México D.F. Miércoles 10 de noviembre de 2004
AL se adhirió a esta tendencia cuando asumió el neoliberalismo entre 1980 y 1990, dice
Multiculturalismo, cara de la globalización, define el científico francés Henri Favre
KARINA AVILES
A partir de la pasada fase autoritaria, América Latina se adhirió al multiculturalismo, al tiempo que se convirtió al neoliberalismo, manifestó Henri Favre, miembro del Centro Nacional de la Investigación Científica en Francia, y promotor de estudios latinoamericanos en diversos países.
Entre 1980 y 1990, apuntó, más de 13 países latinoamericanos "se declararon oficialmente multiculturales, mediante cambios constitucionales, y atribuyeron derechos específicos de mayor o menor alcance, primero a los indios y luego a los negros".
Expresó que en el momento en que "un país latinoamericano se define multicultural, abandona su proyecto nacional y salta a la fase de la posnacionalidad. Por eso, yo creo que el multiculturalismo y sus efectos representan una cara de la globalización".
Durante la conferencia de apertura el décimo coloquio de investigación Los estudios sobre América Latina y el Caribe: nuevos temas y perspectivas, en el contexto del 25 aniversario del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (CCYDEL) de la Universidad Nacional Autónoma de México, Favre abordó el tema del multiculturalismo en las sociedades latinoamericanas.
Hay dos condiciones necesarias para construir una sociedad multicultural. La primera -explicó- conduce a la necesidad de que un sector de la población tome conciencia de lo que culturalmente lo distingue del resto de la sociedad.
La segunda condición consiste en que "la identidad emergente debe ser reconocida y las demandas identitarias deben ser satisfechas por la sociedad y por el Estado". Si estas demandas no se atienden por lo menos parcialmente, "la disidencia cultural puede conducir a una división política y provocar una secesión territorial, como ocurrió en Checoslovaquia y Yugoslavia".
Al plantearse cómo y por qué las sociedades latinoamericanas se han multiculturalizado, apuntó, en principio, que las sociedades que se emanciparon de España y Portugal "eran culturalmente heterogéneas". Dijo que el nacionalismo que triunfó con la independencia puso en tela de juicio "este orden social colonial. Como todos los nacionalismos, tiende a reducir lo múltiple a lo único, de tal suerte que la heterogeneidad que parecía natural en la Colonia es vista como un mal".
Manifestó que durante el siglo xix y la mayor parte del xx los gobiernos latinoamericanos se esforzaron por homogeneizar "el cuerpo social para nacionalizarlo".
Al referirse al capitalismo industrial en América Latina, manifestó que aunque se desarrolló un siglo más tarde que en Europa, presenta los mismos procesos, como la intensificación de la migración interna, la disminución de la población rural, la pérdida de la importancia de la agricultura. También, añadió, "la escuela llega por fin a los indios", y los que saben hablar español, leer y escribir dejan su milpa para buscar empleos urbanos.
Externó que entre 1940 y 1965 se produjo "una intensa movilidad social que sacó a millones de indios de su condición tradicional. Si este proceso de movilización ascendente no se hubiera producido, América Latina contaría hoy con más de 120 millones de indios y no con 30 millones".
Señaló que las consecuencias -como el desempleo y el subempleo- generadas a partir de que el modelo de industrialización por sustitución de importaciones comenzó a "agotarse", se agravaron con la crisis de la deuda y la llamada década perdida en los años 80.
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