De Alberto Cortés y Roco, la película será estrenada mañana en Canal 22

Otros nosotros: México, ciudad hip-hop, nuevo y bravo grafiti documental

El trabajo está constituido por esas nuevas formas de vida que emergen de las venas subterráneas de la urbe, que se expresan mediante la música, el grafiti y el baile callejero, señala Bellinghausen

JORGE CABALLERO

Otros nosotros: México, ciudad hip-hop es el título del documental dirigido y escrito por el cinerrealizador Alberto Cortés (Amor a la vuelta de la esquina, Ciudad de ciegos) y el músico/investigador Rolando Ortega, mejor conocido como Roco, vocalista de Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio, que se estrenará este jueves 28 de octubre a las 21 horas por Canal 22.

Hermann Bellinghausen, presentador de este trabajo, afirma: "Es una propuesta para mirar con otros ojos lo diverso, un puente para cruzar al otro lado, para vernos de manera siempre distinta, para conocernos y reconocernos. Es una conexión que nos acerca a esos otros mundos, a esos otros Méxicos que somos, a esas ciudades que al mismo tiempo coexisten y constituyen ésta misma".

Bellinghausen informa: "Es el primer proyecto de una serie documental que permite aproximarse a esos Méxicos que llevamos dentro y que están ahí, pero que no se miran de por sí. Valiéndose de la música, la palabra, la gráfica y la danza se descubren todos esos otros nosotros que también somos tú y yo.

"Roco -precisa el periodista- nos invita a conocer esa otra ciudad posible; guiados por su sensibilidad y su voz, seguimos sus pasos por los laberintos urbanos para encontrar ese México, ciudad hip-hop. Una travesía que nos lleva por la ciudad y sus barrios, desde Neza, Iztapalapa, Xochimilco o Tlalpan, hasta el corazón mismo de la ciudad. El recorrido forma una gran lienzo trazado y pintado con historias que le dan forma y color a la vida urbana.

"Aztec, Aser, Youalli, Humo, Gogo, Mibe y Big B son personajes en este viaje por la ciudad, que se apoderan de la pantalla y hacen suyo el discurso de las imágenes y del sonido. Su mirada nos ayuda a ver de otra manera las palabras y colores en los muros, a escuchar distinto los nuevos corridos y crónicas citadinas de los ritmos adaptados a la palabra, scratches que reiventan los sonidos de la ciudad y la música popular mexicana. Nos descubren el baile sobre el asfalto y la vocación acrobática de los B-boys."

Al ahondar en el tema de la cultura hip-hop, Bellinghausen expresa que "nuevas formas de vida emergen de las venas subterráneas de la ciudad. Tribus que viven y comparten, que se expresan por medio de la música, la poesía, el grafiti y el baile callejero, cuatro elementos de una cultura urbana y global. Otros nosotros: México, ciudad hip-hop es visto como un gran libro que escriben sus habitantes todos los días".

Infalibles códigos de identidad

Bellinghausen habló además de la condición de esta cultura juvenil: "De poquitos en poquitos, compactos pero expansivos y conscientes de ser muchos en el fondo, han creado, muy creativamente, infalibles códigos de la identidad. Establecen cruces. Cada uno es radical a su manera. A veces lucen peligrosos (consiguen parecerlo), pero también parecen mansos. Se dan el lujo de ser tiernos porque se saben bravos. Se saben buenos. Su identidad para ellos es clara, y se lo hacen saber al resto. De uno u otro modo, se consideran en lucha. Dan batallas, se pintan muros legales o ilegales y se toman una foto para que les crean, cantan a gritos lo que quieren. Precarios, pero firmes, han conquistado espacios mínimos de tierra liberada. Hay un chingo de gente en estas calles queriendo decir algo. Especialmente por medio de la música asociada a la palabra, y notablemente, en los muros.

"Los llamábamos bandas. Ahora se quieren llamar tribus, clanes, castas, crews, colectivos... o bandas. Según. Y son muchos quienes los acompañan, incluidas sus familias. La vasta base social de humanidad que los rodea. No se marginan; donde ellos están es el margen. Trágame ciudad, parecen gritar".

Al referirse al desafío que representa el espacio, Bellinghausen señala que "la lucha por el espacio vital por la sobrevivencia física, mental y emocional, además de multitudinaria, será reñida y quizá terrible. La ciudad de México y su área metropolitana de nuevo van por delante de la pelotera mundial. Aquí el Apocalipsis ya fue, y para el poder sólo queda ordenarlo, apuntalarlo y trazar bien claro las líneas divisorias. El poder como actualmente lo conocemos necesaria del apartheid y los patrullajes forzosos de helicópteros, tanquetas y armadura para mantener el control.

"Los muros se han puesto a hablar. Mejor dicho, proliferan y maduran las tribus urbanas que han decidido hacer hablar a las paredes, por las buenas o subrepticiamente. En pocos años recientes, la de México se ha convertido en una de las ciudades más y mejor grafitadas del mundo. ƑArte? Profanarte. Alternarte. Punzarte. Zafarte. Animarte. Aliviarte. Rayarte. Liberarte.

"Basta mirar alrededor en avenidas y callejones, fachadas nice, bardas, torres eléctricas, tinacos, casetas, puentes, vagones de ferrocarril, traíleres, carros abandonados, cortinas metálicas, bodegas, donde espantan autobuses. Con auténtico horror al vacío, los grafiteros se tiran sobre todo lo que se mueva o no se mueva. Y como reza una barda en Tlalpan: 'Un muro sin grafiti no es un muro'.

"Al topar con el límite, las tribus constituyen una mayoría y un desafío. 'Distrito Federal, paraíso del rapero', reconoce La Vieja Guardia, una tripulación de grafiteros, danzantes de break, diyéis y MC (maestros de ceremonia con mucho que decir). Incómodos, frescos, a contra corriente, inquietante en cuanto reales, proliferan los pelados. Oyendo estas voces enojadas o irónicas, uno encuentra que puede que México no corra peligro, pero está muy vivo".