México D.F. Miércoles 24 de noviembre de 2004
Pobladores de San Juan Ixtayopan, Tláhuac,
los confundieron con robachicos
Turba quema vivos a dos agentes de la PFP; otro en
estado grave
Realizaban investigacionres sobre narcomenudeo
en la zona desde hacía varios días
MIRNA SERVIN VEGA
Dos
hombres fueron quemados vivos y uno más herido gravemente durante
un linchamiento perpetrado por más de 300 pobladores de San Juan
Ixtayopan, delegación Tláhuac, luego de que los tres hombres
fueron presuntamente sorprendidos tomando fotografías a niños
afuera de una escuela de la zona.
Sin embargo, los presuntos delincuentes no pretendían
"robarse a los niños", como argumentaron los padres de familia,
que empezaron a rodearlos y agredirlos, sino que eran tres agentes de la
Policía Federal Preventiva, cuyas explicaciones de que realizaban
investigaciones de narcomenudeo, no fueron escuchadas.
Tras golpearlos brutalmente por cerca de dos horas, los
cuerpos de Víctor Mireles Barrera y Cristóbal Bonilla fueron
depositados sobre una hoguera formada en la parte alta del pueblo, donde
ambos terminaron de morir. Sólo algunos últimos estertores
y gestos de los cuerpos alcanzaron a cobrar movimiento en medio de las
llamas.
Los hechos ocurrieron poco antes de las siete de la noche
afuera de la escuela primaria Popol Vuh, en la colonia Jaime Torres Bodet,
donde algunos padres de familia observaron a los policías con una
cámara fotográfica en dirección a los menores. Esto
desencadenó sus suposiciones, ya que, dijeron, "en los rededores
han ocurrido secuestros contra niños".
Algunos testimonios de vecinos refirieron que el detonante
fue que algunos sujetos que fueron retratados por los agentes -supuestos
vendedores de droga- comenzaron a gritar que los policías pretendían
llevarse a algunos menores, versión que sin comprobar se validó.
Esta sola idea prolongó el suplicio de los oficiales
por más de dos horas, hasta el momento de su muerte, ya que aunque
los sometidos trataron de identificarse personalmente y a través
de los medios de comunicación presentes, nada calmó el impulso
de los pobladores a "tomar la justicia por sus propias manos", como orgullosamente
proclamaron.
Asombrosamente, los sucesos fueron anunciados por la turba
de las calles, que paseó a los detenidos entre golpes e insultos,
sin que nadie hiciera algo por evitarlo. Sólo quedaron los vecinos
asomados en sus portones, cámaras fotográficas que flasheaban
y las filas humanas que seguía exigiendo la muerte del tercero.
A esa hora ya habían arribado patrullas de las
policías Judicial y Sectorial a unos dos kilómetros de la
zona, que ellos mismos acordonaron. No obstante, los pobladores tuvieron
tiempo de ver cómo se quemaban los cuerpos, gritar en su contra
y esperar a que se consumieran.
Todavía en medio del vehículo que momentos
antes habían incendiado y del olor de la carne quemada de los cuerpos,
los colonos decidieron bajar al tercer policía, Edgar Moreno, en
ropa interior y seminconsciente por la golpiza recibida horas antes, para
llevarlo al kiosco del pueblo y terminar de lincharlo.
""Arrástrenlo, no se merece ni siquiera que lo
carguen!", "jálenlo de los güevos, para que aprenda!",
fueron algunos de los insultos proferidos por la turba durante su penoso
traslado, en el que dos sujetos sostenían sus manos y otros dos
sus pies.
Al llegar a la plaza central, los pobladores exigieron
a Moreno Nolasco que se dirigiera al pueblo, por que si no se lo iban a
"chingar peor", pero él sólo alcanzaba a murmurar: "soy policía,
soy policía", lo que encendió los ánimos aún
más y las campanas de la iglesia empezaron a repicar.
Minutos después, cerca de las 9:45 de la noche,
entró una avanzada integrada por agentes judiciales e integrantes
del Grupo Especial de Reacción Inmediata, dirigida por Damián
Canales, director de la Policía Judicial capitalina.
Metralletas en mano, se dispusieron a rescatar el cuerpo
que yacía gravemente herido en medio del kiosco, pero los pobladores
arremetieron con más fuerza contra el policía acorralado
en el suelo.
No fue sino hasta que cortaron cartucho y se abalanzaron
sobre los presentes, que los elementos pudieron rescatar y salir en medio
de gases lacrimógenos, lo que impidió que los habitantes
fueran tras ellos.
Asimismo, vehículos de servicios periciales de
la procuraduría capitalina se dispusieron a recoger los cuerpos
que cuadras atrás, cuesta arriba, aún permanecían
amarrados, mientras el policía herido fue traslado al hospital de
Xoco.
Autoridades de la Policía Federal Preventiva informaron
que, efectivamente, los tres oficiales pertenecían a su corporación
y los identificaron como el subdirector Víctor Mireles Barrera y
los suboficiales Cristóbal Bonilla y Edgar Moreno Nolasco. Los dos
primeros murieron en el lugar.
Tanto Mireles como Moreno lograron ser entrevistados por
Televisa, luego de ser sometidos por el pueblo, alrededor de las ocho de
la noche. Los dos oficiales se identificaron y proporcionaron teléfonos
para acreditar sus cargos
-¿Cómo se llama?
-Edgar Moreno.
-¿Qué es lo que estaban haciendo aquí?
-Somos de la PFP y estamos investigando.
-¿Qué investigaban?
-Narcomenudeo. Somos de Inteligencia de Terrorismo
de PFP.
-¿Dicen que ustedes abordaron un taxi con dos niños?
-No hay nada de eso, es mentira, o sea, no sé si
sean las señoras, están inventando cosas. Nosotros nos identificamos
desde el principio.
A Mireles le preguntaron:
-¿Qué es lo que estaban haciendo aquí?
-Trabajando.
-¿Se llevaron en un taxi...?
-No señor, nosotros no fuimos, yo llegué
apenas de México.
-¿Qué teléfono tienen?
-5 84 34 00, extensión 4576, 4577, el primero es
dos.
Sin embrago, sus intentos por salvar la vida fueron en
vano.
Alrededor de las 11 de la noche más de 50 patrullas
de la SSP empezaron a arribar al lugar, ya que los vecinos detuvieron a
por lo menos dos mandos policiales y exigían reunirse con el titular
de la policía capitalina, Marcelo Ebrard.
Hasta el cierre de esta edición los habitantes
de San Juan Ixtayopan permanecían en las calles.
"Es un acto lamentable que debe mover a la reflexión
para que no se repita"
Condena general a los hechos de violencia en San Juan
Ixtayopan
Injustificable, que bajo la lógica de los usos
y costumbres se cometan crímenes
RAUL LLANOS SAMANIEGO
Diputados,
delegados y líderes de partidos reprobaron el linchamiento de dos
elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) a manos de pobladores
de San Juan Ixtayopan, delegación Tláhuac, y consideraron
que es un acto lamentable que debe "mover a la reflexión" a las
autoridades para impedir que se repitan hechos como éste.
Entrevistados por separado, coincidieron, con sus matices,
en que es injustificable que bajo la lógica de "usos y costumbres",
o inclusive por la inseguridad que enfrentan, se cometan crímenes
de ese tipo, se tome la justicia por propia mano y lleve a equívocos
como el de ayer, en que los agentes policiacos no habían incurrido
en delito alguno. Por ello, se manifestaron por aplicar la ley contra los
responsables y evitar que quede impune ese ilícito.
El coordinador del PRD en la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal, Carlos Reyes Gámiz, expresó que se tiene
que proceder penalmente, pues "ya se ha vuelto una constante que en los
pueblos la lógica comunitaria se imponga al derecho, y cometan demasiadas
arbitrariedades y atropellos".
Su
homólogo del PAN, José Espina, calificó de "totalmente
condenable" recurrir a la violencia, como ocurrió en Tláhuac.
Señaló, además, que hubo una respuesta "lenta" de
las autoridades delegacionales y de seguridad pública, quienes se
vieron imposibilitadas para actuar rápidamente e impedir una situación
tan grave como esa.
Para Mauricio López, diputado del PRI, ese linchamiento
expresa que la ley no está cumpliendo su función y que la
gente busca hacer justicia con su propia mano, lo que es preocupante como
comportamiento social, por lo que debe analizarse desde todos los órganos
del gobierno qué sucede y qué sigue.
Isaías Villa, secretario general del PRD y el diputado
federal de este partido, Gilberto Ensástiga, se manifestaron por
hacer un esfuerzo grande para redoblar la seguridad en las delegaciones
del sur, donde se han dado "reacciones salvajes", pero donde también
se ha incrementado la inseguridad. Carlos Gelista, líder del PAN-DF,
resaltó la falta de confianza de la gente en sus autoridades, por
lo que ese linchamiento "debe ser seriamente reflexionado por el gobierno,
pero sobre todo por las corporaciones de seguridad pública, por
la forma en que está respondiendo la gente, lo que debe suceder
antes de que esta ciudad sea un caos.
Las
titulares de las delegaciones de Azcapotzalco, Laura Velázquez,
y Venustiano Carranza, Ruth Zavaleta, lamentaron la falta de capacidad
de los cuerpos policiacos para intervenir rápidamente a dar apoyo
a esos policías y rescatarlos antes de que los incineraran. Mencionaron
también que ese hecho revela la necesidad de más policías,
más presupuesto para seguridad y más programas preventivos
en los que tomen parte activa los ciudadanos.
Por último, Victor Hugo Círigo, jefe delegacional
de Iztapalapa, dijo que no se puede justificar que por "usos y costumbres"
se responda con un crimen, con el homicidio de los agentes de la PFP. "No
se puede dejar de reconocer que en el DF se vive un problema importante
de inseguridad que nos obliga a los gobiernos a redoblar esfuerzos para
enfrentar la inseguridad, pero también está la necesidad
de una mayor coordinación de los cuerpos de seguridad del DF y del
país, para evitar este tipo de situaciones.
Los elementos de la PFP, dijo, realizaban acciones de
inteligencia y si hubiera habido coordinación con la Secretaría
de Seguridad Pública local, quizá no hubiera terminado en
lo que vimos, pues quizá se tendría una respuesta inmediata
a esos hechos, porque los cuerpos policiacos se tardaron horas en responder.
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