México D.F. Martes 2 de noviembre de 2004
Rafael Lozano-Hemmer mostrará cinco instalaciones
en la Galería OMR
Cámaras de videovigilancia orwelliana, tema
central de una exposición
''Si tenemos que convivir con ellas, ¿qué
podemos hacer para pervertirlas'', ironiza
MERRY MAC MASTERS
Las cámaras de vigilancia están aquí
para quedarse. El ojo orwelliano, que todo observa, una vez abierto no
se volverá a cerrar.
Con las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el
acto patriota y la situación de control que se vive, las pantallas
de monitoreo se han vuelto el tema central de la exposición de cinco
instalaciones que el artista electrónico Rafael Lozano-Hemmer (Distrito
Federal, 1967) inaugurará el sábado 6, a las 12 horas, en
la Galería OMR (Plaza Río de Janeiro 54, colonia Roma).
Para
Lozano-Hemmer, ''ahorita en Estados Unidos, con el acto patriota, hay una
serie de intervenciones muy fuertes sobre el espacio público, donde
hay cámaras que, por ejemplo, identifican los rasgos visibles de
la cara y clasifican a uno en cuanto a grupo étnico. Como todo es
invisible, hasta cierto punto, lo damos por hecho".
Considera ''sanas" tanto sus intervenciones, como las
de muchos otros artistas que trabajan el tema de la vigilancia, porque
''al final nos hacen cuestionar cómo estas cámaras distorsionan
la visión de la realidad que no capturan".
No sólo se pierde la dimensión de las cosas,
sino ''perdimos la batalla", afirma el entrevistado, quien tiene estudios
en Canadá y España.
''Trabajo con las cámaras de vigilancia totalmente
consciente del hecho de que están aquí para quedarse. De
que el espacio privado ya no existe.
''Entonces, lo interesante es pensar, bueno, si vamos
a tener que convivir con estas cámaras, ¿qué podemos
hacer para pervertirlas un poquito? ¿Qué se puede hacer con
estas cámaras que devenga obra de arte, en expresión, en
crítica o en poesía?"
Muy mala karma
Lozano-Hemmer llama ''superproblemática" la cámara
que utiliza para la pieza Standards & double standards, que
consiste en una secuencia de cinturones abrochados de hombre, colgados
del techo a la altura de una cintura invisible, cuyas hebillas giran automáticamente
hacia quien invade su espacio. (Cuando hay varias personas, cada quien
controla los cinturones más cercanos, pero los que quedan fuera
de esas áreas empiezan a girar como si se tratara de ''agua en turbulencia").
Dicha cámara tiene ''muy mala karma", porque ''de
hecho, la fabrica una compañía en la cual tiene participaciones
Dick Chenney, el actual vicepresidente de Estados Unidos.
''Son cámaras que se utilizan en la frontera con
México para detectar la entrada de inmigrantes. Cuando uno la compra
es como si estuviera adquiriendo una Magnum, pero en este caso es
la pistola electrónica.
''Estas cámaras nos sirven para utilizar la tecnología
y criticar a la misma. Es decir, a sabiendas de que está aquí
para quedarse, pues la tecnología es el lenguaje de nuestra cultura
hoy por hoy."
Como parte de Standards & double standards,
al artista le gusta poner una pantalla que muestre lo que el sensor de
cámara capta.
Así, las personas ''ven cómo son observadas
y cómo sus cuerpos controla todos los cinturones. Los monitores
que nos muestran las cámaras están siempre en cuartos de
control con acceso muy limitado a la policía o a las autoridades.
''Me interesa siempre darle la vuelta a esta idea. ¿Qué
ocurriría si de repente todas nuestras cámaras de vigilancia
en las calles se convirtieran en proyectores?"
Vigilancia y simetría del poder
Otra de las obras de Rafael Lozano-Hemmer, Tensión
superficial, de hecho el artista la presentó por primera vez
en 1991.
Ahora la revive en la medida que muchos creadores han
trabajado la visión orwelliana. La pieza consiste en una pantalla
grande con un ojo gigante que, mediante una cámara conectada a una
computadora, detecta al visitante, a quien persigue por los lugares adonde
vaya.
''Es una forma de materializar la vigilancia, pero mediante
una simetría del poder", apunta Lozano-Hemmer.
La instalación Circuito cerrado emplea cintas
amarillas con la inscripción ''atención, circuito cerrado".
Mi
esperanza, manifiesta el expositor, es que la gente se las lleve para ponerlas
debajo de las cámaras de vigilancia de los bancos, hospitales, para
que ''todos estemos mucho más alertas a esta imposición electrónica
que marca nuestros espacios".
Basado en hechos reales es una intervención
ejecutada en varios puntos, entre públicos y privados, entre emblemáticos
y nacionales de la ciudad de México: el Angel de la Independencia,
el Centro Histórico, la zona comercial de Santa Fe.
Lozano-Hemmer y su equipo colocaron una de sus cámaras
junto a la de vigilancia de esos sitios, para filmar el momento en que
alguien sube a taparla con la mano.
El artista expresa interés por la idea de la deformación.
De pensar que estas cámaras no registran la realidad, sino las deformaciones.
La última instalación Caguamas sinápticas
consiste en 30 botellas de cerveza de la marca Indio puestas sobre una
mesa de cantina y controladas por unos motores.
En constante movimiento, las caguamas giran para
simular las conexiones neuronales en el cerebro. Para la realización
de este ''retrato alcohólico del cerebro" se trabajó con
un neurólogo en Canadá.
Dentro de sus actividades en México, el domingo
7 Lozano-Hemmer impartirá una conferencia sobre el espacio público
y su transformación en el Centro Nacional de las Artes (avenida
Río Churubusco y calzada de Tlalpan).
Su pieza Público subtitulado formará
parte del Salón Bancomer que el día 22 será inaugurado
en el Museo de Arte Moderno.
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