Usted está aquí: domingo 24 de julio de 2005 Política BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

EU: acercamiento con India y alejamiento con China

EL ACERCAMIENTO ENTRE Estados Unidos e India es saludado en forma ditirámbica como "uno de los fundamentos del sistema global" por George Friedman, director de Stratfor (20 de julio), centro de pensamiento israelí-estadunidense vinculado a las trasnacionales petroleras anglosajonas.

EL ANALISIS DE Friedman peca de un exagerado enfoque lineal, característico del pensamiento anglosajón, al sobredimensionar la importancia que India tiene para Estados Unidos "a partir (sic) del 11/9" como "socio estratégico en la guerra contra el jihadismo". A su juicio, antes del 11/9 India se encontraba "marginada" durante la guerra fría y en la fase ulterior, en términos de los juegos hegemónicos de poder, porque su alianza estratégica con la URSS no le consiguió mucho que se dijera cuando China se volvió una carta superior para Washington con el fin de contener a Moscú: ahora "India es la China de 1980".

PASEMOS POR ALTO que India constituyó uno de los pilares del movimiento de los no alineados, al que sigue adherido pese a encontrarse de capa caída, lo cual era veneno puro para el irredentismo anglosajón. En el reciente "aniversario 50" de la histórica conferencia de Bandung, boicoteada puerilmente por los multimedia anglosajones, fue justamente el primer ministro indio Manmohan Singh el orador oficial (India Daily, 24 de abril de 2005).

COMO TODO EL grupo Stratfor, que se ha vuelto excesivamente sinófobo, Friedman pone en relieve que las relaciones "sino-estadunidenses se han deteriorado muy rápido" y que el acuerdo tecnológico nuclear entre Estados Unidos e India tendrá como resultado impedir que China "proyecte su fuerza naval allende Singapur". El abastecimiento tecnológico nuclear a India es impulsado al nivel de Israel, y destacan los insumos para la tecnología naval.

EN REALIDAD, LO que ha emergido de la parte pública del acuerdo entre Estados Unidos e India, que seguramente comporta aspectos secretos, es que el océano Indico, la zona del devastador tsunami del año pasado, se volvió un condominio marítimo compartido entre Washington y Nueva Delhi, donde desean excluir a Rusia y a China.

UN PUNTO INTERESANTE que aborda Friedman se centra en el destino de las "inversiones calientes" que durante una generación favorecieron a China, que ha empezado a ser sustituida por India: "conforme la relación sino-estadunidense se deteriora, India puede ser un contrapeso para China, no en el sentido militar (sic), sino en el económico. Si Estados Unidos tiene una alternativa económica en lugar de China en cuanto a inversiones se refiere, Washington desarrollaría una mayor influencia en sus charlas con Pekín". Tampoco los asuntos son tan lineales; los mundos geoeconómico y geopolítico son mucho más complejos, y el pensamiento geoestratégico chino e indio lo es todavía más.

NO SE PUEDE pasar por alto la confesión de Friedman de que "en este momento (sic) Estados Unidos e Irán están desarrollando intereses paralelos" para sostener al gobierno de Bagdad, por lo que la estrecha relación energética entre Irán e India no representó escollo alguno para el acercamiento entre Washington y Nueva Delhi. Totalmente de acuerdo.

NO PASO INADVERTIDO que Manmohan Singh, en su entrevista a The Washington Post (20 de julio) haya planteado la posibilidad de erigir un "puente" entre Irán y Estados Unidos, dado que Nueva Delhi mantiene "profundos lazos civilizatorios con Irán, el mayor país chiíta del mundo", además de que "India posee la segunda comunidad de chiítas" del planeta. El problema de tal "puente" es que pasa sobre la sepultura de Pakistán, que se atraviesa en su paso geográfico. Por cierto, en su entrevista Singh echó un balde de agua fría al proyecto del oleoducto entre Irán e India que pasa por Pakistán, el cual "se encuentra en su fase exploratoria preliminar" y con ningún consorcio bancario a la vista dispuesto a suscribir su financiamiento aleatorio. Los aliados izquierdistas del gobernante Partido del Congreso que encabeza el premier Manmohan Singh fustigaron lo que consideran la claudicación del proyecto del oleoducto de India con Irán que atraviesa Pakistán y que constituye la "prueba del ácido" de la política energética independiente de India (The Hindu, 23 de julio).

LA PROFUNDIZACION DEL acercamiento entre Estados Unidos e India, que se viene forjando desde Clinton, constituye un tsunami geopolítico y sus reverberaciones no se han hecho esperar, a grado tal que el primer ministro indio Manmohan Singh, en el Club de Periodistas en Washington, intentó tranquilizar a China y, sobre todo, a Pakistán sobre sus alcances (Reuters, 21 de julio).

MIENTRAS SINGH FESTEJABA su acuerdo en Washington, dos firmas trasnacionales chinas sufrían severos bloqueos proteccionistas en sus incursiones compradoras. David Leonard, del Asia Times (21 de julio), en referencia al fracaso de China en comprar la petrolera Unocal y la manufacturera Maytag, demuestra extensamente las "dificultades de China, que encara en forma inesperada una fuerte oposición, política y financiera (sic), para adquirir empresas de Estados Unidos". Unocal fue comprada con acciones de Chevron en lugar del dinero fresco que ofreció la trasnacional petrolera china CNOOC. En forma interesante, la manufacturera Maytag fue adquirida por Whirlpool, gracias al financiamiento de Goldman Sachs y del grupo J. Rothschild, que venció la oferta de la empresa china Haier (con sede en Qingdao), que contaba con el apoyo del poderoso Grupo Blackstone. Lo más relevante fue que al día siguiente de la apoteosis geoestratégica de India en Washington, la petrolera china CNOOC se llevaba una bofetada proteccionista de parte de la trasnacional texana Chevron-Texaco, que finalmente se quedó con Unocal (la que perfora el Hoyo de la Dona, prácticamente regalado por la tríada entreguista Zedillo-Gurría Treviño-Green Macías, cuyos ingresos del lado mexicano son desconocidos, pese a la gran "transparencia" que cacarea el frívolo foxismo decadente).

EN MEDIO DEL contexto de la "conexión paquistaní" atribuida al montaje hollywoodense del 7/7, en Pakistán cunde la paranoia debido a la nueva alianza entre Estados Unidos e India que se celebró 11 días más tarde. El primer ministro paquistaní Shaukat Aziz ha llegado hasta inferir que Estados Unidos se encontraba detrás de las recientes "incursiones" del ejército indio a través de la línea de control en Cachemira (India Daily, 21 de julio).

SIN EL MENOR recato, un día después del acuerdo entre India y Estados Unidos el Pentágono publicó su muy sesgada evaluación anual del poder militar chino, en que destaca que Estados Unidos está listo para "contrarrestar la construcción militar china con armas de alta tecnología destinadas a India y Japón" (India Daily, 21 de julio). Para el Pentágono, China constituye una "amenaza a largo plazo" (no Estados Unidos, que mantiene la mitad de su flota naval en mares ajenos), tanto para India como para Japón, además de Taiwán y el ejército estadunidense en el océano Pacífico.

CHINA REACCIONO EN forma feroz al reporte del Pentágono, que desechó por formar parte de la propagación de la "teoría de la amenaza china" y que sirve de "pretexto para vender armas sofisticadas a Taiwán" (China Daily, 21 de julio).

EN FORMA PUNTUAL, el Diario del Pueblo de China (20 de julio) califica de "exitosa" la visita de Manmohan Singh a Estados Unidos y destaca la falta de apoyo de Washington a la candidatura de India al asiento permanente en el Consejo de Seguridad, sin dejar de subrayar que el "éxito" será calificable por sus "resultados" hasta que sea tangible el apoyo tecnológico "integral" (sic), y no parcial, a las plantas nucleares civiles de India. Si alguien conoce las pérfidas promesas fallidas de Estados Unidos es justamente China.

BALAJI REDDY, del India Daily (20 de julio), asegura que existe un "acuerdo secreto" entre Estados Unidos e India para "segregar (sic) las plantas nucleares militares de las civiles", lo que de facto "haría a India más débil que China", al limitar su producción de fisión atómica: "el arsenal nuclear de India es minúsculo comparado al de Estados Unidos, Rusia y China. Y el nuevo acuerdo nunca permitirá a India emparejarse".

CUANDO CHINA E India se acercan, se vislumbra la paz en el horizonte de Cachemira; lo contrario sucede cuando India y Estados Unidos se acercan en detrimento de China, que mantiene una importante alianza misilística con Pakistán y el acceso a su puerto en Gwdar en el mar Arábigo, en la proximidad del golfo Pérsico ("La perla china en las aguas de Pakistán", Asia Times, 4 de marzo de 2005). A nuestro juicio, la evolución de dos parámetros expondrá las cotizaciones geopolíticas en el océano Indico en dos puertos del mar Arábigo: el paquistaní de Gwdar (que pertenece a la provincia de Baluchistán, frontera de Afganistán e Irán), y el indio de Karwar. La dimensión geoestratégica de la revaluación del yuan merece un análisis especial.

ADAN WOLFE, Yevgeny Bendersky y Federico Bordonaro, del lúcido centro de pensamiento Reporte de Noticias de Poder e Interés (PINR, por sus siglas en inglés), deslumbran con "El Proyecto Ave Marina de India y el equilibrio de poder en el océano Indico" (20 de julio), que le concede a India la capacidad de pensar y optar. La introducción es soberbia: "las noticias sobre la política exterior de Nueva Delhi han formado parte de las relevantes noticias recientes. El 11 de abril de 2005 India empezó una alianza estratégica con China, y el 29 de junio firmó un acuerdo de 10 años con Estados Unidos. Sin embargo, los observadores (sic) occidentales (sic) han puesto poca atención al ambicioso movimiento indio en el campo militar: el Proyecto Ave Marina. Este plan -que se origina en la mitad de la década de 1980- debe ser evaluado a la luz de dos triángulos yuxtapuestos en el océano Indico: las relaciones de Estados Unidos-India-China y las de China-Pakistán-India. En esta configuración geopolítica complicada, Nueva Delhi no es solamente un simple socio de China o de Estados Unidos: India emerge como una potencia mayor que sigue su propia estrategia grandiosa con el fin de mejorar su poder y sus intereses". Así es: en la complejidad geopolítica inherente al incipiente nuevo orden hexapolar se vive la yuxtaposición y el traslape de poderes e intereses. Lo único real es que feneció el efímero orden unipolar.

 
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