Presupuesto, semilla de la discordia entre poderes
El presidente de la
mesa directiva de la Cámara de Diputados, el priísta Manlio Fabio
Beltrones, advirtió ayer que si el Ejecutivo se tarda en enviar su controversia
constitucional sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para
2005 a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la diputación
interpondrá su propio recurso para reafirmar la autonomía del
Congreso en materia presupuestal y denunciar la invasión "del ámbito
de competencia de la propia Cámara". El meollo de la disputa radica en
determinar si el presidente Vicente Fox tiene la facultad de vetar el proyecto
de egresos aprobado por los representantes del pueblo. Este anuncio de Beltrones
coincide con la queja del presidente de la SCJN, Mariano Azuela Güitrón,
acerca de la reducción del presupuesto de la Judicatura Federal, de unos
5 mil 500 millones de pesos, "que tendrá como resultado un dramático
rezago" en la aplicación de la justicia. Esta circunstancia pone en duda
la independencia e imparcialidad del Poder Judicial, ya que tendría la
decisión final sobre sus propios recursos.
Beltrones explicó que la estrategia de la Cámara "no es con el ánimo de reñir o pelear con el Poder Ejecutivo sino de que la Corte, de una vez por todas, defina si hay facultades o no para hacer observaciones al presupuesto, como piensa" el Presidente. A su vez, Fox insiste en su intención de vetar el presupuesto. Luego de que el Legislativo ignorara las observaciones formuladas por el Ejecutivo, el mandatario puntualizó que la diferencia con los diputados es determinar quién es responsable de la economía, qué grado de injerencia puede tener un poder en otro y cuál es el auténtico equilibrio de poderes. Pero estas palabras parecen ser más que nada una cortina de humo para esconder el hecho de que en una democracia la buena marcha de la economía es una responsabilidad compartida entre ambos poderes, con base en negociaciones y consensos. Como dijo Fox ante el Congreso al asumir la Presidencia, "el Ejecutivo propone y el Legislativo dispone".
Pero lejos de buscar un entendimiento, el Presidente planea dejar la decisión a la Suprema Corte, que si resuelve intervenir sentaría un precedente peligroso debido a que provocaría la participación de un tercer poder en la discusión sobre el presupuesto.
El enfrentamiento entre los diputados y el Presidente deja en claro que en el gobierno foxista hay una palpable ausencia de oficio político y una grave incapacidad de sentarse a negociar temas de vital importancia para el país. De hecho, se podría decir que existe un divorcio entre los dos poderes, ya que ninguno escucha al otro, afectando la marcha de la nación. Asimismo, esta situación pone en evidencia que a estas alturas del sexenio, los altos funcionarios de esta administración han dejado de velar por los asuntos de gobierno. Baste señalar que el secretario de Gobernación, Santiago Creel, prácticamente no ha metido las manos para resolver la disputa, cuando precisamente esa es su función.