.. |
México D.F. Miércoles 3 de noviembre de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
"El día después": caída del dólar en una nación polarizada
NO HAY NECESIDAD de esperar al "día después" de aquí a cuatro años, que describe lúgubremente Martin Hutchinson: "El mundo oscuro de 2008" (La guarida del oso; UPI 25/10/04) que parecería exageradamente deprimente para los oídos castos, al presagiar una recesión en 2005, una inflación de 8 por ciento y un precio de 112.50 dólares el barril de petróleo -de paso, vaticina tanto la llegada de López Obrador a la Presidencia como la "re-nacionalización"(sic) de la banca foránea en México- no hay necesidad: con sacar al "autónomo" cordobista Ortiz Martínez del Banco de México y otorgar nuevos permisos para la apertura de por lo menos 30 bancos estatales y federales, sobra y basta para impulsar la investigación científica y el desarrollo interno, basados en los ingresos del petróleo.
EL EDITORIAL DE Los Angeles Times (02/11/04) da su "pésame al vencedor", debido al múltiple legado negativo que hereda, mientras The Washington Times, vinculado al bushismo unilateral, arremete contra el escrito "poco serio" de Hutchinson. Se ve que dolió.
ERIC LE BOUCHER, analista de economía de Le Monde (30/10/04), no espera los cuatro años de Hutchinson y proclama que el "día después" a la elección del 2 de noviembre "cualquiera quien sea el vencedor entre Bush o Kerry, la amenaza es la misma: la caída del dólar". Analiza la "gran alianza" de tres años entre Estados Unidos y China en la economía mundial, basada en un financiamiento bancario muy frágil y de corto plazo, en el que China "representa por sí sola 60 por ciento del incremento en las inversiones mundiales", a cambio de paliar el déficit de cuenta de corriente estadunidense que ha llegado a límites insostenibles: "a pesar de los desequilibrios y las advertencias de las Casandras, el sistema dual entre el águila estadunidense y el dragón chino no puede continuar", y pregunta: "Ƒcómo evitar el crack?". En espera del desacoplamiento de la paridad fija del yuan/reminbi con el dólar, con el fin de enfriar el sobrecalentamiento de la economía china, su banco central aumentó a 0.3 por ciento las tasas de interés "por primera vez en 10 años", que debería ser todavía "10 veces mayor". Después de burlarse de los asertos del vicepresidente Cheney de que los "déficit no existen", fustiga la campaña electoral de Estados Unidos que fue simplemente "surrealista" en su abordaje económico, como "una carrera para maximizar las mentiras": lo primero que tendrá que hacer el nuevo presidente "es olvidarse de sus promesas y ponerse a pagar sus deudas; requerirá mucha habilidad para remediar los desequilibrios financieros sin resquebrajar la confianza, el crecimiento y la gran alianza con China". Según Anton Brender, del banco Dexia, Estados Unidos no se puede dar el lujo de disminuir 3.5 por ciento su crecimiento anual, a reserva de correr el peligro de dejar de pedalear y caerse de la bicicleta. Una de la maneras de evitar la explosión de la deuda se centra en permitir la devaluación del dólar, lo cual paralizaría las exportaciones y la economía de la zona euro: la divisa europea se cotizaría en 1.70 dólares, lo cual ni Francia ni Alemania aceptarían sin chistar, por lo que "Estados Unidos tendría que consumir menos y ahorrar más". Le Boucher puntualiza que la devaluación del dólar arrastrará como víctimas, ya sea a la zona euro, ya sea a la zona reminbi, lo que tampoco desean China ni Japón, lo que presagia fuertes choques entre las tres regiones más importantes del planeta y a lo que parece haberse adelantado Qian Qichen, anterior viceprimer chino, quien en vísperas de la elección en Estados Unidos estigmatizó "la estrategia estadunidense seriamente equivocada" por estar edificada en la "arrogancia militar", y criticó la "doctrina Bush", para sentenciar que "el siglo XXI no será el siglo estadunidense" (China Daily, 01/11/04). En medio de la apuesta anglosajona a una crisis financiera en China que pregona la revista Business Week (25 de octubre), ligada a los intereses unilaterales bushianos, algo muy grave sucedió tras bambalinas para que una personalidad de la talla de Qian Qichen, cuyo escrito merece un análisis en profundidad, haya perdido la paciencia frente a la puerilidad bushiana y su mesiánica visión maniqueísta. Los chinos se desataron en vísperas de la elección y consideran que una victoria de Bush equivale a un triunfo de los "halcones neoconservadores" encabezados por Cheney y Wolfowitz (Xinhuanet 01/11/04).
LA COMPLEJIDAD POLITICA doméstica se suma a la incertidumbre económica y a la aventura militar que legaron los neoconservadores straussianos, quienes tuvieron la gracia de pelearse con tirios y troyanos del mundo. Peter Grier, del Christian Science Monitor (02/11/04) resalta que la "polarización electoral en Estados Unidos" hará muy difícil la "dura tarea de gobernar para el vencedor", con el "desafío desalentador de reunificar a la divida nación".
EL SOLVENTE STEPHEN Roach, economista en jefe de la correduría Morgan Stanley (Foro Económico Global 01/11/04), realiza un análisis más severo que Le Boucher, aunque en la misma frecuencia de pensamiento: "El día después de mañana esta charada deberá concluir", mientras la revista británica The Economist, vinculada a los intereses de los banqueros Rothschild, después de apoyar a regañadientes a Kerry (como toda la prensa británica en general, con la excepción esperada del The Daily Telegraph, conectado a los intereses de los neoconservadores straussianos), se preocupa de que "un mayor declive abrupto del dólar parece inevitable" ("El lobo en la puerta" 28/10/04).
J. BRADFORD DE Long, anterior asistente de Robert Rubin, el clintoniano ex secretario del Tesoro, se da el lujo de describir varios pasos del escenario de un "desplome del dólar": que va de una revaluación propiciada por la compra de dólares por China y Japón, a los cuales les conviene mantener un dólar fuerte, pasando por un alza inesperada empujada por los especuladores, mientras -asevera en forma sarcástica- "los muy inteligentes economistas cocinan teorías sobre las razones por las cuales la sobrevaluación es factible" (esta es la peor fase, porque configura la plataforma del colapso ulterior), hasta que la pirámide creada se derrumba cuando todos los bancos centrales asiáticos juntos sean incapaces de detener el desplome. Acepta que se puede gestar "un aterrizaje suave, pero que la probabilidad de un aterrizaje duro ha superado el 25 por ciento y cada día se acentúa más" (Daily Times, 15/11/04). En el mismo tenor, Robert Reich, anterior clintoniano secretario del Trabajo, expresó ante 200 hombres de negocios de Canadá que "la política exterior no puede ser desconectada de la política económica nacional", por lo que el "unilateralismo ha tenido un efecto boomerang en los negocios globales de Estados Unidos" (Vancouver Sun, 25/09/04).
LAS ESPELUZNANTES amenazas que infunde Cheney en forma sádica al atarantado electorado estadunidense son atenuadas por la candidez desbordante de Greenspan, el mago desahuciado, quien se la pasa engañando a los "mercados" (y a quienes les conviene dejarse engatusar) sobre el gran desempeño de la economía estadunidense. Tan irreales Cheney como Greenspan, pero en sentido inverso: porque el verdadero terror radica en la economía de Estados Unidos, infinitamente más que en el montaje hollywoodense de la guerra contra Osama Bin Laden, quien al parecer falleció hace dos años, como aseguró en su momento Robert Burns de la agencia Ap (26/04/02) y en lo que concuerdan al parecer los servicios secretos israelíes (World Tribune, 16/10/02), el gran aliado de Estados Unidos y presidente paquistaní Pervez Musharraf (CNN, 19/01/02) y el periódico egipcio Al-Wafd (26/12/01), ya no se diga un sector de la prensa francesa. En forma impactante, Christopher Bollyn afirma que el reciente video de Osama Bin Laden (quien votó virtualmente en favor de Bush) no fue verificado por nadie, menos por los "medios" que lo transmitieron mansamente, salvo por la CIA que bendijo su "alto grado de confiabilidad", lo cual fue avalado por el presidente Bush, mientras que Michael Cooke, editor en jefe del Chicago Sun Times, asegura que fue un "engaño" (Alex Jone's Prison Planet, 02/11/04). Sucede que el espantapájaros islámico de Bin Laden sirve para todos los fines que le confiere mágicamente la dupla Bush-Cheney para avanzar su agenda unilateral, pero que sirve, por encima de todo, para encubrir el estado calamitoso en que se encuentran las finanzas y la economía de Estados Unidos.
LA COLUMNA BUTTONWOOD de The Economist ("La parábola de los gatos", 26/10/04), después de apuntar "el peligro de un desplome del dólar, un precio del petróleo que no cesa de subir, el oro al alza y la disminución del crecimiento mundial", confiesa su "presentimiento desagradable de que algo peor está almacenado". ƑTodavía puede existir algo peor? šClaro que sí!: la implosión de los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) que Warren Buffett, el segundo hombre más rico de Estados Unidos, ha catalogado como "armas financieras de destrucción masiva". Peor aún: pone el dedo en la llaga al advertir que no se sabe como operará este mercado especulativo de alto riesgo en medio de un desplome bursátil.
WILHELM HANKEL, ECONOMISTA alemán de altos vuelos, alertó sobre "la inminencia de un viernes negro en los hedge funds, fondos altamente especulativos, o en los bienes raíces". Refiere que, de nueva cuenta, como en 1929, los bancos centrales van probablemente a reaccionar en el sentido inadecuado, al elevar las tasas de interés que provocarán el estallido de la burbuja. La explosión del viernes negro de 1929 se debió a la misma razón: especulación crediticia financiera (entrevista al periódico alemán Koelner Stadtanzeiger, 25/10/04).
POR LO PRONTO, después de una votación reñida de tres en favor y dos en contra (Ƒqué no está polarizado en Estados Unidos?), la reguladora bursátil neoyorkina (SEC, por sus siglas en inglés) decidió "imponer una nueva vigilancia a los desregulados hedge funds" (Los Angeles Times, 27/10/04). En anticipación de los tiempos re-regulatorios que vienen, lo más interesante fue que el presidente de la SEC, el republicano Donald Donaldson, se sumó a los dos votos de los demócratas.
|