México D.F. Lunes 15 de noviembre de 2004
El grafiti todavía está satanizado
en México, lamentan artistas
Brindan tributo en el DF al creador neoyorquino Jean-Michel
Basquiat
El homenaje a ese creador, organizado por la delegación
Cuauhtémoc y Bellas Artes
ARTURO JIMENEZ
Un tributo al artista neoyorkino Jean-Michel Basquiat
(1960-1988), surgido de las necesidades de expresión grafitera de
la gran urbe chilanga, comenzó a gestarse desde el jueves pasado
y fue inaugurado la tarde sabatina de ayer en el camellón de la
avenida Alvaro Obregón, colonia Roma.
En un espacio de esa frecuentada zona de la ciudad, entre
las calles de Tonalá y Jalapa, el grafiti y otras técnicas
derivadas fueron recreados sobre 30 enormes mamparas de madera por unos
70 creadores individuales, entre ellos El Sr. Niuk, Acer, Reak, Neuzz,
Sego y Motic, y otros integrantes de colectivos como Crew Seres, SF, Neza
Arte Nel, Los Kacorros Crew, EKR, BSNC.
De
entrada, e independientemente de las preferencias por Basquiat o el grafiti,
la convocatoria puede considerarse un éxito, pues mientras los organizadores
de la delegación Cuauhtémoc y del Museo del Palacio de Bellas
Artes habían convocado a unos 40 artistas del aerosol, a la mera
hora llegaron unos 70, por lo que los 200 metros cuadrados de superficie
se tuvieron que redistribuir.
Los grafiteros fueron convocados por ese museo con el
fin declarado de extender sus actividades hacia otras zonas de la ciudad
y como parte de la exposición Jean-Michel Basquiat, abierta
en las salas Nacional y Paul Westhein de Bellas Artes.
Basquiat se expresó sobre las paredes de Nueva
York antes de dedicarse por completo a la pintura, y aunque apoyó
y participó en aquel movimiento emergente del grafiti, él
mismo nunca se consideró grafitero, sino "poeta urbano".
Por la (i)legalidad
Pero la fiesta del "grafiti legal", como lo promocionaron
en un letrero empresas de la industria de la pintura y los organizadores
-y que alguna mano, seguramente grafitera, alteró con una "i" puesta
antes de "legal"- comenzó desde el mediodía.
Fue así que desde esa hora se presentaron en el
camellón de Alvaro Obregón grupos de diyéis,
entre ellos Aztec 732, y músicos como Roco, de La Maldita Vecindad,
quien optó por un palomazo de hip hop.
Emiliano Mendieta, del colectivo Crew Seres, cuyos integrantes
han derivado a técnicas como la del esténcil, es decir,
el uso de plantillas, admite que para él ha sido un honor pintar
en este evento en homenaje a Basquiat.
"Lo que no me gusta es que se haya presentado como si
las autoridades apoyaran siempre el grafiti y a los grafiteros", añade
Mendieta en referencia a las formas oficiales de inauguración, que
se realizó a las 5 de la tarde.
A su vez, Itzio Barberena afirma que a ellos les interesa
compartir mediante el grafiti cómo ven la ciudad y lo que está
pasando en ella, y agrega:
"La vemos destruida, compleja y diferente de amalgamar
en todos los campos, más en el visual: bastante contaminado y difícil
de intervenir, porque sólo podemos estar en una situación
legal o ilegal, a menos que sea alguna marca o propaganda que vendas."
Recuerda que en general los grafiteros no tienen un lugar
específico para trabajar y más bien buscan sitios abandonados,
como terrenos o edificios. "Las partes de la ciudad en las que pintamos
casi siempre son grises o desoladas, lo que nos interesa mucho porque ahí
hay más elementos que retomar".
Por su revalorización
Itzel Nájera, quien firma sus trabajos como Neuzz,
destaca que casi no se organizan encuentros de grafiteros por las autoridades
o empresas, y que los existentes son realizados por los mismos creadores.
Nájera, quien además participa en otros
grupos de grafiteros, como A13K, integrado sólo por mujeres, expresa
que durante las temporadas de elecciones los chavos son contratados por
partidos políticos.
Ella, Barberena y Mendieta comentan que ya algunos grafiteros
son contratados para pintar espacios y se les da un pago, aunque todavía
no se puede vivir de ello, como en Estados Unidos o Europa.
"El grafiti en México aún está satanizado
y por eso la gente no te lo pide, o si lo hace no lo valora y no lo quiere
pagar", asevera Nájera.
La constante es, agregan, el prejuicio general de la sociedad
hacia los grafiteros, quienes lo único que desean es expresarse
y espacios para hacerlo.
Y aunque reconocen que hay "grafitis malos y grafitis
buenos", como en todas las actividades humanas, ellos sí asumen
su trabajo como algo creativo y artístico. "Somos artistas plásticos
y lo que hacemos es arte", concluyen.
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