México D.F. Miércoles 10 de noviembre de 2004
Fuerzas de Washington se abren paso hacia el
centro de la castigada ciudad sunita
Desata el ataque estadunidense en Fallujah una carnicería
en Irak
Acciones insurgentes en Baquba, Bagdad y Kirkuk dejan
59 muertos; capturan el centro de Ramadi
En protesta, el Partido Islámico Iraquí
abandona el gobierno provisional; toque de queda en la capital
KIM SENGUPTA THE INDEPENDENT
Campo Dogwood, Irak, 9 de noviembre. Fuerzas estadunidenses
alcanzaron este lunes el centro de Fallujah después de horas de
combates en las calles y de someter las barricadas a fuego de artillería,
tanques y helicópteros armados. Al caer la noche los atacantes anunciaron
haber capturado objetivos estratégicos clave e in-formaron que realizaban
cateos ca-sa por casa.
Sin embargo, en tanto los co-mandantes declaraban que
el bastión rebelde sería "pacificado" muy pronto, el terrible
precio pagado por la victoria se volvía evidente en la carnicería
desatada en todo el país.
Al parecer, muchos insurgentes que tenían su base
en Fallujah y se escabulleron antes de la ofensiva ya se han ubicado en
otras partes. En Baquba, al noreste de Bagdad, 45 personas, entre ellas
25 policías, perecieron en una serie de sangrientos ataques de los
rebeldes.
En
Bagdad murieron 11 personas en varios atentados con bomba, y cientos de
militantes armados se apoderaron del centro de Ramadi después de
prolongados tiroteos con tropas estadunidenses.
Un ataque al cuartel de la guardia nacional iraquí
en Kirkurk causó la muerte de tres personas.
También hubo escisiones políticas, cuando
uno de los principales grupos populistas sunitas, el Partido Islámico
Iraquí, renunció al go-bierno provisional en protesta por
la ofensiva contra Fallujah.
"El ataque estadunidense al pueblo de Fallujah ha conducido
y conducirá a más muertes y genocidio despiadado", dijo el
líder partidista Mohsen Abdel Hamid.
A su vez, la Asociación de Académicos Musulmanes,
influyente grupo de clérigos sunitas, convocó a boicotear
las elecciones de enero próximo, las cuales, manifestó, se
realizarán "por encima de los cadáveres de los asesinados
en Fallujah y de la sangre de los heridos".
Reportes provenientes de Fallujah indicaron que unos 500
agentes del gobierno iraquí -casi un batallón- se negaron
a combatir junto a los estadunidenses, repetición de un incidente
similar cuando las fuerzas de ocupación atacaron la ciudad en abril
pasado.
En Washington, cuando el jefe del Pentágono, Donald
Rumsfeld, informaba a los reporteros el "exitoso avance" en la batalla
de Fallujah, fue interrogado respecto de los 500 soldados iraquíes
que no se presentaron a la batalla. "Yo lo ca-racterizaría como
un problema aislado", respondió.
En tanto la situación parece de-teriorarse por
horas, el gobierno echó mano de los poderes de ley marcial que se
concedió para im-poner un toque de queda nocturno en Bagdad por
tiempo indefinido.
Mandos militares sostuvieron que había "evidencia
creíble" de que militantes que escaparon de Fallujah se han reagrupado
en la capital y planean ataques.
El coronel Michael Formica, comandante de la primera brigada
de caballería, indicó en Fallujah que esos rebeldes fugitivos
son un problema muy real: "Mi preocupación es ahora sólo
una: no permitir que el enemigo escape. Mientras estrechamos el cerco,
buscará evadirse para combatir otro día. No quiero que estos
tipos salgan de aquí. Quiero que los matemos o los capturemos cuando
huyan".
Escaramuzas intermitentes te-nían lugar en sectores
del norte de Fallujah, y por lo menos dos tanques estadunidenses fueron
vistos envueltos en llamas. Pese a encontrar resistencia fiera y sostenida,
altos oficiales de la fuerza de tarea del ejército, de la primera
división de infantería, informaron que no habían encontrado
ninguno de los más de 120 "coches suicidas" que supuestamente los
aguardaban retacados de explosivos.
Sin embargo, otras unidades reportaron haber hallado edificios
con trampas explosivas.
Pequeñas bandas de combatientes -a veces menos
de 20- fueron vistas entrando en acción con soldados estadunidenses,
pero retrocedían ante el fuego de los tanques, los cañones
de 20 milímetros y las ametralladoras pesadas.
En un crucero, los ocupantes intercambiaron fuego con
hombres armados pertrechados en una hilera de casas, a unos cien metros
de distancia, y un artillero estadunidense, a bordo de un vehículo
ar-mado, arrancó de un disparo la parte superior del edificio.
Al mediodía, unidades blindadas estadunidenses
que atacaban desde el norte se habían abierto pa-so hacia la autopista
que corre de este a oeste, y cruzaron el centro de la ciudad hacia el sector
sur.
Uno de los objetivos rodeados por los agresores fue la
mezquita de Al Hidra, ubicada a unos 800 metros dentro de la ciudad.
Según los comandantes militares, ese templo sirve
a militantes de almacén de armas y centro de planeación,
y será capturado a su de-bido tiempo en una operación en
la que las tropas del gobierno iraquí abrirán el camino.
Los estadunidenses convirtieron la principal estación
ferroviaria de la ciudad en base de avanzada, y pocas horas después
de haberla capturado tendían cables de comunicación. También
usarán el edificio como centro de detención.
Las fuerzas del gobierno iraquí llevaron allí
nueve prisioneros es-posados de la zona de Jolan, donde se dice que estaban
concentrados muchos militantes. Aseguraron que dos eran egipcios y uno
sirio.
Gente dura de pelar
Jolan, con estrechos callejones, es un lugar donde se
preveía que la resistencia tendería emboscadas.
El capitán Robert Bodisch, comandante de una compañía
de tanquistas de los marines, señaló: "Están
oponiendo fuerte resistencia. Son gente dura de pelar. Un hombre
salió de atrás de un muro y lanzó una granada impulsada
por cohete a mi tanque. Tuve que ir por otro tanque para regresar".
Un oficial de inteligencia refirió que un grupo
de 20 combatientes fue avistado por un avión espía no tripulado
Predator cuando se abría paso por callejones para emboscar
un tanque, y fue "neutralizado".
Personas de la localidad afirmaron que aviones estadunidenses
bombardearon una clínica y que hubo cierto número de bajas
allí.
El hospital principal fue capturado por los invasores
y fuerzas iraquíes el lunes, día en que, según el
primer ministro Allawi, se dio muerte a más de 40 "terroristas".
Samil Jumaili, médico que se fue del hospital poco
después de la toma, dijo en llamada telefónica que
no quedaba "un solo cirujano en Fallujah. Los estadunidenses le dieron
a una ambulancia e hirieron a un médico. Hay decenas de civiles
heridos en sus casas que no se pueden mover. Un niño de 13 años
de edad murió en mis manos. Voy de casa en casa para ver si puedo
ayudar a la gente".
Alrededor de 80 por ciento de los 300 mil habitantes de
Fallujah abandonó la ciudad. Los que quedan no tienen corriente
eléctrica ni agua y permanecen en grupos en la planta baja de los
edificios.
Ahmed Adil Sabah, comerciante de 43 años de edad,
relató: "Ha habido fuego casi continuo día y noche. Hemos
visto soldados estadunidenses desde las ventanas, pe-ro volvieron a irse.
"Envié a mi familia fuera de Fallujah, pero yo
me quedé con mi hermano para cuidar nuestra casa. No sólo
nos preocupan los combates, sino también el pillaje que vie-ne después.
Lo único que deseamos es que todo acabe pronto."
Otro residente, Fadri Badrani, expresó: "A cada
minuto explotan cientos de bombas y balas. El norte de la ciudad está
en llamas. También por aquí puedo ver fuego y humo. Fallujah
es un un infierno".
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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