México D.F. Martes 16 de noviembre de 2004
Marco Rascón
Fallujah
ƑPor qué no lloramos, mexicanos? ƑPor qué el mundo es indiferente frente a tanta muerte y cinismo? ƑAcaso la maldad se volvió perfecta y reinará siempre? En esta semana, mientras en México nos tapaban con un manto de lodo y bajezas, miles murieron en Fallujah defendiendo su casa, su tierra y su país frente al poderío militar de los invasores.
Nuestro Himno Nacional nació de las cruentas batallas por defender la nación frente a la rapiña; surgió en 1847 y luego se cantó contra los invasores franceses en 1864, bajo la consigna: mas si osare un extraño enemigo, profanar con sus plantas tu suelo, piensa, šoh patria querida!, que el cielo, un soldado en cada hijo te dio
La trampa electoral que se tendió a los ciudadanos estadunidenses para avalar la guerra contra Irak religiendo a George W. Bush, siguiendo una estrategia de "reñida disputa", llevó a la gente a las urnas como en ningún otro tiempo, pues, si la relección hubiese sido segura y claramente predecible, el abstencionismo de nuevo hubiera ganado en la decadente democracia estadunidense, salpicada ya de fraude y manipulación de la voluntad popular. Con una estrategia así, un Partido Demócrata cómplice en su estructura dirigente y un candidato de simulación como John Kerry.
Pasado el 4 de noviembre, el ejército de Estados Unidos se lanzó a la toma de Fallujah, bastión de la resistencia patriótica en Irak.
En lo mediático, los halcones de Bush aprovecharon el efecto de tristeza y pesimismo que cayó sobre el mundo ante la noticia de su relección y, aprovechando la paralización por la estupefacción, se lanzaron a insistir en sus mentiras šdescubiertas desde la campaña misma!, que demostraron que Osama Bin Laden nada tiene que ver con Irak ni con Palestina, y que quienes resisten y combaten a los estadunidenses no son terroristas que amenazan a los estadunidenses, sino patriotas que defienden su territorio de un ejército que dice llegó a salvarlos de un dictador y les destruyó el país y asesinó a miles de ciudadanos que trabajaban, iban a la escuela, reían, festejaban en fiestas y con amigos. Hoy en miles de familias iraquíes hay un muerto; niños, mujeres y ancianos han visto cómo se destruyó Irak en nombre del derecho a la supremacía de Estados Unidos.
Fallujah es hoy el Guernica, Haifong, Mai Lai, las grandes matanzas bélicas no contra un ejército, sino contra un pueblo que rechazó la idea de una supuesta liberación de quien buscaba abiertamente apoderarse de su riqueza y despojarlo.
Hoy el mundo permanece mudo ante lo que sucede en Fallujah. Cesaron las grandes manifestaciones contra la guerra en Londres, Madrid, París, Nueva York; el planeta parece aturdido tras un noviembre oscuro, cargado de malos presagios, dada la amenaza que se extiende e impone sin que nada la detenga.
El negocio de la guerra une tanto a las cúpulas republicanas como a las demócratas en Estados Unidos; por cualquier vía Bush iba a ser relecto, pues la guerra contra Irak y el mundo árabe es un proyecto de sobrevivencia económica. Por ello los niveles de manipulación de la opinión pública han llegado a lo más profundo, hasta la imagen misma de Osama Bin Laden es parte de ellos y está a su servicio.
En Fallujah se combate cuerpo a cuerpo, centímetro a centímetro. Los soldados llegan y toman barrios bombardeados y deshabitados, ocupando y no ganando, según relató ayer el reporte de The Independent.
La expectativa hasta antes del 4 de noviembre era que Estados Unidos podría hacer una retirada un tanto decorosa si perdía Bush, pero ahora ya está embarcado, no en una guerra, sino en un futuro antihumano que aislará al imperio del resto del mundo por tanta prepotencia e impunidad que ha mostrado al destruir una nación que tenía altos niveles educativos, que era laico, que significaba una opción frente a los fundamentalismos religiosos que Estados Unidos llegó para alimentar.
En Irak, como en México en 1847 o 1864, hay traiciones y hay quienes se aliaron a los invasores. Quienes resisten en Irak, hay que decirlo al mundo, no son terroristas, sino patriotas. Los que resisten en Irak no son soldados de Al Qaeda ni de Osama Bin Laden, el árabe bushiano y pro yanqui en Arabia Saudita y Afganistán, sino ciudadanos que a costa de su vida enfrentan al invasor que osó posar sus plantas sobre el suelo patrio.
En México, ni los diputados ni los partidos han dicho nada, pues es más importante chapotear en el lodo interno que las muertes que cada hora aumentan en Fallujah.
Esta guerra es sombría porque parece determinismo y fatalismo de la raza humana. No obstante, luego de Fallujah vendrá la opresión sobre todos, y ningún país ni ningún pueblo podrán aspirar a la libertad y a la independencia. Fallujah es una espina en el corazón del mundo. [email protected]
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