México D.F. Miércoles 10 de noviembre de 2004
El éxodo de jornaleros, para obtener
una percepción segura de 60 pesos diarios
Pese a vejaciones, cada año emigran indígenas
guerrerenses al norte del país
Familias enteras laboran en Sinaloa y BC sin servicios
de salud, escuela o agua potable
JESUS SAAVEDRA LEZAMA CORRESPONSAL
Tlapa
de Comonfort, Gro., 9 de noviembre. En medio de vejaciones y humillaciones,
centenares de familias indígenas de la Montaña de Guerrero
emprenden durante las tres primeras semanas de noviembre un éxodo
a los campos de cultivo en los estados de Sinaloa y Baja California, donde
son contratados por 60 pesos diarios, para jornadas laborales hasta de
nueve horas.
Desde hace dos décadas, los primeros días
de noviembre llegan cientos de autobuses a esta cabecera municipal -considerada
el centro económico y político de la región, predominantemente
indígena- para contratar familias enteras de mixtecos y tlapanecos,
como mano de obra barata para los cultivos de hortalizas en el norte de
México. Al mando de esos camiones vienen los "enganchadores", nombre
que los indígenas dan a los encargados de contratarlos.
Los autobuses se estacionan en el lecho de la barranca
conocida como El Jale, donde llegan familias indígenas de los municipios
de Metlatónoc, Malinaltepec y Acatepec, entre otros, para contratarse
por tres y hasta seis meses.
El drama de estas familias ha sido plasmado en informes
y documentales elaborados por el Centro de Derechos Humanos de La Montaña
Tlachinollan, que ha recabado denuncias e historias de migrantes.
"Estas fechas son de drama y violaciones constantes a
los derechos humanos de estas personas. Empieza desde la salida de familias
-hablamos de abuelos, padres e hijos-, quienes deben soportar un viaje
de hasta tres o cuatro días con deficiente alimentación,
sin derecho a quejarse o de lo contrario les rescinden sus contratos verbales,
que de por sí son ventajosos para las granjas agrícolas",
afirmó el director de Tlachinollan, Abel Barrera.
Indicó que este fenómeno migratorio se debe
a la falta de empleo y oportunidades de desarrollo de los pueblos indígenas
de la Montaña. "De obtener un promedio de 25 pesos diarios en sus
comunidades, los tlapanecos y los mixtecos prefieren migrar hacia los campos
de cultivo, donde saben que una familia de siete personas tendrá
un ingreso seguro de 420 pesos diarios".
Según Barrera, los indígenas guerrerenses
que no reúnen los 5 mil o 7 mil dólares que les piden los
polleros a cambio de llevarlos a trabajar a Estados Unidos "se resignan
a ser carne de cañón de los enganchadores, con tratos laborales
que ofenden la dignidad humana". Añadió que "hay pueblos
enteros de la Montaña que son abandonados. Esta migración
desnuda la ineficacia de las políticas gubernamentales hacia los
pueblos indígenas".
Desde noviembre, los migrantes indígenas dejan
todo en sus comunidades, casa, escuela, campos de labor, para irse a Sinaloa
o Baja California, y regresan en abril o mayo con capital para comprar
semillas con las cuales trabajar sus tierras.
Luego de un viaje de más de cinco horas desde Ostozingo
hasta Tlapa, Antonio Estrada Benítez, su esposa e hijos de 13, 11,
nueve, siete y cinco años de edad llegaron hasta El Jale para enrolarse
en una aventura por carretera de varios días hasta Sinaloa.
Antonio comentó que "cuando menos tenemos para
comer y sobrevivir", aunque reconoció que las leoninas formas de
contrato representan maltrato y humillación. "¿Pero qué
nos queda?, al menos podemos ganar algo de dinero para regresarnos y comprar
cositas para la casa. Tengo tres años de ir a Sinaloa con mi familia,
y todos trabajamos para sacar más dinerito", señaló.
Más de 80 mil migrantes: Coddehum
De acuerdo con la Comisión Estatal de Defensa de
los Derechos Humanos (Coddehum), más de 80 mil jornaleros agrícolas
guerrerenses trabajan en condiciones infrahumanas en Sinaloa y Baja California.
Al momento, el organismo elabora un diagnóstico sobre la forma de
vida y los abusos a que se enfrentan los indígenas.
El organismo documentó que en su búsqueda
de un trabajo mejor remunerado los campesinos aceptan cubrir una jornada
laboral de nueve horas continuas, misma que se impone sin distinción
a mujeres embarazadas y niños.
El encargado de dicho diagnóstico de la Coddehum,
Adelaido Memije, dijo que los jornaleros suelen migrar sin contar con documentación
oficial, "van prácticamente desamparados de toda la protección
laboral y de salud".
Agregó que para elaborar su estudio ha recurrido
a la Unión de Jornaleros Agrícolas de Guerrero, que le presentó
siete casos de vejaciones contra migrantes a quienes la Coddehum ha apoyado
jurídicamente y "en algunos casos los ha trasladado a sus lugares
de origen".
Memije destacó que el gobierno de Guerrero tiene
un programa de auxilio a migrantes, pero se limita a atender a campesinos
que buscan una fuente de empleo en otros países, "quedando desamparados
aquellos que laboran en el país".
En este contexto, recordó que los jornaleros de
Guerrero reciben verbalmente promesas de obtener empleo durante meses en
sitios donde "no existen clínicas, ni botiquines de primeros auxilios
para apoyar a los trabajadores en caso de emergencia".
Igualmente refirió que en los campos agrícolas
no se ofrecen escuelas a los niños, lo que viola el derecho a la
educación.
Entre las propuestas del diagnóstico que la Coddehum
presentará formalmente en fecha próxima sobresale la petición
de que se proporcionen a los migrantes en sus centros de trabajo viviendas
con camas, cobijas, agua potable, cocinas para preparar sus alimentos,
así como clínicas.
Además, la Coddehum propondrá que se reduzcan
las jornadas laborales a niños y mujeres embarazadas, y se les incremente
el salario, estableciendo mejores mecanismos para los sistemas de pagos.
|