ASTILLERO

Julio Hernández López

El intocable

šN'ombre! ƑCuál Salinas?
Banquillo también para el ex

SE ESTA TRATANDO de imponer la moda mediática de aparentar que la mención de Carlos Salinas de Gortari como causante de desgracias nacionales presentes obedece a paranoias, simplismos o alucinaciones. Los métodos de adelgazamiento de la responsabilidad del ex presidente en lo que sucede hoy se disfrazan lo mismo de presuntos análisis sesudos que de frívolas descalificaciones al paso (en el periódico del salinismo, por ejemplo, un profesor de la Iberoamericana que sigue en funciones de vocero de su jefe político -vaya mentores de jóvenes universitarios actuales; ahora se habla de que Ignacio Morales Lechuga podría ser el nuevo rector de la Escuela Libre de Derecho- elaboró un giro elegante para hablar del innombrable: las acusaciones de René Bejarano, según eso, tratarían de afectar a "un grupo de particulares" y a š"personalidades políticas no gobernantes"! šOlé, Carlillos!).

UNO DE LOS ARGUMENTOS inyectados con más cuidado en el torrente discursivo público es el que defiende el ejercicio ciudadano de derechos políticos a salvo: el ex presidente no tiene impedimento jurídico alguno para "hacer política" y por tanto nada ni nadie debería censurar sus actividades en ese terreno, así se quisiesen entender como conspirativas. ƑQué tendría de malo que el ciudadano Carlos Salinas de Gortari organizara reuniones en su casa, llegara a acuerdos con sus invitados y dispusiera las provisiones necesarias para llevar a buen fin esas intenciones convenidas? ƑAcaso un ciudadano sin sentencia judicial que lo prive de sus derechos políticos no puede participar en la vida pública de su país? Otras voces complacientes escogen vías menos complicadas: bromean o trivializan acerca de las denuncias y los indicios relacionados con el salinismo. šCaray!, en todo y para todo se pretende meter al ex presidente, como si él fuera el culpable hasta de que se le ponche la llanta del carro a la mamá que lleva a su hijo a la escuela. En realidad, alegan algunos, se está inflando el fantasma de Salinas, e incluso se le hace el favor de concederle más poder del que realmente tiene.

LAS COSAS NO SON tan sencillas. Llevaría varias columnas entrar al detalle de los daños que a la nación provocó y sigue provocando el hermano de Raúl, siempre favorecido (él, Carlos, y la mayor parte de su corte), por el marco de impunidad cuyo mantenimiento depende justamente del activismo político que le permite negociar, amenazar, chantajear. Pero el punto que es importante no perder de vista en estos tiempos violentos sin Tarantino mexicano es que no se trata, como esas voces pretenden (unas muy serias, otras muy relajadas) de retorcer la letra jurídica para imponer juicios sumarios o linchamientos circunstanciales, retirando derechos políticos a contentillo o impidiendo a un ciudadano ejercerlos. Más bien de lo que se trata, lo que urge, es justamente que un personaje bajo permanente sospecha de cometer actos delictivos (la infiltración del narco durante su gobierno, las muertes del cardenal Posadas, de José Francisco Ruiz Massieu y de Luis Donaldo Colosio, la corrupción de la que su hermano es emblema, la transferencia de recursos públicos a empresarios que hoy son sus socios y aliados, entre otros ámbitos en el de los medios de comunicación, por dar algunos ejemplos) sea sometido al escrutinio judicial a partir de datos firmes que comprueban su participación como principal intrigante en el episodio que con los videoescándalos como instrumento ha precipitado al país a una crisis que podría repetir escenarios de desastre económico, crímenes políticos y depresión social como los que en su momento generó el mismo factor reincidente.

DE LO QUE SE TRATA es de que Salinas de Gortari deje de ser innombrable (que en el fondo esa condición de intangibilidad es la que se busca con los alegatos que defienden sus derechos políticos), pero también intocable. La espiral descendente a la que el ex presidente de las maquinaciones ha arrojado al país (acto del cual hay, como es natural, pocas pruebas, pero más que suficientes para llamarlo a cuentas) reclama claridad y valor. No será Vicente Fox quien reúna estas dos características para enfrentar a quien se ha encaramado en la toma de las decisiones políticas más trascendentes (de hecho, Salinas ha convertido a Fox en cómplice del caso Ahumada, desde la preparación del guión mediático a seguir con los videos hasta el uso faccioso del aparato de gobierno, como en el caso del Cisen y de Gobernación). Por ello, ante esa amalgama de complicidades, perversiones e injusticia, es absolutamente necesaria e irrenunciable la denuncia pública de las evidencias desatendidas, de las intrigas y las maniobras en curso, del daño profundo que a la nación está cometiendo de nuevo el personaje que en varios medios tratan de hacer pasar como víctima de intolerancias y mártir crucificado por la demencia colectiva. šNo se hagan bolas: Salinas es... Salinas!

ASTILLAS: YA NI ESCANDALO causa: un secretario asegura algo que otros miembros del gobierno federal luego niegan. Fernando Elizondo, secretario de Energía, esposo de la directora de la Fundación Vamos México, amigo, pues, en pareja, de la dupla presidencial, que sin oficio político anunció en Monterrey que las fuerzas armadas gringas cuidan sus intereses petroleros en México en previsión de ataques terroristas. Luego vendría la cascada de frases obligadas y de aclaraciones políticamente correctas desde Gobernación, Marina y Pemex. Y, sin embargo, la confesión de Elizondo se mueve... Jorge Hank Rhon no debía gastar más de 4.8 millones de pesos en su campaña por la presidencia municipal de Tijuana, pero se fue cuando menos hasta los 15 millones de pesos. Sin embargo, lo que más preocupa a Jorge es que a causa de que anulen su triunfo electoral "pudiera haber inestabilidad política en el estado, como los paros, las manifestaciones, todo ese tipo de cosas; hasta un grado de revolución que se podría formar, Ƒpor qué? Porque se le quiere imponer a la gente algo que no quiere" (Frontera, 6 de noviembre, nota de Luis Adolfo San)...

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