México D.F. Miércoles 27 de octubre de 2004
Severas críticas a la hipocresía
en tiempos de campaña mediante el humor satírico
Programa ficticio de noticias, foro de rigor para los
políticos estadunidenses
Colocar un cerebro en el cráneo de Bush, entre
los novedosos juegos por Internet
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington
y Nueva York, 26 de octubre. John Kerry optó por presentarse
en este programa de televisión para su primera entrevista con los
medios inmediatamente después de ser nominado como el candidato
presidencial del Partido Demócrata. Fue en este mismo programa que
su ahora compañero de fórmula John Edwards declaró
su intención de ser precandidato presidencial. Aquí también
han aparecido la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, el presidente
del Partido Republicano Ed Gillispie, el periodista Seymour Hersh, el ex
presidente Bill Clinton, el senador republicano John McCain, además
de algunos de los actores, artistas y comentaristas más conocidos
del país.
Este programa se ha convertido en un foro de rigor para
todo político y otros con ambiciones y uno de los programas de televisión
más influyente en esta coyuntura política electoral.
El programa ha ganado cinco premios Emmy (el mayor premio
del mundo de la televisión) y un Peabody (entre los mejores reconocimientos
al periodismo). Tiene más de un millón de televidentes y
es considerado tal vez la fuente más importante de noticias para
jóvenes de entre 18 y 29 años, de los cuales captura un número
parecido a los que ven los tres noticieros nacionales de televisión
de ABC, CBS y NBC. La Asociación de Críticos de Televisión
le otorgó el premio para el mejor programa de noticias e información
del año.
El conductor y su equipo de colaboradores han publicado
un libro América (El libro): una guía ciudadana a la democracia
in-acción, un tipo de texto civismo que es el número
uno en la lista de los bestseller del New York Times.
Su cobertura de esta elección, de las convenciones
políticas, y temas como la guerra en Irak y el papel de la religión
en la política son parte del debate popular. Y quizá cuenta
con el público más informado de todos los programas de noticias
y de debate en Estados Unidos.
Ah, sí, casi se nos olvida: es un noticiario ficticio,
o como dice uno de sus lemas: "el nombre más confiado en noticias
falsificadas". El conductor y sus corresponsales son cómicos, maestros
en ironía. Pero este programa ofrece la crítica más
seria de la política y de los medios que la cubren. The Daily
Show es conducido por el cómico Jon Stewart y trasmitido cuatro
días a la semana sólo por cable en la cadena de Comedy Central.
Stewart, quien tomó el papel de "locutor" y entrevistador
en el programa de media hora en enero de 1999, ha triplicado su audiencia
a más de un millón de televidentes cada noche con una combinación
de ironía y un instinto satírico, a veces devastador, cuyo
eje es atacar la mendacidad, arrogancia y estupidez tanto de los políticos
y otras figuras públicas como de los medios por formar parte integral
de ese juego.
Anoche, Stewart mostró un segmento de una entrevista
ese día con Dick Cheney en un programa nacional de noticias, donde
afirmó que todos los iraquíes con quien había hablado
le habían expresado su gratitud por la invasión estadunidense.
Stewart detiene la imagen y pregunta a su público: "señor
vicepresidente, ¿le has preguntado a los que tienen las bombas?
Parecen estar un poco enojados".
El formato del programa es casi siempre el mismo: un resumen
de dos o tres noticias importantes, seguido por "reportajes" de sus cuatro
"corresponsales", un grupo de cómicos con un talento extraordinario
para hacer parodias de sus contrapartes reales.
Los segmentos sobre la elección se llaman "Indecisión
2004". A veces pretenden cubrir algo como la Casa Blanca o hasta
estar en Irak cubriendo las batallas. Otras veces están realmente
en los recintos del poder.
Por ejemplo, sus corresponsales cubrieron las convenciones
nacionales demócrata y republicana, entrevistando a delegados, políticos
y hasta los presidentes de cada convención. Al final hay un invitado
que es entrevistado por Stewart, a veces con preguntas serias, a veces
desafiándolos a que hagan bromas sobre ellos mismos u otros.
Stewart ha sido entrevistado por Ted Koppel de ABC News,
esta semana 60 Minutes de CBS News le hizo un perfil, y hace un
par de semanas apareció en Crossfire de CNN, donde sorprendió
a los anfitriones al acusarlos de alimentar lo peor en la política
estadunidense y no cumplir con sus responsabilidades como periodistas.
"Ustedes tienen una responsabilidad con el discurso público y fracasan
de manera miserable", soltó a los dos sorprendidos conductores que
esperaban una noche de bromas. Todos le afirman que su programa es sumamente
influyente y le preguntan su opinión de su nuevo prestigio y responsabilidad,
a lo que siempre les tiene que recordar "somos un programa cómico".
En una ocasión, empleó su ironía para responder: "Sí,
creo que hemos cambiado al mundo de manera dramática".
El problema para los analistas y periodistas "serios"
es que Stewart y su programa empiezan a tener más peso entre sectores
importantes del público, y de cierta manera, más influencia
que los principales noticieros del país. No porque su público
sea tonto y se crea todo, sino exactamente por lo contrario: según
una investigación del Annenberg Center -uno de los centros sobre
medios más respetados- el público de Stewart está
entre los más inteligentes y enterados políticamente del
auditorio de la televisión.
La investigación concluyó que "los televidentes
del Daily Show tienen mayor conocimiento de las campañas
que los televidentes de los noticieros nacionales y los lectores de periódicos".
Para algunos, el trabajo de Stewart y sus colaboradores
es demasiado controvertido. Wal Mart acaba de cancelar su pedido del libro
al descubrir que contenía una imagen de los jueces de la Suprema
Corte desnudos en una sección que invita al lector a vestirlos.
Stewart es el fenómeno del momento. Hay otros programas
encabezados por cómicos que también buscan un equilibrio
entre el humor satírico o irónico y el debate, entre ellos
el semanal Real Talk de Bill Maher en HBO. Los famosos monólogos
de los conductores de los programas de charla nocturnos, como David Letterman
y Jay Leno, siguen salpicados de bromas políticas. Otros cómicos
famosos -como Chris Rock y George Carlin, junto a decenas más en
todas las ciudades del país-, siguen ofreciendo algunas de las más
severas críticas a la hipocresía política.
Caricaturistas como Aaron McGruder (con su tira comica
Boondocks sindicada en más de 300 periódicos) y la
de Garry Trudeau (Doonesbury), junto con caricaturistas editoriales
como Tom Toles y el elenco del The New Yorker, ofrecen las más
agudas críticas políticas en este país.
Lo más actual en la red
Pero tal vez el terreno más novedoso para el humor
político es Internet, donde hay sitios de chistes políticos
como http://politicalhumor.about.com/od/georgewbush/, hasta videos
y juegos burlándose de uno u otro candidato, o del proceso electoral
en su conjunto. Entre estos está un juego donde uno intenta colocar
un cerebro en el cráneo de Bush (http://www.imgag.com/product/full/ap/3067907/graphic1.swf),
una competencia "musical" entre Kerry y Bush (www.jibjab.com) y
canciones satíricas de campaña como Eres un ojete
(http://www.filmstripinternational.com).
Y eso sí, incontables bromas. Por ejemplo: "Observe
el Día Nacional de la Abstinencia este 2 de noviembre; no Dick o
Bush" (en referencia a Dick Cheney y George W. Bush, pero dick y
bush son palabras coloquiales para referirse a los genitales de
un hombre y una mujer, respectivamente). Además, miles de albures
y consignas humorísticas están en todo tipo de carteles,
calcomanías y botones, como el de "en algún pueblo de Texas
alguien ha perdido a su idiota".
Mientras que muchos sienten temor ante Cheney, Bush, Kerry
y -a quien se le podría olvidar- "los terroristas", por lo menos,
si va a haber un Apocalipsis, nos podremos morir de risa (con el consuelo
que hay algunas señales de inteligencia entre la humanidad, aunque
sólo sean los cómicos).
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