Por Marta Lamas*
En castellano género no quiere decir lo
mismo que gender en inglés. En español,
género es un término más amplio: se
refiere a la clase, especie o tipo a la que pertenecen
las cosas, a un grupo taxonómico, a
los artículos o mercancías que son objeto de
comercio e incluso a las telas. En inglés, gender
tiene una acepción restringida, que apunta
directamente a los sexos. Decir en inglés
“vamos a estudiar el gender” lleva implícito que
se trata de algo relacionado con la diferencia
sexual; decir lo mismo en castellano resulta
confuso e impreciso para las personas no
iniciadas; ¿qué género se trata de estudiar: un
estilo literario, un musical, una tela? En nuestra
lengua, la connotación de género como cuestión
relativa a la construcción de lo masculino
y lo femenino sólo se entiende en función
del género gramatical, y únicamente quienes
están en antecedentes del debate teórico en
las ciencias sociales comprenden la categoría
género como la simbolización o construcción
cultural que alude a la diferencia sexual y la
relación entre los sexos.
Además, el que en castellano los hombres
y las mujeres sean nombrados como género
masculino y género femenino provoca confusión
cuando se habla de género. Encima de
todo, como el feminismo puso de moda el
concepto de género, es fácil caer en el error
de que hablar de género o de perspectiva de
género es referirse a las mujeres o a la perspectiva
del sexo femenino. De hecho, en la actualidad
gran cantidad de personas, al hablar de
género se refieren nada menos que a las mujeres.
En muchas ocasiones se sustituye mujeres
por género. La utilización del término género
aparece también como una forma de situarse
en el debate teórico, de estar a la moda y de
ostentar un discurso cultural moderno. Para
algunas personas, hablar de género suena
más neutral y objetivo que hablar de mujeres
y menos incómodo que hablar de sexos. Al
decir “cuestiones de género” para referirse
erróneamente a cuestiones de mujeres, da la
impresión de que se quiere imprimir seriedad
al tema y quitarle la estridencia del reclamo
feminista. Por todo esto, lo que tendría que ser
solamente un concepto nuevo de las ciencias
sociales acaba por usarse de manera errónea.
Este uso equívoco —que se halla muy
extendido— ha reducido el concepto género a
un término asociado con el estudio de aspectos
relativos a las mujeres. Y quienes creen
que el empleo del término género les da más
seriedad académica, dejan de referirse a mujeres
y hombres como los dos sexos y utilizan la
expresión “los dos géneros”.
Una confusión conceptual
Es importante señalar que el género, en su
acepción de simbolización de la diferencia
sexual, afecta tanto a hombres como a mujeres
y que la definición de feminidad se hace
en contraste con la de masculinidad, por lo
que género se refiere a aquellas áreas —tanto
estructurales como ideológicas— que comprenden
relaciones entre los sexos. género es,
pues, un concepto relacional. Sabemos que el
significado de las palabras no es inmutable,
sino que se encuentra inevitablemente sujeto
los procesos culturales e históricos que impactan
su uso. Los conceptos establecen una
relación entre ideas; cuando éstas se modifican
ellos también lo hacen. Pero los cambios no
son tajantes ni se producen por decreto de
un día para otro, por lo que suelen persistir
las anteriores acepciones. A raíz de ello, es
común encontrar que distintos autores usan
tanto la palabra como el concepto género de
manera diferente, de acuerdo a sus tradiciones
intelectuales, a su formación o especialización.
Además, en muchos textos se utiliza género
como traducción de gender, olvidando que la acepción clásica anglosajona de gender es
sexo. ¡Qué confusión!
gender se traduce como sexo, pero también
como género. Pero cuando se traduce gender
por género ¿se alude a la clasificación gramatical
por la cual se agrupan y se nombran a
los seres vivos y las cosas inanimadas como
masculinos, femeninos o neutros, o se refiere a
la simbolización de la diferencia sexual?
Gender no es género
En inglés el género es “natural”, pues responde
al sexo de los seres vivos, mientras que en
otras lenguas, como el castellano, el género es
gramatical, pues a los objetos sin sexo se les
adjudican artículos femeninos o masculinos.
En una gran variedad de investigaciones y
programas se traduce gender como género y
no como sexo. Cuando en inglés se plantea la
necesidad de tener una gender perspective, con
frecuencia se está hablando de que hay que
manejar la información sobre hombres y mujeres,
que hay que hacer evidente la pertenencia
a un sexo de las personas que se estudia, y no
que hay que comprender el entramado cultural
de la simbolización. Cuando se dice que
ciertos estudios no toman en cuenta el gender,
¿significa que no se discrimina la información
por sexo o que no se comprende el impacto
de la simbolización de la diferencia sexual?
Cuando el término gender es traducido al
castellano hay que ver si el sentido original es
el de sexo o el de la nueva acepción de género.
Por ejemplo, la expresión gender gap, usada
para hablar de la diferencia cuantitativa entre
mujeres y hombres, se debería traducir como
“brecha entre los sexos”. Solamente algunas
personas en las ciencias sociales le dan a
gender el sentido de construcción cultural y
lo usan con el propósito de distinguir entre lo
biológico y lo social. De ahí que la confusión en
torno al término género sea sustantiva. Así, en
la palabra género se mezclan, al menos, estas
tres grandes formas de utilización:
La confusión que produce el malentendido
del término gender, en su doble acepción de
sexo y de construcción cultural, acaba remitiendo,
por un lado, a la idea de una esencia
y, por otro, alimentando la mistificación constructivista.
Además, el voluntarismo inherente
al constructivismo social ha tomado la categoría
género como una de tantas diferencias entre
los seres humanos: raza, clase, edad, etcétera,
confundiendo otra vez en gender al sexo y sin
considerar a la diferencia sexual como una
diferencia fundante y estructurante.
* Extracto de la ponencia “Feminismo y americanización. La hegemonía académica de gender”, presentada en el coloquio La Americanización de la Modernidad. Descripciones,
aproximaciones, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, en agosto de 2007. Reproducido con autorización de la autora. |