En 1954 fue el primer latinoamericano campeón de bateo en las Grandes Ligas

Falleció Beto Avila, gloria del beisbol mexicano

ANDRES T. MORALES CORRESPONSAL

Veracruz, Ver., 26 de octubre. El más importante beisbolista mexicano en Las Grandes Ligas, Roberto Beto Avila González, murió hoy por la noche a los 80 años de edad a causa de una complicación cardiaca y una infección en los pulmones que se complicó por la diabetes que padecía desde hace varios años. Le sobreviven su esposa, cuatro hijos, 11 nietos y un bisnietos.

El segunda base veracruzano, considerado uno de los máximos exponentes mexicanos del beisbol en Estados Unidos, quien se coronó campeón de bateo el 26 de setiembre de 1954 con Indios de Cleveland.

Avila nació el 2 de abril de 1924 en este puerto y conquistó el campeonato de bateo de la Liga Mexicana en 1947, con la franela de Pericos de Puebla.

Su contrato fue adquirido en 1948 por Indios de Cleveland, para ocupar el lugar de Joe Flash Gordon y se adueñó de la posición en 1950.

El pasado fin de semana la infección pulmonar que padecía el ex beisbolista le provocó un shock diabético, el cual pudo superar por su fuerte constitución física.

Beto Avila también fue alcalde de Veracruz y durante las 11 temporadas que actuó en la Gran Carpa participó en mil 300 juegos, acumuló un porcentaje de bateo de .281, con 80 jonrones y 467 carreras producidas.

Colgó los spikes en 1961 con Tigres, cuando ganó el equipo ganó gallardete mexicano. En su última temporada en la pelota bateó .333 implantó el récord de 125 carreras anotadas.

El pasado fin de semana el ex beisbolista ingresó a una clínica privada del puerto con un cuadro de infarto cardiaco, que se complicó con la infección en los pulmones y la diabetes. En el recientes mes también estuvo internado en un hospital de Texas.

Actualmente dos estadios llevan su nombre: uno en Boca del Río y el otro en Cancún, Quintana Roo.

La última temporada de la Liga Mexicana fue dedicada al deportista al cumplir sus 50 años como campeón de la liga estadunidense.

Fue un próspero negociante en lo privado con inversiones en gasolinerías y desmantelamiento de barcos.