación Ciudadana del Instituto Electoral
del estado. |