México D.F. Miércoles 3 de noviembre de 2004
El 31 de julio de 1983, la más reciente
fecha en que se instaló el jurado de procedencia
Bastaron 32 días para quitar el fuero a Díaz
Serrano por fraude contra Pemex
Tras entregarse ante un juez, permaneció en la
cárcel el resto del sexenio de De la Madrid
JUAN BALBOA
"He venido aquí con el objeto de ponerme a su disposición,
de limpiar mi nombre y mostrar mi inocencia; estoy a sus órdenes,
señor juez". Esas fueron las palabras que el entonces senador y
ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) Jorge Díaz Serrano
pronunció al entregarse voluntariamente ante el juez noveno de distrito,
Jorge Reyes Tayabas, cuatro horas después de ser desaforado.
Así
lo registran en sus páginas los principales diarios el 31 de julio
de 1983. Esta fue la más reciente ocasión en que la Cámara
de Diputados se erigió en jurado de procedencia para desaforar a
un legislador. Eran los inicios del gobierno de Miguel de la Madrid. Se
dejaba sentir todo el peso del Estado contra el que fue considerado el
segundo hombre más poderoso en el gobierno de José López
Portillo.
En tan sólo 32 días (del 29 de junio al
30 de julio) la Cámara de Diputados, integrada mayoritariamente
por legisladores del PRI, aprobó el desafuero del entonces senador
por Sonora. Todo el proceso se derivó de una decisión presidencial
-ese es el registro que hicieron la mayoría de los periódicos-
y pudo transitar sin cortapisas porque el jefe del Ejecutivo activó
el aparato de Estado, y las fracciones legislativas de los partidos Socialista
Unificado de México (PSUM) y Acción Nacional (PAN) no se
opusieron.
El ex director de Pemex fue víctima de fuego cruzado:
de un lado, el Poder Ejecutivo, con la anuencia del Legislativo y, por
otro, la campaña mediática de los principales diarios mexicanos,
con pocas excepciones, en contra del político más cercano
al ex presidente José López Portillo.
La prensa ante el desafuero
La última quincena de junio de 1983 todos los diarios,
sin excepción, mantenían su atención en el Grupo Contadora,
que habría de reunirse en la ciudad de Cancún para tratar
de aliviar el enfrentamiento bélico en América Central. El
22 de junio de ese año, el senador Díaz Serrano publicó
en un diario de circulación nacional un artículo sobre la
democracia en México. El 29 de junio el legislador volvía
a aparecer en las planas de opinión con otra publicación
sobre la inversión, pero desconocía que el mismo día
(28 de junio de 1983) que entregó su artículo, la Procuraduría
General de la República (PGR) anunciaba que, con base en la denuncia
presentada por la Contraloría General de la Federación, solicitaba
al Congreso de la Unión su desafuero para ejercitar acción
penal en su contra por ser presunto responsable de un fraude contra Petróleos
Mexicanos.
Todos los diarios de circulación nacional dieron
a conocer la noticia: "Acusa la PGR a Díaz Serrano de fraude por
5,100 millones". La información de los medios se basaba, exclusivamente,
en un documento oficial, el mismo que la PGR entregó en sesión
secreta a la Comisión Permanente de la 52 Legislatura.
La mayoría de los periódicos se mantuvo
en una sola línea editorial: criticaron la labor del ex director
de Pemex y expresaron su satisfacción por el proceso de desafuero
del entonces senador por Sonora. En la opinión periodística
había grandes contrastes: mientras el destacado columnista Manuel
Buendía formulaba una crítica virulenta -"jefe de una banda
de estafadores", le llamaba-, el escritor Fernando Benítez defendía
a quien consideraba su amigo.
En los primeros días sólo un diario publicó
un editorial y un artículo haciendo referencia a la ruptura del
presidente Miguel de la Madrid con su antecesor, José López
Portillo. Señalaba con rigor: "Si hubiera que reunir en tres palabras
el afán político del gobierno lamadridiano, los emisarios
del pasado quizá estarían de acuerdo en que el rasgo dominante
es la voluntad de romper con lo de antes..."
Todo el proceso de desafuero en contra del también
ex embajador en la hoy desaparecida Unión Soviética transitó
con una rapidez sorprendente por todas las etapas procesales. En nueve
días las comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales
y de Justicia determinaron que procedía el requerimiento de remoción
del fuero constitucional del senador.
El actual procurador general de Justicia del Distrito
Federal, Bernardo Bátiz, jugó un papel importante en el proceso,
primero porque formaba parte de la Comisión de Gobernación
y Puntos Constitucionales; segundo, porque era el coordinador de la fracción
parlamentaria del PAN.
En un artículo publicado en La Jornada el
2 de abril de 2000, Bátiz recuerda así su participación:
"...Me correspondió entonces, como integrante de
la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, analizar
el expediente junto con los demás integrantes de esa comisión
y con los de la de Justicia, y no me quedó duda: de la documentación
aportada por la procuraduría se desprendían elementos que
hacían probable la responsabilidad del acusado; ciertamente la Cámara
no juzgó si éste era o no culpable, únicamente determinó
si había elementos suficientes para sujetarlo al proceso penal."
El proceso de desafuero de Díaz Serrano fue el
tema principal en los medios de comunicación. Las declaraciones
de los priístas versaban sobre lo mismo. Miguel González
Avelar y Humberto Lugo Gil, los hombres del PRI que controlaban las dos
cámaras, aparecían cotidianamente haciendo planteamientos
que muchas veces no correspondían a la realidad política
que se estaba viviendo: "El proceso se conduce con estricto apego a derecho
y sin prisa"
Los medios impresos publicaban otra versión. Destacaban,
por ejemplo, que el proceso sucedía a gran velocidad: sólo
tres días para defenderse ante la sección instructora; sus
dos testigos claves, Antonio Montes de Oca y Agustín Straffon Ortega,
simplemente no acudieron a comparecer, argumentando problemas laborales;
fueron desechadas todas las pruebas periciales presentadas por el ex funcionario
y en tan sólo 32 días le fue retirado el fuero constitucional.
Las crónicas periodísticas destacan el hecho
de que minutos antes de que los 364 legisladores (no asistieron 36 diputados),
por unanimidad, le quitaran el fuero, Díaz Serrano subió
a la tribuna de la Cámara de Diputados para hacer su defensa. Sabía
que sería desaforado y detenido por elementos de la Policía
Judicial Federal al mando de Florentino Ventura. Tenía conocimiento
que el propio procurador general de la República, Sergio García
Ramírez, se encontraba en el recinto legislativo.
El ex director de Pemex mantuvo su alegada inocencia y
cuestionó todo el juicio; insistió en que se violó
la Constitución en el juicio de procedencia; sostuvo hasta el final
que no había pruebas ciertas de su responsabilidad y calificó
de "dudosa veracidad" las versiones de los testigos y versiones que tomó
en cuenta la PGR.
Los registros de los diarios confirman que Díaz
Serrano no fue detenido en el Congreso de la Unión. En su automóvil
se dirigió, seguido por Florentino Ventura, a su casa en Lomas de
Chapultepec. Hizo su maleta, buscó algunos libros y marchó
a entregarse al juez noveno de distrito, Jorge Reyes Tayabas. "Estoy a
sus órdenes", dijo al presentarse ante el juzgador, según
escribieron varios periodistas.
A las 20:50 horas del 30 de julio de 1983 traspasaba la
puerta del Reclusorio Sur. Con el número 66/83 se libró la
orden de aprehensión en contra del ingeniero Jorge Díaz Serrano
por la presunta responsabilidad de fraude contra Petróleos Mexicanos.
Todo el resto del sexenio de Miguel de la Madrid lo pasó en la cárcel.
Aquella instructora
José Luis Lamadrid (PRI)
Mariano Piña Olaya (PRI)
César Vieyra (PRI)
Juan José Hinojosa (PAN) |
Diputados que repiten
Manlio Fabio Beltrones (PRI)
Sami David David (PRI)
Carlos Jiménez Macías (PRI)
Iván García Solís (antes PSUM,
ahora PRD) |
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