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México D.F. Lunes 15 de noviembre de 2004

Nora Patricia Jara

Digna: dictamen en duda

El 19 de octubre pasado se cumplieron tres años de la muerte de Digna Ochoa y Plácido. Con el aniversario luctuoso llegó el estreno de la película Digna, hasta el último aliento, dirigida por Felipe Cazals, en la que se expone nuevamente la tesis del asesinato y se cuestiona la del suicidio. Para las autoridades del Distrito Federal encargadas de procurar justicia tal vez sea poco oportuna la exhibición del filme en algunas de las salas cinematográficas de la capital y del país, pues reaviva la controversia de un caso que considera más que cerrado, al menos en las investigaciones, para dar paso a analizar otra posibilidad: la de una muerte violenta por un victimario, misma que fue rechazada de tajo por el Ministerio Público, a sugerencia de los peritos llamados a vista por la fiscalía especial para determinar cómo había sucedido.

Si bien el fallo es conocido y producto de una conclusión única que dice que la abogada murió casi de forma instantánea al recibir dos disparos, uno en el muslo izquierdo y otro en la región temporal izquierda, el cual fue fatal, el mismo resultado señala que "con los estudios de los dictámenes emitidos, así como con las experiencias conocidas, es muy probable que Digna Ochoa se haya privado de la vida, tratando de dar al propio suicidio la apariencia de homicidio, es decir, estando muy probablemente ante un suicidio simulado"...

El dictamen criminalístico dice que los disparos se hicieron cuando el arma de fuego se encontraba apoyada en la zona de contacto, a quemarropa; por tanto, descarta que pudieran provenir de cualquier otra parte que no haya sido la propia occisa, la que, curiosamente y según el peritaje en materia de absorción atómica, no tenía restos de maculación en manos o guantes, los que utilizó supuestamente para manipular la escena, instantes previos que le fueron suficientes para regar un polvo blanco, sangre, hacerse contusiones, darse el segundo disparo y cambiar de posición en un giro atípico para simular su asesinato.

Los expertos de la fiscalía fueron llamados en mayo de 2003 como autoridad en áreas de criminalística, medicina forense y química, delegando la responsabilidad a los peritos de la PGR doctor Oscar Lozano y Andrade y el químico farmacobiólogo Vicente Jaime Corona Méndez, pero ya había antecedentes de otros peritajes, como el de balística. Desde el 23 de enero de 2002 el quimico farmacobiólogo Fernando Muñoz Apreza corrobora con su testimonio técnico-teórico que la vieja pistola de origen checoslovaco se disparó tres veces en la escena del evento, la primera en un sillón como prueba, la segunda en una pierna y la última en la cabeza, sólo que en cada uno de las detonaciones no quedaron restos de los disparos Ƒo por qué las manos no las presentaban?-, tenía guantes, pero tampoco allí se encontró nada, el informe, a todas luces contradictorio, había sido cuestionado por sus resultados en tres ocasiones anteriores y lo que se argumentó ante las interrogantes es que el cañón del arma emite sus emanaciones hacia fuera y no hacia atrás, como sucede habitualmente.

Según la CNDH, en su informe sobre las irregularidades en la averiguación por la muerte de Digna Ochoa, concluye que en el reporte oficial no se establece "el mecanismo de la muerte, ni el mecanismo por el cual la lesión penetrante de cráneo" es mortal. El caso es paradigmático porque es la primera vez que una investigación es observada por normas que tratan de esclarecer las muertes violentas o inexplicables de los activistas pro derechos humanos, y estas reglas son fiscalizadas por instancias internacionales dependientes de la ONU, lo que no evita que haya abuso de autoridad, arbitrariedad e ineficacia en la parte judicial -Ƒo cómo explicar las inconsistencias?- o la intervención innecesaria de autoridades que son polémicas por consideraciones impertinentes y que sobrepasan las causas científicas para ajustarse a tesis preconcebidas, descartando todos los escenarios de una investigación de esta índole y emitiendo contra su función o la ley sustentos de carácter jurídico, propios del MP.

Lo grave es que no hablamos de peritos comunes, sino de aquellos que, involucrados en éste y otros asuntos, han dado fallos increíbles, como el del giro en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el dictamen de la Subprocuraduría Especial de la Dirección General de Servicios Criminalísticos de la PGR SDC/011/94 sobre la averiguación previa 739/94, que dice: "al momento del disparo sobre la cabeza, el cuerpo de éste gira hacia su izquierda aproximadamente 90 grados; es probable que el victimario se haya movido hacia su izquierda por detrás del candidato, quedando el costado izquierdo de éste frente al victimario, quien en ese momento realiza un segundo disparo, manteniendo la boca del cañón del arma muy próxima a la zona de impacto, apuntando de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo... ésta es la descripción del giro que pone a Colosio frente a su atacante solitario ya estando fatalmente herido, pero que físicamente no ha sido probado ni por los peritos que firmaron el dictamen y sus conclusiones y que además son Fernando Muñoz Apreza y Vicente Jaime Corona Méndez, bajo la coordinación de Rafael Moreno González, los mismos científicos criminales a los que acudió la Fiscalía de la PGJDF para esclarecer los hechos en la muerte de la abogada de los pobres. ƑCoincidencia? ƑFalta de personal? En el DF existen alrededor de 7 mil expertos judiciales y se escogieron a los que no han podido explicar con pericia obligada un gran crimen político.

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