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México D.F. Martes 2 de noviembre de 2004
Los medios, más preocupados por sus ganancias
que por contar la verdad, señala
Padece el pueblo estadunidense "ignorancia voluntaria":
John Sayles
Admite el cineasta independiente que existe "una gran
batalla cultural" en EU
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 1º de noviembre. Una
de las preguntas más difíciles sobre este país es
cómo es posible que el pueblo siga apoyando, o por lo menos aceptando,
políticas y políticos que lo han engañado, que ha
matado a miles, que ha perdido empleos y ha anulado libertades civiles
básicas.
En
todo el mundo hay muchos que siguen con preocupación el proceso
electoral en Estados Unidos, y en este país -a pesar de lo que se
perfila como una de las contiendas electorales más peleadas en mucho
tiempo-, también hay millones a quienes este gran ejercicio democrático
les parece importar poco o nada.
Gane quien gane, estas dinámicas sociales y culturales
continuarán como parte de la realidad estadunidense. Para entender
esta coyuntura, o al menos intentarlo, La Jornada preguntó
a uno de los intérpretes de la realidad estadunidense contemporánea
más agudos y progresistas, el director y guionista de cine, novelista
y ensayista John Sayles.
Al ponderar estas preguntas, Sayles señala que
un factor clave para explicarlo es la "ignorancia voluntaria" de un pueblo
relativamente próspero que se da el lujo de optar por no participar
en la política y cuyos medios masivos no cumplen con su responsabilidad
de informar la verdad.
"Si te enteras de algo, tienes que abordarlo de una u
otra manera. O tienes que sentirte culpable por lo que está ocurriendo,
o defensivo por lo que ocurre, o hacer algo por lo que pasa si consideras
que está mal. Simplemente es más fácil no saber",
dice.
Sayles, uno de los directores de cine independiente estadunidense
más reconocidos (Matewan, Men with Guns, Lone Star, Secret of
Roan Inish, y más recientemente Silver City) siempre
se centra en el contexto social y cultural del pueblo estadunidense, su
historia de lucha, sus traiciones a sí mismo, sus héroes
comunes, y la experiencia del enfrentamiento permanente entre el poder
y la dignidad. También ha escrito novelas como Gusanos y
Anarchist Convention, y ensayos sobre la historia del cine y su
relación a la historia de su país.
Es más fácil no saber
En Estados Unidos, señala, el problema no es que
la gente no cuente con información, sino que opta por no saberla.
"Es una ignorancia voluntaria", insiste.
"Es más fácil decir que hay decisiones muy
complejas que se deben dejar en manos de los profesionales... nadie quiere
saber los detalles. Porque si uno se entera de los detalles, entonces debe
enfrentarse a ellos y asumir responsabilidades". Ofrece un ejemplo dramático:
"es por esto que la gente que entra a una clínica de abortos no
quiere ver la imagen de un feto abortado. Yo no estoy en contra del aborto,
pero creo que se debe saber lo que ocurre si se está en tal o cual
mes. Pero es más fácil no saberlo. Es más fácil
dejar en lo abstracto lo que uno está haciendo. Y creo que todos
los seres humanos tienden a esto. Si uno quiere sentirse bien con uno mismo,
o sentirse bien con su país o su sociedad, es más fácil
no saber ciertas cosas".
No es un fenómeno particularmente estadunidense,
dice, sino que la gente hace esto en todos los países. Pero explica
en parte esta coyuntura electoral, y por qué sigue existiendo tanto
apoyo a políticas y políticos que parecerían obrar
en contra de los intereses de las grandes mayorías resultando en
que para muchos, fuera de este país, es una competencia electoral
tan cerrada al llegar al día de las elecciones.
Esta "ignorancia voluntaria", añade, es nutrida
por los medios masivos que no están contando toda la verdad. "Hemos
llegado al punto donde los medios están tan inmersos, tan subordinados,
o tan preocupados con sus ganancias que si cuentan la verdad con cualquier
profundidad sus ratings se desplomarían y serían menos
populares, por lo que deciden no contar toda la verdad, ni nada que se
le parezca... No hay nada en Fahrenheit 9-11 que no debiera haber
sido informado por los medios institucionales hace tres años, y
creo que Michael Moore se dio cuenta y dijo espérate, la gente debe
enterarse de esto, cómo es que no lo saben".
"Entre más drogada esté la población,
menos problemas te dará. Si son literalmente drogas o la droga del
entretenimiento, el resultado es el mismo", algo que han practicado los
últimos gobiernos de este país, tanto demócratas como
republicanos, acusa Sayles.
La idea es mantener a un amplio sector en calidad no de
trabajadores, sino de consumidores, "en una situación en la cual
podrían no estar muy bien, pero no van a causar problemas, y en
la que van a seguir consumiendo. Mucha gente se ha convertido en esto,
se ha reducido a esto, y sólo se involucrarán hasta ahí
(como consumidores)". Esta gente recibe muy poca información nacional,
los medios locales casi no ofrecen nada sobre el mundo. "La mayoría
del tiempo mucha gente está intentando sobrevivir y ve la televisión
para divertirse... y eso es algo que promueven aquí".
Aunque dijo que es difícil evaluar el impacto que
han tenido estas iniciativas culturales, como sus películas, las
de Moore, los conciertos de Bruce Springsteen y otros, todos con el propósito
de sacar a Bush de la Casa Blanca, señaló que "las artes
cuentistas" como estas intentan llenar precisamente ese vacío que
dejan los medios masivos.
Ante públicos que no desean "enfrentar lo que los
incomoda, sin importar los hechos que le son presentados", el arte de "contar
cuentos" es otra manera de "provocar que la gente piense en cosas que ha
evadido, que ocurren en el mundo pero que no desean abordar".
Tras indicar que el pueblo estadunidense vive muy aislado
y en gran medida desinteresado e ignorante de lo que pasa en el resto del
mundo, Sayles también señala que sí hay una gran batalla
cultural aquí. Aunque no ha alcanzado lo que se vivió en
los años de la guerra de Vietnam, advierte que si se impone un servicio
militar obligatorio brotará mucha más desobediencia civil
en este país.
A la vez, dijo que en esta coyuntura electoral "si la
elección es muy cerrada y se percibe que fue robada de nuevo en
las casillas, habrá mucha desobediencia civil".
Pero al preguntarle cómo explica el apoyo popular
a Bush y sus políticas, Sayles señala que para empezar, sólo
fue una cuarta parte del electorado la que votó por Bush hace cuatro
años. De estos, dice, hay una base dura, muy reducida, que se mueve
en torno a su fe y no al razonamiento, "votan por su emoción y artículos
de fe, con su idea de Dios sobre todo lo demás, si Bush parece ser
el candidato contra el aborto, si es el candidato más cercano a
Jesús, o lleva a Medio Oriente hacia los días del juicio
final, votan por él".
Junto a ese sector, agregó, hay uno en todo país
que es el reaccionario y agresivo a toda influencia extranjera, "convencido
de que todo lo que hace tu lado es lo correcto y los demás simplemente
no son importantes. Estos son los fascistas en algunos países, o
los nazis, o los camisas azules, o los estalinistas de línea dura
en otros más. Pero son un segmento de un tipo nacionalista machista".
Esto está vinculado con el racismo histórico
de Estados Unidos, algo que se expresa hoy claramente en la guerra contra
Irak, "no son ninguna mayoría aquí, pero su base dura que
dice que esos son árabes infieles y nosotros somos cristianos blancos
que debemos matar a todos aquellos que no se sujetan a la línea".
El voto del miedo
Por otro lado están los que votarán en favor
de Bush por temor. "Estados Unidos nunca había sido atacado así...
y esto hizo temblar a muchos. No quieren saber los detalles, sólo
quieren saber que alguien está tomando la ofensiva de manera agresiva,
que alguien allá muera, y creen que es mejor que ocurra allá
que permitir que ocurra aquí otra vez".
Sayles recuerda que hay quienes no votarán. "Bueno,
algunos de ellos tienen un argumento convincente, el cual es que de manera
inmediata las elecciones no los afectan. Si no has tenido empleo y estás
en una familia donde el hombre de la casa no ha tenido trabajo durante
dos o tres generaciones, y has pasado por presidencias demócratas
y republicanas, y si tal vez te reclutan para las fuerzas armadas, tal
vez lo que ocurra, ya no importa. Es un sector social en niveles donde
ya se sienten tan enajenados, sin poder, y tan cínicos de su habilidad
de afectar cualquier cosa o la capacidad de la política para afectar
sus vidas, que simplemente se han apagado".
En términos socioeconómicos, Sayles considera
que Estados Unidos cada día sigue más el modelo de México,
una sociedad con "una clase media, mucha gente abajo con casi nada, y unos
cuantos hasta arriba que son dueños de casi todo". Agrega que "eso
fue lo que ocurrió en Argentina y está ocurriendo más
y más en Estados Unidos. Cada generación de trabajadores
aquí están trabajando más y obteniendo menos por su
labor".
Por todo esto, dice Sayles, los esfuerzos de artistas
y de otros no son sólo para llenar el vacío de información,
"sino para ser un tipo de despertador que diga: ¿qué no entiendes
lo que pasa aquí?"
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