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México D.F. Lunes 15 de noviembre de 2004
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Susurros davideanos
ANTE EL CRECIENTE cachondeo de valores éticos, políticos, empresariales y taurinos que por acá protagonizamos, a punto casi de convencernos de la impostura poderosa como última opción, mejor hablar de cosas más dignas como, por ejemplo, la muerte, tan natural como la vida, pero tan demagógicamente manipulada por las fuerzas autorizadas para redimirnos en lo material y en lo espiritual.
EL PASADO VIERNES por la noche me visitó -Ƒo nomás lo soñé?- don Juan Matus, hombre de poder, quien entre otras cosas me dijo: "ƑCómo hay quien pueda darse tanta importancia sabiendo que la muerte nos está acechando? Cada uno de nosotros tiene que pedir consejo a la muerte, que es la única consejera sabia que tenemos. Nada importa en realidad más que su toque".
ƑSABIA USTED QUE hoy hace un año se suicidó David Silveti? -le pregunté. "Todos los días me entero de algún suicidio -replicó sin alarma y añadió-: A la gente se le olvida que este es un planeta poblado de suicidas, sólo que inconscientes, empeñados en echar a perder su vida por el afán de poseer, acumular y asegurar, pero sin lucidez, alejados de cualquier asomo de sabiduría. Por eso se encandilan con la ilusión del poder, la fascinación del dominio o el espejismo de la fama. Y todo para que un día cualquiera tu organismo se detenga o lo detengan y se te acabe la pinche película que imaginabas interminable en medio de tus afanes."
PERO EN EL caso de David... "Mira, un suicida -interrumpió- no es un desertor sino un libertino con los suficientes cojones para decirle a la vida šya basta! Quizá ese sea su único exceso: sobrevalorar sus problemas y desesperanzas que, debidamente relativizados, no son mayores que los de un perro a mitad de la carretera.
"ASI QUE MARCHARSE sin ruido, voluntaria y oportunamente de un mundo empeñado en suprimir a los espíritus responsables de sí mismos, decidido a castrar cualquier asomo de autenticidad en el individuo, no es sino atreverse a ejercer el último acto de libertad insobornable. Lo único que cuenta es la acción consciente que asume las consecuencias, actuar en vez de hablar. Cuando un hombre decide hacer algo, debe ir hasta el fin, aceptando su responsabilidad por lo que hace. Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones sin tener dudas ni remordimientos.
"LA MUERTE ES nuestra eterna compañera -prosiguió don Juan-, siempre está a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo. Cuando estés impaciente, lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Pedir consejo a la muerte y dejar la pinche mezquindad de los hombres que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar."
NO, PUES DESDE esa perspectiva -aventuré- la decisión de David Silveti muy probablemente haya sido la mejor faena de su vida, sobre todo cuando los admiradores emergentes ya lo querían convertir en el nuevo mesías del toreo. Y me despedí apresurado, antes de que don Juan me fuera a convencer de que daba lo mismo arrojarse al Periférico que besar unos labios.
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