México D.F. Miércoles 10 de noviembre de 2004
Siempre pensé en ganar, nunca me ha gustado
perder, comentó el ex arquero
Sólo quería jugar futbol y hasta en mundiales
participé: Campos
Le ponen más atención a los que meten
goles, pero yo disfruté como delantero y portero
Este noche jugará un partido-homenaje contra
el brasileño Romario de Souza
CARLOS HERNANDEZ/ II Y ULTIMA
Jorge Campos estudió la primaria en una escuela
de curas católicos, formación que no le merece mayores comentarios.
Sin embargo, si algo tiene grabado en la memoria son sus
interminables tardes de juego en un terreno baldío cercano a su
casa, donde se divertía con primos, hermanos y amigos.
-Dicen
que infancia es destino. ¿Qué es lo que más recuerdas
de aquellos años?
-Lo que más recuerdo es que jugaba las dos posiciones,
de portero y delantero, en entrenamientos y en los partidos. Siempre me
gustó hacerlo y lo disfruté mucho. Eso nunca se me va a olvidar.
-Algunos afirman que hay que tener hambre en la vida para
hacer algo.
-No, no lo creo. Eso no tiene nada que ver con tu mentalidad
y tu forma de pensar. Gracias a Dios nosotros siempre tuvimos para comer
en la casa. No teníamos todo, porque es muy difícil tenerlo
todo, pero nunca nos faltó nada.
"Más que en hambre, yo lo que siempre pensaba era
en ganar. Nunca me gustó perder, aunque sí acepté
caer a veces, pero nunca me gustó. Hasta la fecha, en todas las
cosas que hago siempre me encanta triunfar".
Y le gustó vencer tanto de portero como delantero.
No lo desanimó el hecho de que lo hayan rechazado
cuando fue a pedir una oportunidad en el Cruz Azul. A pesar de su baja
estatura fue titular indiscutible en Pumas y después participó
en escuadras como los propios Cementeros, Tigres, Atlante y Puebla. Partició
también en la MLS con el Galaxy de Los Angeles y el Chicago Fire.
Con los auriazules fue campeón en la temporada
90-91, precisamente bajo la conducción de Mejía Barón.
También fue monarca con La Máquina, en el Invierno 97, pero
en esa ocasión estuvo la mayor parte del tiempo en la banca mientras
veía las atajadas del Conejo Pérez.
Con sus coloridos uniformes -inspirados en bermudas y
ropa de playa que usaba en su natal Acapulco y que él diseñó
en su mayoría-, participó en las copas del Mundo de Estados
Unidos 94 y Francia 98, que califica sin dudar como los momentos más
importantes de su carrera:
"Yo sólo quería jugar futbol, pero hasta
en mundiales pude participar, creo que tuve suerte", comentó.
Admirador de Pablo Larios -"a la Tota Carbajal
no lo vi jugar y no puedo opinar"-, asistió también al Mundial
de Corea del Sur-Japón 2002, pero esa vez fue llamado por Javier
Aguirre sólo para que hiciera más agradable, con sus bromas,
la larga concentración en tan difícil competencia.
En tanto, como delantero, también tuvo momentos
importantes. Se convirtió en el mejor goleador de Pumas en la campaña
1989-90, con 14 tantos, cuando muchos decían que no era algo serio
ponerlo en la delantera.
"Siempre se da más atención a los que meten
goles, cuando todos los que estamos en la cancha nos esforzamos por igual",
se queja, aunque fue precisamente su picardía a la ofensiva la que
le sirvió para recibir la única oferta que tuvo para emigrar
al futbol europeo.
"El acercamiento que tuve para ir a España fue
como delantero, pero en realidad nada formal. Sólo querían
ver si podía ir, pero luego regresé a jugar como portero
y en esa posición me llamaron para la selección. Además,
el pase de Pumas era muy caro", recordó sin nostalgia.
-¿En que posición obtuviste más satisfacciones,
como portero o delantero?
-En las dos. Son cosas totalmente diferentes, pero las
dos me causaban risa... no, no risa, sino alegría. Siempre disfruté
el futbol, desde cualquier posición.
-Un escritor comparó anotar un gol con un orgasmo.
-De eso no sé, no te puedo decir exactamente. Nunca
me ha gustado hablar en ese aspecto. Marcar un gol es algo grande, igual
que atajarlo, pero en esos detalles nunca me metí, la verdad, dice
el Brody amable pero cortante.
Su primera despedida
Jorge Campos y el brasileño Romario de Souza se
enfrentarán esta noche en un partido-homenaje con sus respectivas
selecciones (México y Brasil).
El encuentro está programado en el estadio Memorial
Coliseum de los Angeles, con la participación de los jugadores que
actuaron en el Mundial de Estados Unidos 1994, en el que los brasileños
fueron campeones y el Tri quedó eliminado en la segunda ronda
por Bulgaria.
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