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Jueves 4 de mayo de 2006

ENTORNO TECNOLOGICO

¿Banda ancha inalámbrica para todos?

The Economist Intelligence Unit

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Acceso a Internet en cualquier parte y para todos, el sueño en varias ciudades de EU Foto Archivo

"No pararemos hasta que cada habitante de San Francisco tenga acceso gratuito a Internet inalámbrica." Fue una declaración típicamente audaz de Gavin Newson, el carismático y joven alcalde de esa ciudad de California, en octubre de 2004, al anunciar planes para una red Wi-Fi que tapizaría la ciudad con cobertura de Internet inalámbrica. Newson se unió a un movimiento nacional de ciudades que planean ofrecer acceso inalámbrico de banda ancha a trabajadores del gobierno, pobladores y empresas.

Esos municipios, que van desde comunidades de unos miles de habitantes hasta enormes ciudades como Filadelfia y San Francisco, se preocupan de que la falta de disponibilidad de acceso de banda ancha, en comparación con otras partes del mundo desarrollado, obstruya el crecimiento económico y perpetue una "división digital" entre los que tienen Internet y los que no. Una motivación adicional es que al tender sus propias redes inalámbricas, los municipios esperan poder reducir los costos de comunicación, mejorar la eficiencia de su personal y posibilitar nuevos servicios, como permitir que los parquímetros acepten tarjetas de débito y crédito.

Las pequeñas redes municipales, construidas normalmente para uso de gobiernos locales, llevan ya algún tiempo de funcionar en algunas partes de Estados Unidos. La idea, mucho más audaz, de construir redes urbanas disponibles para todos arrancó en agosto de 2004, cuando el alcalde de Filadelfia, John Street, anunció planes con ese fin. Transmisores encadenados en toda la ciudad crearían la zona de cobertura Wi-Fi más grande del mundo, brindando acceso tanto en interiores como a la intemperie.

Con ello, el acceso de banda ancha a bajo costo se extendería a actuales usuarios frustrados por la baja velocidad y el alto costo de las conexiones telefónicas. Una encuesta llevada a cabo por ese ayuntamiento descubrió que 72 por ciento de los hogares conectados utilizan el teléfono, en comparación con 47 por ciento en el país. "Queríamos banda ancha al precio de la conexión telefónica", comenta Dianah Neff, jefa de información del municipio.

Además, la ciudad ofrecería acceso subsidiado o gratuito a decenas de miles de residentes no conectados, a veces incluso suministrando computadoras. Sólo 45 por ciento de los residentes de Filadelfia tienen acceso a Internet en casa, muy bajo en comparación con la cifra nacional de 73 por ciento. En octubre pasado el organismo establecido por el municipio para supervisar el proyecto, llamado Filadelfia Inalámbrica, eligió a EarthLink, proveedor nacional de servicio de Internet, para construir y operar la red, cuyo costo se calcula en 10 millones de dólares.

El ambicioso esquema de Filadelfia inspiró a muchas otras ciudades, entre ellas San Francisco, Portland y Minneápolis. Hasta ahora casi 20 municipios han anunciado planes para redes inalámbricas urbanas, convocado licitaciones o construido redes, según Esme Vos, fundadora de muniwireless.com, sitio web que lleva cuenta del fenómeno, que estima que en los próximos tres años se invertirán casi 700 millone se dólares en construir tales redes en Estados Unidos. Algunas de ellas se sostendrán con publicidad, y muchas cargarán tarifas de entre 15 y 25 dólares al mes. La mayoría ofrecerá alguna forma de acceso gratuito en ciertas horas del día o a los usuarios más pobres.

Banda ancha gratis (o al menos barata) para todos: ¿quién podría oponerse a eso? Resulta que muchas personas. Los críticos se preocupan de que las ciudades subestimen el costo y complejidad de construir y operar sus propias redes. Como era de esperarse, los operadores actuales de telecomunicaciones y cable se oponen a los esquemas subsidiados que compitan con sus propias ofertas de banda ancha. Y luego están las objeciones técnicas: jamás se ha construido una red tan grande, densa y compleja como el sistema propuesto en Filadelfia; las redes Wi-Fi urbanas podrían interferir con los sistemas existentes de Wi-Fi y se construirán utilizando tecnologías de propiedad privada, de modo que los municipios se harán dependientes de sus fabricantes de equipo.

"Utilizar Wi-Fi a altos niveles de energía para cobertura urbana podría ahogar las redes existentes." Estas críticas tienen cierto mérito. En octubre pasado, Newson dio marcha atrás a su promesa de "Wi-Fi gratis para todos" a favor de suministrar acceso "costeable" en todo San Francisco. Y al poner las redes a concurso, el modelo preferido es ahora que el proveedor adjudicado sufrague los costos de construcción y operación, para procurar que los pasivos de la ciudad sean limitados. Pero queda mucha incertidumbre de que en verdad se pueda poner a funcionar redes municipales en gran escala. Y aun en caso afirmativo, nadie sabe cuánto costarán. Y poco tranquiliza que fabricantes rivales, cada uno de los cuales promueve tecnologías diferentes e incompatibles, afirmen no sólo que su equipo es el mejor, sino que el de sus rivales no funcionará en absoluto. Cuando se les cuestiona, los vendedores señalan las muchas redes más pequeñas que ya tienen en operación. Entonces, ¿quién tiene la razón?

El panorama desde Tempe

Para ver redes inalámbricas municipales en acción, un buen punto de partida es la ciudad de Tempe, Arizona, suburbio de las afueras de Phoenix, con 160 mil habitantes distribuidos en 100 kilómetros cuadrados. El terreno, plano y desértico, es un ambiente ideal para usar una red inalámbrica con el fin de multiplicar la disponibilidad de la banda ancha. Hace varios años el cabildo instaló equipo inalámbrico de banda ancha en dos puntos de conexión situados en extremos opuestos de la ciudad. Para no pagar el alquiler de líneas digitales de alta velocidad de Qwest, cada una de las cuales habría costado cientos de dólares al mes, las estaciones de policía y otros edificios municipales están enlazados mediante la propia red inalámbrica de la ciudad. Los costos de las telecomunicaciones han bajado de 1.7 millones de dólares anuales hace una década, a 500 mil dólares. "Probablemente no somos el cliente favorito de Qwest", comenta Dave Heck, subgerente de tecnología de información de Tempe.

En consecuencia, cuando la ciudad comenzó a pensar en formas de extender el acceso de banda ancha a más residentes -entre ellos 60 mil estudiantes, empleados y profesores del campus principal de la Universidad Estatal de Arizona, en el centro de la ciudad-, la tecnología inalámbrica resultó lo más sensato, señala Heck. "No tenemos mucha competencia en banda ancha en Tempe", agrega.

Un proveedor local, NeoReach, ganó la licitación para construir una red Wi-Fi "de trama" que proporcione banda ancha en toda la ciudad, utilizando equipo fabricado por Strix Systems. NeoReach sufraga la construcción y cobrará tarifas de acceso a los suscriptores; el gobierno municipal, la policía y los servicios de emergencia también pagarán por el uso de la red, que costará 2.3 millones de dólares.

Las redes de trama permiten tapizar zonas grandes con cobertura inalámbrica de manera rápida y económica. Como sugiere su nombre, constan de varios puntos de acceso inalámbrico, o nodos, de los cuales sólo unos cuantos están conectados en realidad a la Interned vía enlaces de alta velocidad (conocidos como conexiones "cargadoras"). El truco es que todos los puntos de acceso actúan a la vez como relevos, pasando paquetes de datos entre nodos vecinos, de modo que los usuarios pueden acceder a Internet de alta velocidad en cualquiera de ellos. Si el más cercano no cuenta con una conexión cargadora, los paquetes de datos que los usuarios envían y reciben sencillamente dan uno o más "saltos" entre nodos.

Además de ser baratas y rápidas de tender -en parte porque muchos de los nodos pueden fijarse a postes de servicios-, estas redes tienen otras ventajas. Pueden ofrecer cobertura en zonas como los suburbios dispersos, en las que es difícil obtener conexiones rápidas de cobre o fibra óptica. "Cuando sale uno a las zonas residenciales de las afueras no hay fibra", explica Check Hass, de MetroFi, cuya compañía ha instalado redes Wi-Fi de trama en tres de los suburbios más grandes de la bahía de San Francisco. Estas redes son confiables, pues la falla de un nodo o más no causa la caída de toda la red, y también puede canalizar datos alrededor de obstáculos, como edificios grandes, que de otra manera obstruirían la cobertura.

En enero de este año NeoReach había instalado 400 puntos de acceso en Tempe, llevando Wi-Fi a suscriptores en gran parte de la ciudad y a zonas a la intemperie en el centro y en el campus universitario. Al completarse la red, este mes, NeoReach afirma haber construido el primer ejemplo de una red Wi-Fi que abarca toda una ciudad estadunidense. ¿Será prueba de que las redes Wi-Fi de trama son una forma excelente de extender la cobertura de banda ancha en ciudades enteras?

En realidad, es muy pronto para decirlo.

TRADUCCION: JORGE ANAYA

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